Naturaleza

Objetivo Mediterráneo: proteger a las ballenas del acoso de los barcos

La Generalitat valenciana encarga al Servicio de Vigilancia Marina que controle el comportamiento de las embarcaciones de recreo con los cetáceos

El proyecto "Cabo Rorcual" de la Universitat Politècnica de València (UPV) estudia el paso del rorcual común (Balaenoptera physalus) por las costas valencianas
El proyecto "Cabo Rorcual" de la Universitat Politècnica de València (UPV) estudia el paso del rorcual común (Balaenoptera physalus) por las costas valencianasREMITIDA UPVREMITIDA UPV

Por desgracia, no es extraño que cada verano sea noticia el hallazgo de algún cetáceo, normalmente agonizante, en la orilla de alguna playa valenciana. Sin ir más lejos, hace poco más de un mes, una ballena que había sido avistada en la costa de Mallorca, acabó falleciendo en la arena de la playa de Tavernes de la Valldigna (Valencia), donde los técnicos de la Fundación Oceanogràfic hicieron todo lo posible y lo imposible por salvar su vida, aunque sin éxito.

Aunque se tiende a pensar que estos tristes y lamentables sucesos se producen por causas climáticas -se suele considerar que el pobre cetáceo se ha desorientado por el cambio de temperatura del agua- lo cierto es que la costa valenciana, junto con la balear y la catalana, conforman el corredor de cetáceos del Mediterráneo, un trayecto de, nada más y nada menos, que 46.300 kilómetros, que estas especies usan como paso migratorio hacia sus áreas de cría y alimentación en el norte del Mediterráneo.

Independientemente de las consecuencias del calentamiento global, que las hay, y de otros factores como el llamado ruido marino, a lo largo de su travesía estos animales se encuentran con otro importante obstáculo que, en muchas ocasiones, es el que le conduce a la muerte: las embarcaciones de recreo.

Como ejemplo, el pasado sábado 26 de junio un grupo de ballenas rorcuales -una especie que se encuentra en peligro- fueron vistas en la costa de la Marina Alta (Alicante) y acosadas por un grupo de embarcaciones de recreo que las perseguían como si de una diversión o de un espectáculo de consumo se tratase,sin pensar en las consecuencias que un comportamiento de acoso puede provocar en estos animales.

Control de las embarcaciones

Por todo esto, la Conselleria de Transición Ecológica de la Generalitat valenciana ha encargado al Servicio de Vigilancia Marina el control de las embarcaciones de recreo para garantizar la protección y el comportamiento responsable con las ballenas en las costas de la Comunitat Valenciana.

La consellera del ramo, Mireia Mollà, que participó esta semana en Lisboa en la Conferencia de la ONU sobre los Océanos, ha solicitado a este Servicio pionero de conservación de las praderas de posidonia que grabe y documente las presuntas infracciones de los barcos de recreo y que incluya, entre sus trabajos de educación ambiental, informar sobre la normativa de protección de los rorcuales para evitar la mala praxis.

Anunció, además, que convocará una reunión con el conjunto del sector náutico para promover el cumplimiento de la legislación que prohíbe la persecución de cetáceos (ballenas, delfines y marsopas), así como acercarse a ellos a menos de 60 metros.

La titular de Transición Ecológica se refirió así al presunto acoso de algunos navegantes en el marco de una mesa redonda sobre el Mediterráneo Noroccidental, incluida en el programa complementario de la Conferencia.

En su intervención, junto a sus homólogos en Cataluña e Islas Baleares, Teresa Jordà y Miquel Mir, respectivamente, pidió reducir la velocidad de las embarcaciones en el Mediterráneo para rebajar a la mitad el riesgo de colisión con un cetáceo y las emisiones de CO2 más de un 10 por ciento.

«Cuando los informes del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático) apuntan al Mediterráneo como epicentro del Cambio Climático debemos observar su impacto no solo en el litoral, sino también en el ecosistema marino», argumentó.

En esta línea, expuso la estrategia valenciana de conservación de la posidonia, que cuenta con un decreto para mantener y recuperar estos bosques submarinos; fuentes de biodiversidad y potentes sumideros de carbono.