Salud

Cómo llevar la convivencia en pareja durante el confinamiento

Vamos a pasar por todas las fases del duelo (negación, ira/rabia, tristeza y finalmente aceptación), pero es una oportunidad para pasar más tiempo juntos, potenciar el contacto físico y enriquecer el erotismo y la intimidad sexual

Dos personas se abrazan cariñosamente en una cama
Dos personas se abrazan cariñosamente en una camalarazon

Nos encontramos ante un escenario muy novedoso y con mucha incertidumbre. Durante los primeros días de esta situación muchos de nosotros hemos podido experimentar una extraña sensación de euforia, “shock”, mezcla de miedo, e incluso un estado de negación, que como mecanismo de defensa nos ha podido dar la sensación de poder “sobrellevar” bien esta primera fase.

Por la ansiedad, propia de toda situación nueva, se ha podido incrementar nuestra actividad dentro de casa, como querer ordenar cajones, armarios, cocinar, limpiar, etc.

E incluso, podría haber aumentado el interés por querer hacer muchas cosas nuevas o para las que en situaciones normales no solemos tener mucho tiempo, al dar prioridad a nuestra vida laboral y social.

Pero no olvidemos que vamos a pasar por todas las fases del duelo (negación, ira/rabia, tristeza y finalmente aceptación), ya que nuestro estilo de vida anterior va a dejar de estar presente y vamos a empezar a vivir de una forma muy distinta. Nos toca aceptar esta nueva realidad.

Ahora bien, esta situación puede ser muy diferente si se vive en solitario o en pareja.

Si estamos en pareja, la comunicación con ella se puede incrementar y las actividades conjuntas también, pero dependerá de cada pareja, de su estilo de comunicación (si es funcional o disfuncional), de la complicidad, el afecto, el respeto, el apoyo mutuo y los gustos y aficiones que tengan en común.

El conflicto y los roces están asegurados en todos los casos, por el nivel de estrés que puede desencadenar en las personas el confinamiento. Pero de nosotros depende que sean vistos como oportunidades para desarrollar recursos y estrategias de afrontamiento para una convivencia positiva y en los que la pareja puede verse fortalecida afectivamente. O por el contrario, pueden ser batallas campales en los que la pareja no sepa ni cómo gestionar esos conflictos ni cómo manejar sus emociones, acabando en el peor de los casos en agresiones psicológicas y físicas recurrentes.

Como pautas o recomendaciones para que esta situación, aunque difícil, aprendamos a vivirla de una forma enriquecedora con la pareja, es importante que nuestros pensamientos y emociones no giren constantemente en torno a la negatividad y el dramatismo.

Hay que poner atención en que nuestra comunicación no se base exclusivamente en transmitir miedos e inseguridades, sino también se ha de enfocar en que: “es una oportunidad para pasar más tiempo juntos, respetar nuestros espacios, tratar de comprendernos, utilizar el sentido del humor, potenciar la creatividad, el contacto físico y para enriquecer el erotismo y la intimidad sexual al disponer de más tiempo para ello”.

Es importante fijarnos, sobre todo, en “lo que podemos hacer”, más que en “lo que no podemos hacer”, esta es la clave. Además de dejar, de vez en cuando, que nos venza el aburrimiento, ya que de ahí surge la creatividad… Dejemos que ocurran las cosas, sin tanto planificar y organizar.

Se avecinan tiempos en los que van a emerger de nosotros emociones y sentimientos que teníamos eclipsados por tantas actividades automatizadas integradas en nuestras rutinas. Época de transformación, de reflexión, tiempos conscientes, de tirar lo viejo para que entre lo nuevo, revisándome y revisando patrones que igual en su día funcionaron en la pareja pero ahora ya no.

Pensemos… quizá no tengamos otra oportunidad de vernos en una situación de compartir tanto tiempo con nuestra pareja, oportunidad que nos presenta la vida para restablecer o fortalecer ese vínculo afectivo que tanto nos sana y reconforta cuando está basado en una relación positiva, y si no lo es… pues darnos cuenta y saber soltar.

Resumiendo, que el paso por esta dificultad sea una oportunidad de aprendizaje para todos, dejándonos una experiencia de significado en la que hayamos podido conectar con nuestros verdaderos valores, tales como, la empatía, la solidaridad, el apoyo… Y en el que la esperanza siempre sea nuestro principal motor.