Política

El requiebro de Pedro a Inés

Arrimadas debería saber que Sánchez, obtenido el objetivo, la arrumbará al desastre electoral

El viraje político de 180 grados protagonizado por la presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas, me recuerda al mito de «las sirenas y Ulises» pero ella, a diferencia del mito heleno, no ha contado con una Circe de asesora o, si la ha tenido, no ha sabido o no ha querido resistir los cantos de inmensa dulzura y musicalidad provenientes esta vez de Moncloa, no de una isla.

Ella, al contrario que el héroe de Homero, ha perdido el rumbo hacia Ítaca –quizá lo perdió ya tras su particular guerra de Troya: las elecciones catalanas– y busca otros lares donde guarecerse. He preferido la Odisea por respeto a Zorrilla, porque ni el madrileño está a la altura de don Juan ni la gaditana a la de doña Inés.

El caso es que Arrimadas parece dispuesta a sucumbir a los requiebros del galán Sánchez, quien necesita imperiosamente aprobar los Presupuestos y le conviene disfrazarlos con algún atavío de centro-derecha en el intento de enmascarar la esencia social comunista que distingue a su Gobierno.

La líder de Cs ha aceptado, según cuenta mi amigo Rogelio, la misión de dialogar con un Sánchez esperanzado en que Iglesias «tragará» con determinadas líneas económicas impuestas por Cs. De esta forma los votos de ERC ya no serán necesarios.

Eso sí, Arrimadas y quienes están urdiendo la trama, gentes de muy alto standing según Rogelio, deberían saber que, una vez alcanzado el éxito, el inquilino de la Moncloa la arrumbará al rincón del desastre electoral. Su biografía así lo garantiza.

Con los presupuestos en la faltriquera, cree asegurar al menos dos ejercicios, un tiempo ideal para ejecutar con su colega los planes diseñados por el socialcomunismo. ¿Logrará el exbaloncestista su anhelado objetivo? Lo desconozco, pero no le será fácil. Así es la vida.