Amamantando la vida

Sharifa y su lucha por lograr la lactancia

Una historia real de una madre que peleó por amamantar a su bebé que ingresó en la UCI al nacer

Cintia Borja

Una vez más queremos compartir una historia real de una madre lactante, una experiencia especial que siempre puede ser de ayuda para otras madres.

En esta ocasión se trata de unos padres egipcios, que desean que su hijo nazca en Europa, aprovechando sus lazos comerciales con España, se trasladan a Valencia cuando la madre se encuentra en la semana 35 de gestación. Al poco de llegar a Valencia, llamada Sharifa, enfermó de covid, no tenía síntomas graves, pero se encontraba muy preocupada por el bienestar de su futuro bebé.

El parto tuvo lugar en un hospital privado de la ciudad de Valencia, fue un parto inducido en la semana cuarenta de gestación. Es decir, este se produjo antes de que se desencadenara de modo natural, utilizando para ello medios artificiales, que pueden ser bien farmacológicos o métodos mecánicos.

Respecto a la inducción del parto, la evidencia nos dice que, a pesar de tratarse de un procedimiento relativamente frecuente, debería estar siempre justificado. Se trata de forzar al cuerpo a entrar en un proceso cuando aún no está listo para parir. Por lo que supone el primer paso a toda una cabalgata de posibles intervenciones. Con la inducción del parto existe un riesgo mayor de acabar en un parto instrumentado o en una cesárea.

La inducción produce contracciones mucho más dolorosas que un parto no inducido, haciendo necesario en mayor medida recurrir al empleo de anestesia epidural que, a pesar de ser un buen método para aliviar el dolor, tiene como inconveniente, disminuir el nivel de oxitocina natural y con ello, las contracciones y su intensidad, lo que conlleva de forma casi obligatoria a la administración de más oxitocina sintética para agilizar las contracciones o evitar que estas se detengan.

Esto puede ocasionar un bucle, agotador para la madre y más aún si cabe para el bebé, que tiene que soportar, sin ayuda de la anestesia, el ritmo y la intensidad de estas contracciones provocadas artificialmente. Por lo que, en ocasiones, cuando la madre ya no da más de sí y/o se observa sufrimiento fetal, la inducción termina en una cesárea.

Fuese este o no el caso de Sharifa, su parto termino en una cesárea con los consiguientes riesgos a corto y largo plazo. Continuando con este caso y sin pretender entrar en polémicas, el bebé de Sharifa, tuvo que ser reanimado, permaneciendo apartado de la madre durante 48 horas en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Al dolor y la fatiga que vive esta madre tras la cesara, se une la ansiedad por la separación del bebé, y si además la madre se encuentra con escasa ayuda profesional, la zancadilla del establecimiento a la lactancia está servida.

Todas las madres en estos casos deberían ser reconocidas como personas “vulnerables”, y los profesionales deberían prestar especial atención en cuidar algunos aspectos que pueden afectar a la lactancia, como el dolor físico y emocional de estas madres, para que ello no sea una dificultad para la instauración de la lactancia, que tan beneficiosa es para la pronta recuperación de estos bebés

Por infortunio la mayoría de las unidades neonatales separan a las madres de sus bebés, limitan las visitas de los padres, estableciéndose horarios fijos para las tomas al pecho, atentando con ello contra la base de la lactancia de iniciarla de forma precoz y poder ofrecer tomas frecuentes, dificultando a su vez que la madre/padre pueda atender las necesidades de contacto físico que todo recién nacido precisa y que tan beneficioso es para establecer una adecuada lactancia y una pronta recuperación del bebé

Así que Sharifa, no pudo estar con su bebé hasta 48 horas después del parto. Cuando por fin pudo estar con su bebé, sus pechos estaban hinchados, motivo por el cual, el bebé de esta historia, no conseguía engancharse al pecho. Pese a ello, nadie ayudó a Sharifa para poder solucionar esta dificultad de enganche, al contrario, lejos de ello, le ofrecieron unas pezoneras, junto con la fehaciente recomendación de que hasta que la lactancia estuviera establecida, el bebé tomara biberones de fórmula cada tres horas. Complicado establecer así una lactancia, tomando el bebé biberones, privando al pecho del estímulo, bien de la succión del bebé o de extracción manual o mecánica del pecho.

Este es el extraño color que puede presentar la leche materna
Este es el extraño color que puede presentar la leche maternaLa RazónLa Razón

En estos desesperados momentos, el padre, apoyando a la madre en su decisión de amamantar, se dirigió a una farmacia en busca de un extractor de leche que les pudiera ayudar en la lactancia. Cual debería de ser la desesperación de este padre, que la farmacéutica no solo le proporciono el extractor, sino que además le proporciono el contacto con Amamanta, un grupo de “ángeles” que apoyan la lactancia materna. Se trata de mujeres que agradecidas por la ayuda que en su día recibieron de sus pares, deciden formarse en lactancia materna, y así, de forma desinteresada poder devolver el favor, ofreciendo su apoyo a otras madres que puedan necesitarlo. Fue en este momento de la historia cuando apareció Magda, una gran mujer y extraordinaria asesora en lactancia. Magda de forma altruista salió de su casa, para brindar a estos padres su apoyo y saber.

La madre siguiendo sus recomendaciones empezó con la extracción de leche. Pero con ello se llevó una desagradable sorpresa con la que se encontró cuando empezaron a salir las primeras gotas de leche. Al parecer, la leche que manaba de sus pechos no tenía la apariencia habitual, sino un color oxido, que la hizo entrar en pánico. ¿Es normal? ¿A qué se debe este color? ¿Qué hacer? ¿Es apropiada esa leche para el bebé?

Sharifa, contactó de nuevo con Magda, quien la tranquilizó explicándole la razón de esta coloración.

Lo que está claro y adelantamos es que a bote pronto la leche que presenta esta coloración, como la que vemos en la fotografía que Magda nos proporcionó de la leche que obtuvo Sharifa, y ilustra este artículo, no tiene qué ser alarmante, ni para la madre ni para el bebé.

Cintia Borja es enfermera consultora lactancia materna

Puedes enviar las consultas a consultalactancia@larazon.es