Clima

Laia Alegret, paleontóloga: “Nuestras emisiones de gases invernadero son tan rápidas que no tienen precedentes”

La Presidenta de la Subcomisión Internacional de Estratigrafía del Paleógeno, Laia Alegret, estudia los afloramientos rocosos de Zumaia para entender el cambio climático actual

Una mujer con camisa blanca sonriendo delante de una playa donde se ve el número 100 pintado en la arena
Laia Alegret junto al logo de los 100 Primeros Lugares del Patrimonio Geológico de la Unión Internacional de Ciencias Geológicas, en Zumaiacedida por Laia Alegret

En el año 2010, los “guardianes del tiempo” colocaron dos clavos dorados en el acantilado de Zumaia. Así es como define Laia Alegret la Subcomisión Internacional de Estratigrafía del Paleógeno, en la que lleva muchos años colaborando y que actualmente preside. La Subcomisión se encarga de definir los tramos de tiempo geológico, que se traducen en pisos en las rocas que han quedado sedimentadas a lo largo de millones de años. Cuando el equipo decide qué lugar será la referencia mundial del límite entre dos pisos, incrusta un clavo dorado en la roca para marcarlo.

Los clavos de Zumaia señalan la base del Selandiense y del Thanetiense, dos pisos geológicos del Paleoceno que comenzaron hace 61 y 59 millones de años, respectivamente. “Cualquier científico del mundo que estudie ese intervalo de tiempo tendrá que tomar como referencia el corte de Zumaia”, explica Alegret, que es Catedrática de Paleontología en la Universidad de Zaragoza.

Patrimonio geológico

Ahora, Zumaia es uno de los 100 Primeros Lugares del Patrimonio Geológico de la Unión Internacional de Ciencias Geológicas (IUGS, por sus siglas en inglés). Según Alegret, Zumaia “ya estaba en el mapa a nivel mundial para los geólogos, pero ahora lo está para toda la población”. El acantilado forma parte del Geoparque de la Costa Vasca, destino turístico ya consagrado pero que ahora coge fuerzas renovadas en el panorama mundial. “Poner a Zumaia al nivel del Gran Cañón del Colorado, la cima del Everest o las Cataratas de Iguazú supone un gran impulso para el geoparque”, destaca la paleontóloga.

Pero el valor de Zumaia no se limita a su condición de referencia global de dos pisos geológicos. Sus más de cinco kilómetros de sedimento depositado en el fondo del mar “nos dan un relato muy continuo de la historia entre el Cretácico y el Eoceno, entre 80 y 30 millones de años atrás”, relata Alegret, que compara: “Zumaia es como un libro de historia que leemos y al que no le falta ninguna página. El registro geológico es incompleto y normalmente a ese libro le faltan muchas páginas, pero a Zumaia no”.

Afloramientos rocosos en Zumaia, Gipuzkoa
Afloramientos rocosos en Zumaia, Gipuzkoamarkel 2007Creative Commons

En este libro tallado en la roca se narran algunos de los eventos más importantes de la historia de nuestro planeta. Desde el impacto meteorítico que acabó con los dinosaurios hace 66 millones de años hasta los ciclos orbitales de la Tierra o el mayor calentamiento que ha sufrido la Tierra en muchísimo tiempo, hace 55 millones de años, en Zumaia se conservan registros de todos estos acontecimientos.

Dividiendo el tiempo

Para descifrarlos, la comunidad geológica estudia fósiles, centrándose sobre todo en aquellos que evolucionan más rápido para “dividir el tiempo en rodajitas muy pequeñas”, en palabras de Alegret. Además, se hacen estudios de cómo ha cambiado el campo magnético terrestre, ya que las inversiones de norte y sur que han ocurrido cada varios miles de años en la historia de la Tierra quedan reflejadas en las rocas. En combinación con los fósiles, estas inversiones permiten datar las rocas de manera bastante precisa, según explica la paleontóloga.

Además, a medida que la Tierra gira alrededor del sol y alrededor de su propio eje, se crean ciclos que también quedan plasmados en las rocas. “La sedimentación en el fondo del mar nos indica que hay unas parejas de estratos que se depositaron cada 20 000 años. Cualquiera puede reconocer esas parejas y así contar 20 000 años de historia, y eso nos da un control fantástico de la edad de las rocas”, afirma Alegret.

De los fósiles en combinación con las características geoquímicas de las rocas también se deducen los cambios ambientales que ocurrieron en cada momento histórico: las subidas y bajadas de temperatura, cuánta materia orgánica se forma en los océanos, la salinidad de las aguas… Y, precisamente en Zumaia, el registro tan fiel del calentamiento global de hace 55 millones de años abre la puerta a estudiar la crisis climática actual.

Cocodrilos en el Ártico

“Tanto ese calentamiento global como otros eventos de calentamiento menores que también quedan registrados en Zumaia los podemos emplear para ver cómo responde nuestro planeta ante el cambio climático y para predecir las consecuencias del actual cambio que estamos provocando los humanos”, apunta Alegret. Aunque el mecanismo que provocó el calentamiento global de hace 55 millones de años no se conoce con toda precisión, sí se sabe que la temperatura media en todo el planeta aumentó entre 4 y 8 ºC.

“En el Ártico había cocodrilos y nenúfares, fauna y flora típicamente tropicales”, explica la paleontóloga, que remarca que se llegó a calentar también el fondo oceánico, a miles de kilómetros de profundidad, en unos 4 ºC. Esta es una gran diferencia para los ecosistemas marinos y, como consecuencia, se produjeron grandes migraciones y extinciones de especies.

Aquel calentamiento global, que se originó por causas naturales, tiene muchas cosas en común con el calentamiento antrópico actual. Pero Alegret alerta que actual está ocurriendo a una velocidad mucho mayor: Nuestras emisiones de gases invernadero son tan rápidas que no tienen precedentes”. En plena COP 27, queda patente que escribir las próximas páginas del libro de Zumaia está en nuestras manos.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • Aunque es cierto que el clima ha variado notablemente a lo largo de sus 4 500 millones de años de historia, el cambio climático actual no se puede explicar por los ciclos naturales de calentamiento y enfriamiento: las variaciones de temperatura que normalmente ocurrirían a lo largo de cientos de miles de años ahora suceden en cuestión de décadas.

REFERENCIAS (MLA):