Cine
¿Que la Bestia es «acosadora»? No me cuentes películas
Denuncian un taller escolar sobre violencia de género en Castellón que considera “maltratadores” y “machistas” los cuentos de Disney
Cada día se hace más extremadamente difícil no ser facha. Sin darse cuenta, uno se levanta con el pie derecho, y ya todo va de mal en peor. Vicent Marzá, conseller valenciano de Educación, pasa los ratos libres en las Cortes (hay documento gráfico) leyendo «Facha. Cómo funciona el fascismo y cómo ha entrado en tu vida». Hay que saber reconocer al enemigo, no sea que sin saberlo seamos uno de ellos: en Podemos ya se han dado casos, como la histriónica renuncia de Pablo Soto. Franco tenía la masonería en casa –su propio padre– y hasta el fin de sus días estuvo abjurando contra el contubernio judeo-masónico-comunista-internacional. Cierta izquierda actúa (y sobreactúa) del mismo modo: persiguiendo fantasmas, matando moscas a cañonazos o, como buena señora franquista, exhibiendo sus golpes de pecho. Así son los moralistas, sean de la facción que sean.
Al calor de todos esos conceptos redichos que su abuela no entiende (feminismo, ecologismo, antiespecismo, anticapacitismo, etc.) han medrado estos nuevos curillas que tienen la manía de los de antaño: decirnos machaconamente en qué pecamos. Es el momento de confesar: probablemente sea machista porque nunca, en mis «taitantos» años de vida, se me ocurrió pensar que «hay que denunciar a la Bestia del cuento ‘‘La Bella y la Bestia’’, por maltratador»; que «a la Sirenita le quitaron su género al quitarle la cola de pez y ponerle piernas y, al quitarle su voz, le quitaron su identidad, y eso es violencia de género»; o que «el príncipe acosó a la Bella Durmiente por besarla sin su consentimiento», algo, lo del consentimiento, que se me antoja difícil dado el sueño eterno en el que se hallaba sumida. Mejor hubiera sido dejarla pudrirse en paz.
Un iluminado del dinero público deudor de la conselleria del señor Marzá, el hombre que lee «Facha», desgranó este novísimo credo en un taller contra la Violencia de Género en el IES Miquel Peris i Segarra del Grao de Castellón. Una madre, fascista ella, elevó una queja a la dirección del centro, que señaló por su parte a la Conselleria responsable de esta caterva de censores que pululan por los centros públicos de España explicándonos «cómo funciona el fascismo y cómo ha entrado en tu vida». Se empieza así y se acaba sugiriendo en qué lengua debe usted, perdón, zurrarse la sardina: en TV3, evidentemente, apelan a hacerlo en catalán para evitar que el castellano «invada» parcelas tan íntimas. Ya tenemos bastante con que los niños se insulten en español en el recreo... El asunto de los clásicos Disney viene de lejos. Penélope Cruz abandera la tendencia salomónica: leerlos a tus niños pero en el momento justo, zas, cambiar las tornas. Que el príncipe no bese a la Bella Durmiente o, yo que sé, que la Bella pase tres kilos de las llamadas de auxilio de un ser deforme que necesita algo de cariño.
La propia factoría Disney lleva unos añitos poniéndose la venda, sacando toneladas de princesas karatecas, reyes malvados, personajes hábilmente asexuales. Pero ni siquiera, con ser tan inteligentes como son, han logrado satisfacer a los del golpe de pecho. Así, muchos han puesto el grito en el cielo porque Elsa («Frozen») no sea abiertamente lesbiana en la secuela recién estrenada. ¡Cobardes! Es más, ¡machistas!
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