Medicina
Tu sangre revela tu edad real, y lo que dice puede que no te guste
El algoritmo diseñado por estos científicos podría identificar la edad real de tus órganos y detectar si alguno de ellos podría sufrir complicaciones en poco tiempo
El tiempo es una medida inventada por el ser humano para entender los cambios que se desarrollan durante un período. Y, aunque ya antiguamente se medían los meses en ciclos lunares, el concepto de años y la división de éstos fue una invención romana.
Este concepto nos ha ayudado a entender muchos de los procesos que ocurren a nuestro alrededor. Sin embargo, puede hacernos perder la perspectiva si pensamos que el tiempo afecta a todas las cosas del mismo modo.
Por ejemplo, está claro que los años no pasarán igual para un corredor de fondo, que mantiene una dieta saludable , que para un oficinista enganchado al tabaco y los refrescos.
Sin embargo, pocas veces nos planteamos si el paso de los años afecta igual a todas las partes de nuestro cuerpo. Y no hablamos de tener un cutis estupendo o una exuberante melena. En este caso nos vamos a adentrar hasta las tripas de este asunto. Sí, literalmente.
Un estudio publicado esta semana en la revista Nature demuestra que los diferentes órganos que conforman nuestro cuerpo envejecen a velocidades distintas. Estas disonancias pueden transformarse en un problema si alguno de esos órganos envejece prematuramente, pudiendo causar graves enfermedades o incluso la muerte.
Sin embargo, el equipo de investigadores ha desarrollado un algoritmo que permitiría detectar los marcadores biológicos que nos alertan de las diferencias cronológicas. Esta nueva tecnología nos ayudaría a hallar terapias específicas que ralenticen el envejecimiento de dichos órganos, evitando futuras complicaciones en nuestra salud.
Tus costumbres te delatan
Imaginemos que, en un edificio de nueva construcción, todos los inquilinos entran a vivir a la vez en viviendas completamente idénticas. Pasados unos años y tras su uso, cada uno de los hogares será distinto.
Por un lado, tendremos al “cocinitas” de la comunidad, el cual, con el paso del tiempo, probablemente tenga algún fogón estropeado, el grifo del fregadero desgastado o alguna mancha perenne en la encimera. Sin embargo, su vecino de en frente, conserva la cocina igual que el primer día. Eso sí, el sofá ha perdido su forma por completo debido al uso continuado y el mando de la televisión empieza a fallar.
Algo parecido ocurre con nuestros órganos. Igual que las estancias de esta comunidad ficticia, los órganos reciben un trato u otro dependiendo de nuestra actividad diaria y nuestra genética.
La edad metabólica es aquella que indica el estado de salud de las distintas partes del cuerpo a nivel fisiológico. Cuando ésta supera la edad cronológica es cuando pueden aparecer los problemas de salud.
Según el estudio presentado esta semana, aproximadamente 1 de cada 5 personas de 50 años o más con unas condiciones físicas óptimas vive con al menos un órgano envejeciendo a un ritmo acelerado. Tener un órgano en esas condiciones aumentaría el riesgo de mortalidad entre un 15% y un 50% en los próximos 15 años de esa persona, dependiendo del órgano afectado.
Es por ello que la detección precoz es crucial. Y, en este caso, es tan sencillo como un análisis de sangre.
El secreto está en la sangre
Conocer la edad de un órgano de una forma poco invasiva no es tarea sencilla. Por suerte, existen moléculas en la sangre que nos indican si un proceso está siendo normal o existe una anomalía en éste. Son los denominados biomarcadores.
El estudio, liderado por el equipo de Stanford Medicine, analizó la sangre de 5.678 personas de entre 20 y 90 años en la búsqueda de estas moléculas “soplonas”, en este caso proteínas, que definiesen el estado de salud de distintas partes del cuerpo.
Los investigadores se centraron en los siguientes órganos, sistemas y tejidos: corazón, grasa, pulmones, sistema inmunológico, riñones, hígado, músculos, páncreas, cerebro, sistema vascular e intestino.
El equipo diseñó y entrenó a un algoritmo que consiguió seleccionar, entre todas las analíticas, las proteínas que mejor se correlacionaban con los rasgos de interés. En este caso, los marcadores mostraban el envejecimiento biológico acelerado de los pacientes y la salud particular de un órgano.
Así pudieron determinar que casi 1.000 de las proteínas estudiadas se originaron dentro de órganos específicos. Gracias a ello pudieron vincular los niveles aberrantes en sangre de esas proteínas con el envejecimiento acelerado de los órganos correspondientes y la susceptibilidad a enfermedades y mortalidad precoz.
Aunque los resultados son muy prometedores, el equipo espera poder reproducir el experimento con grupos de 50.000 o 100.000 personas para afinar cada vez más el resultado del algoritmo y ser más precisos en la detección de órganos envejecidos.
Pese a todo, como probablemente tardaremos aún un tiempo en tener esta tecnología en nuestros hospitales, lo mejor para detener el reloj biológico es tener hábitos saludables. Como dice el dicho “más vale prevenir que curar”.
QUE NO TE LA CUELEN:
- Igual que nuestros órganos pueden presentar edades más avanzadas a nuestra edad cronológica, también pueden “rejuvenecer”. Llevar una dieta equilibrada, hacer ejercicio, vivir fuera de las ciudades o descansar las horas necesarias ayudan a que estos órganos se mantengan jóvenes por más tiempo.
REFERENCIAS (MLA):
- Organ aging signatures in the plasma proteome track health and disease Nature https://www.nature.com/articles/s41586-023-06802-1
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