Covid-19

La carta de una doctora contagiada: “Yo le arrebaté la vida a mi madre. No me hicieron el test hasta que ella murió”

El diputado popular José Juan Zaplana trasmite el relato de una profesional que perdió a su madre por coronavirus

España llega a los cuarenta días de confinamiento
Una bandera de España cuelga de un balcón con dos mascarillas negras a modo de crespón, este jueves que se cumplen los cuarenta días de confinamientoManuel BruqueEFE

El portavoz de Sanidad, José Juan Zaplana, ha leído desde la tribuna de Les Corts, durante la sesión en la que ha intervenido la consellera de Sanidad, Ana Barceló, la carta que ha recibido de una doctora que trabaja en un hospital valenciano. “Tengo su número de colegiada y su DNI por si quieren comprobar su identidad”, ha precisado antes de comenzar.

"Le escribo esta carta porque creo que usted debe ser conocedor de la situación que estamos viviendo los sanitarios. Durante las últimas semanas, como la totalidad de mis compañeros, he estado doblando turnos sin apenas descanso, con mascarillas recicladas, una a la semana, bolsas de basura y guantes, depende del día. No hemos tenido EPI, ni protectores oculares. El abandono ha sido total y encima hemos tenido que oír a nuestra consellera decir que nos habíamos contagiado por viajar o estar por nuestras familias.

Y por eso justamente le escribo. Después de haber estado peleando contra ese maldito bicho como un gladiador romano con las manos desnudas, hace unos días tuvieron que enterrar a mi madre y yo no pude estar a su lado.

¿Sabe por qué? Porque nunca nos cogió nadie el teléfono que se supone que era para esto. Pese a los síntomas nos recomendaron aislamiento, hasta sus últimos momentos. Nunca nadie nos lo autorizó, solo al fallecer ella, se autorizó hacerme la prueba para saber si yo y el resto de mi familia lo tenía. Entonces lo supe.

Sí. Estaba contagiada. Yo fui la culpable del contagio de mis dos padres con los que vivo con mi niño pequeño. De los cuatro era la única que salía y era para ir a trabajar.

Señor Zaplana a mi madre la contagié yo. La persona que me dio la vida. Yo se la he arrebatado. Esa increíble mujer que me cuidó de pequeña y de mayor. Le fallé.

He sido incapaz de cuidarla como se merecía. Ha tenido que pasar sus últimos días y morir sola. Comprenderá que no quiero aplausos, reconocimientos, ni pagas extra. Quiero tirar el reloj atrás y exigir que me dieran una EPI para atender a esos 60 pacientes que veía cada día.

Quiero tirar el reloj atrás para plantarme en la puerta de la Conselleria con mi madre y no irme de allí hasta que nos hicieran ese test que el señor Puig y la consellera decían que estaban haciendo. Quiero volver atrás para saltarme el maldito protocolo y ese teléfono que tantos minutos me ha hecho perder de estar con mi madre y plantarme en el hospital e ingresarla.

Se me pasan todo tipo de cosas por la cabeza porque quiero que entienda que vivir con esta culpa es es lo peor que le puede pasar a un ser humano, mientras algunos sonríen y dicen que no se pudo hacer nada. Rezo cada noche para que mi padre mejore y para que mi niño, gracias a Dios libre de contagio, pueda cuanto antes olvidar todo esto.

Pero si le soy sincera, desde este confinamiento en el que no paro de llorar, no sé qué quiero que sea de mi vida mañana. Le pido dos cosas. Una que no discutan, como parece que hacen los políticos siempre. Y otra, como yo probablemente no tendré la oportunidad de dirigirme a los responsables, dígales que no nos pidan perdón. Que tengan la dignidad de no pedir perdón para liberar sus conciencias. Dígales que en mi nombre, y seguro que en el de muchos más, que no nos merecíamos su desprecio, que cuando los necesitábamos, cuando tendrían que habernos dado el material que necesitábamos, no nos lo dieron. Cuando reclamamos test o pruebas nos las negaron.

Dígales que aunque ellos puedan pasar página con sus trabajos, para mí, parte de la muerte de mi madre siempre la llevarán con ellos. Nadie dimitirá. En política ya sabemos lo que pasa. Nadie asumirá sus responsabilidades. Le pido por los que no lo podemos hacer, que nos defienda, que pida explicaciones y que haga todo lo posible para que la muerte de mi madre y la de tantas otras personas no se quede en un acto compungido, una petición de disculpas y un minuto de silencio.

Gracias por dedicarme su tiempo y cuide de los suyos.

Les deseo lo mismo a todos ustedes, que tengan mucho acierto en el futuro. En sus manos hay muchas vidas".