PSOE-Cs, la mentira por bandera

La mentira continúa siendo la base de la actuación política de Pedro Sánchez y partidos adláteres. Así lo han dejado a lo largo de la legislatura. Fieles a ese mensaje goebelsiano de «una mentira repetida mil veces, se convierte en una verdad», se han mantenido en sus operaciones de acoso a los gobiernos de la Región de Murcia y del Ayuntamiento. Tanto es así, que el líder de los socialistas murcianos, Diego Conesa, adoctrinó a los suyos subrayando que «había que mantener las acusaciones de corrupción contra el Partido Popular al menos hasta el día 25», fecha para la moción de censura en la Corporación capitalina. Califico este mensaje como falaz, porque la corrupción que atribuye al PP es simplemente que algún cargo público se vacunó antes de corresponderles, dándose la circunstancia de que tanto el consejero de Sanidad del Gobierno autonómico como el concejal del mismo ramo del Ayuntamiento presentaron sus dimisiones, gesto que no ha sido secundado por dirigentes de otros partidos en otros lugares.

A esa máxima socialista, la de seguir mintiendo, se sumó con entusiasmo la coordinadora autonómica de Ciudadanos, Ana Martínez Vidal, que se ha quedado «descompuesta y sin novio», una forma utilizada en mi pueblo para expresar la frustración y que, como novio, me refiero a la Presidencia de la Región de Murcia.

Parece inevitable que el candidato socialista obtendrá hoy el botín de primera autoridad municipal, tan solo un premio de consolación si consideramos que «Susanchidad» –para Carlos Herrera el copyright– se había marcado objetivos mucho más ambiciosos: los gobiernos de regionales de Murcia, Madrid y Castilla y León.

Aún peor le ha ido a Inés Arrimadas, que se queda con la primera tenencia de Alcaldía de Murcia, que ya ostentaba, y ha perdido unas cuantas consejerías en las comunidades de Madrid y Murcia, además de ponerle a su partido el marbete de «liquidado». Así es la vida.