Cambio Climático

El Mar Mediterráneo está cada vez más caliente

El aumento de la temperatura de las aguas puede tener efectos catastróficos para la vida marina

Temperatura de la superficie del Mar Mediterráneo
Temperatura de la superficie del Mar MediterráneoventuskyDominio Público

El Mar Mediterráneo es una masa de agua salada conectada al océano Atlántico por el Estrecho de Gibraltar. Durante su existencia ha sido testigo de terribles sequías, inundaciones, cambios en la flora, la fauna y el alzamiento y caída de grandes civilizaciones. En sus profundidades encontramos las pistas sobre procesos que ocurrieron antes de que los homínidos surcaran sus aguas, como los enormes depósitos de sal de hasta 3 kilómetros de grosor que descansan a 1400 metros de profundidad, las formaciones rocosas que se doblan y retuercen y los restos de antiguas cataratas ahora sumergidas a decenas de metros de profundidad. Una vez comenzó a ser navegado, el mar también empezó a guardar restos de navíos que, al ser encontrados, nos permiten acercarnos a la vida cotidiana de distintas épocas, ya que sus cargamentos nos cuentan historias sobre aquellos tiempos pasados. Actualmente esta cápsula del tiempo acuática se está calentando lentamente y llenando poco a poco de plásticos, tanto en su superficie como en sus profundidades.

Caliente, caliente

Las mediciones de temperatura del Mar Mediterráneo se realizan a diferentes profundidades para observar el gradiente de temperaturas y tener una idea más completa de este complejo sistema. En superficie estas variaciones son más acusadas ya que el agua está en contacto con el aire, que puede sobrepasar los 40 grados Celsius en verano y decrecer hasta varios grados bajo cero en invierno, por eso el agua se calienta o enfría según la estación, pero en las profundidades estas temperaturas son mucho más estables.

Aun así, los datos recogidos por las estaciones de medición españolas como la de muestran cómo la temperatura ha ido en aumento durante estos últimos años a un ritmo más o menos constante de entre 0,6 y 1 grado Celsius por década en la superficie y también se ha observado este calentamiento en las profundidades, aunque a un ritmo menor, cercano a 0,2 grados por década a 80 metros de profundidad.

Este verano se han alcanzado temperaturas de más de 30 grados en algunas costas españolas durante el mes de julio, temperaturas que se han mantenido durante agosto. La calidez inusual del agua puede tener graves consecuencias para la vida marina, que ha de migrar o sumergirse a una mayor profundidad para encontrar las temperaturas necesarias para su correcto desarrollo como puede ser el caso de las barracudas (Sphyraena), el déntol (Dentex dentex), los pulpos (Octopus vulgaris), los congrios (Conger conger) u otros organismos clave para el mantenimiento de los ecosistemas. Los seres vivos que no tienen estas capacidades de movimiento, como las plantas marinas, las algas, y los corales, pueden llegar a morir en masa por los cambios de temperatura súbitos y generar una gran cantidad de materia biológica en descomposición que desequilibre los frágiles ecosistemas marinos.

Imagen de un déntol (Dentex dentex) tomada en la reserva marina de Denia
Imagen de un déntol (Dentex dentex) tomada en la reserva marina de DeniaJosé Carlos PalaciosCC BY-SA

Además de estos cambios en la vida marina actual, el cambio de la temperatura puede favorecer una explosión a ciertas especies invasoras provenientes de aguas más cálidas como las del Mar Rojo, que pueden hacerse fuertes en estos ecosistemas debilitados y acabar con las especies autóctonas. Los ecólogos estiman que un aumento de 2 grados de temperatura en los próximos 30 años hará estos cambios todavía más palpables.

Los huracanes del Mediterráneo

Pero el aumento de las temperaturas no afecta exclusivamente a la vida marina. Una mayor temperatura también significa una mayor evaporación de las aguas y, por tanto, un mayor aporte de vapor a la atmósfera y cambios en las presiones, lo que puede favorecer las condiciones idóneas para que se formen Medicanes; huracanes en el Mediterráneo. El clima generalmente seco de la región mediterránea regula la formación de estos ciclones tropicales, pero en las ocasiones en las que se han formado han causado graves daños por los vientos que han llegado a superar los 150 kilómetros por hora, como en el caso del Ciclón Qendresa de 2014, o que han acabado con vidas humanas, como el ciclón Blas que sufrieron las Islas Baleares en noviembre del 2021. Es muy complicado predecir cuándo van a producirse exactamente estos fenómenos climatológicos extremos, pero sí que se estima que su frecuencia sea mayor en las próximas décadas.

El cambio climático antropogénico es global y afecta a todos y cada uno de los sistemas de La Tierra, incluidos los mares. Hemos llegado a un punto en el que es necesario un cambio real, porque lo que le pase al mar también nos puede acabar afectando a nosotros en forma de una mayor cantidad de noches tropicales en las que sea imposible conciliar el sueño, terribles tormentas que provoquen millones de euros de daños en daños materiales y personales, y pérdidas en la biodiversidad.

QUE NO TE LA CUELEN

  • El aumento de la temperatura también afecta a la salinidad del mar, porque los depósitos de sal se disuelven más fácilmente cuanto mayor es la temperatura del agua que les rodea.

REFERENCIAS (MLA)