
Astrofísica
Detectan que la magnetosfera está cambiando de polaridad
El cambio de esta capa, que nos protege de vientos solares y radiación, no solo podría alterar la navegación por GPS, también dejarnos indefensos. 

La Tierra está rodeada por una cúpula invisible — la magnetosfera — que actúa como escudo frente al viento solar y las partículas cargadas del cosmos. Pero como ocurre con todo sistema vivo, no es estática: está sujeta a cambios, flujos y, en ciertos casos, a un cambio de polaridad que podría modificar su estructura básica. Un nuevo estudio publicado en Journal of Geophysical Research: Space Physics explora esta cuestión en detalle. 
La magnetosfera se genera por el movimiento de metales líquidos en el núcleo terrestre, que crean corrientes eléctricas y un campo magnético gigante alrededor del planeta. Este campo desvía gran parte del viento solar, evitando que la radiación dañe nuestra atmósfera o los sistemas tecnológicos. 
Cuando su polaridad cambia, es decir, cuando el “norte magnético” y el “sur magnético” intercambian lugares, los efectos pueden abarcar desde alteraciones en la navegación magnética hasta modificaciones en la protección de la atmósfera.
El nuevo estudio analiza cómo ciertas regiones de la magnetosfera muestran signos de debilitamiento y reorganización en sus líneas de campo, lo que sugiere que estamos en una fase de pre-inversión de polaridad o de “excursión” magnética. 
Los autores, liderados por Takashi Tanaka, de la Universidad de Kioto, señalan que han observado un descenso gradual en la intensidad del campo magnético terrestre, acompañado de variaciones regionales. A eso hay que sumarle la aparición de múltiples polos magnéticos en latitudes medias, lo que indica una estructura más compleja que el simple dipolo clásico. Esto tiene implicaciones para el flujo de partículas solares y cósmicas que podrían penetrar más fácilmente en la atmósfera, con riesgos para satélites, electricidad y vida digital.
Aunque un cambio completo de polaridad no ocurre de la noche a la mañana (puede tardar miles de años), la fase de transición sí conlleva retos. Por ejemplo: las brújulas magnéticas (y los sistemas que dependen de ellas) se vuelven más imprecisas. Los satélites y la red eléctrica pueden estar más expuestos a tormentas geomagnéticas. Y, finalmente, la radiación cósmica podría entrar en zonas que hasta ahora estaban protegidas.
El estudio aclara que un cambio de polaridad no significa automáticamente extinción o catástrofe global. Las evidencias geológicas indican que la vida en la Tierra ha soportado ya múltiples cambios de polaridad sin desaparecer.
No obstante, nuestra dependencia de la tecnología hace que los riesgos potenciales se hayan multiplicado: estamos más expuestos, dependemos más de sistemas que pueden fallar, y por eso el conocimiento importa. 
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