El Gallinero

La «plaza de los trastos» de Valencia

Las ideas practicadas en el emblemático enclave perecen pretender convertirla en un adefesio

Ayer mismo alguien tuvo la ocurrencia de autorizar el montaje de un contenedor gigante para vidrio
Ayer mismo alguien tuvo la ocurrencia de autorizar el montaje de un contenedor gigante para vidrioLa RazónLa Razón

Da pena, conforme pasa el tiempo, comprobar en qué se está convirtiendo la hasta hace poco emblemática plaza del Ayuntamiento de Valencia. Día a día comprobamos el deterioro de su imagen. Da la impresión de que en ella se puede ubicar cualquier idea peregrina que alguien tenga, mejor cuanto más chabacana sea. Es un no parar hasta conseguir convertirla en la «Plaza de los trastos».

La dinámica comenzó con la puesta de pancartas en el balcón del Consistorio. No importa qué se conmemore. Se trata de contribuir al destrozo de su estampa. Siguió con la remodelación «provisional» para trocarla en peatonal. Hoy pasan automóviles, autobuses y motos, aparte de no detectarse movimiento para ejecutar el proyecto si es que realmente existe.

Claro está, si hay obras en la calle Matemático Marzal ¿dónde ubicar el tradicional mercadillo? Al trastero. Allí se ven las casetas, cada una de su estilo, con los productos más variopintos a su venta.

Por si no fuera suficiente, ayer mismo alguien tuvo la ocurrencia de autorizar el montaje de un contenedor gigante para vidrio que termina por rematar el descalabro paisajístico de la que está siendo objeto.

El caso es que los componentes del Gobierno municipal de Joan Ribó están empeñados en aportar su granito de arena hasta lograr convertirla en adefesio, indigno de una ciudad como el «cap i casal» tan rica en cultura, urbanismo y arquitectura. Así es la vida.