Opinión
¿Dónde están Marlaska y Arrimadas?
Parecen haber apostatado de la dignidad
Los actuales Fernando Grande Marlaska e Inés Arrimadas están provocando en mí dos sensaciones un tanto contradictorias: vergüenza ajena por un lado, y pesadumbre por otro. Ambos parecen haber apostatado de la dignidad para adentrarse en el terreno de la ignominia, de la parte más ruin de la política: la renuncia a los valores que otrora les adornaron.
¿Dónde están aquellas personas que fueron admiradas por todas las gentes de bien? Aquel juez que batallaba contra el terrorismo y en defensa de las víctimas, que respetaba la ley y a las personas. Aquél que nada tiene que ver con el que ahora se apresta a beneficiar a los asesinos porque así lo exigen Bildu y PNV, que actúa contra un coronel de la Guardia Civil a sabiendas –presuntamente aunque me extraña que, como magistrado, no conozca la ley– y aferrarse al cargo a pesar de la sentencia de la Justicia contra su decisión.
Algo parecido sucede actualmente con la presidenta de Ciudadanos, que se ha alejado leguas de aquella objeto de la furia de los radicales. Sí, la que concitaba la admiración en toda España y que hoy estaba dispuesta a entregarle su partido a Sánchez y se va a quedar sin partido y sin Sánchez hasta terminar estólida y solitaria. La misma que ahora se limita a condenar la violencia de Vallecas pero sin nombrar a Vox. «Mi rotunda violencia ejercida por los radicales en Vallecas, mi apoyo a los agredidos…» no es suficiente para quien la sintió en sus tiempos de Cataluña hasta obligarla al éxodo. No es suficiente al eludir que fueron los líderes de Vox las víctimas de esos ultras, que para más vergüenza son instigados desde el partido que gobierna España, el Podemos de Pablo Iglesias. Así es la vida
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