Cambio climático

Las claves para saber qué tiempo hará en septiembre en la Comunidad Valenciana

La temperatura del mar es muy elevada, por lo que el riesgo de fuertes precipitaciones o de una DANA es alto hasta mitad de octubre

La playa urbana del Postiguet, en Alicante, el lunes, tras los efectos de la DANA.
La playa urbana del Postiguet, en Alicante, el lunes, tras los efectos de la DANA.Agencia EFE

Tras dos meses, julio y agosto, de mucho calor durante el día y la noche -con las noches ecuatoriales como protagonistas- llega septiembre y los termómetros seguirán disparados. La razón, el cambio climático que es, al fin y al cabo, el responsable de que los veranos sean muy, muy tórridos desde hace años. “Si algo caracteriza al verano que ahora acaba es que el calor ha sido continuado en la Comunidad Valenciana, aunque no se han batido récords de temperatura y fueron más tórridos los veranos de 2022 y 2023. Sí que se han sufrido noches con temperaturas por encima de los 25 grados, las llamadas noches ecuatoriales, algo que lógicamente afecta al descanso de las personas, al tener menor confort”, explica al diario "La Razón" el catedrático de Análisis Geográfico Regional de la Universidad de Alicante, UA, y director del Laboratorio de Climatología de la UA, Jorge Olcina.

No hay que olvidar que en mayo las temperaturas en toda la región ya eran elevadas, alcanzando los termómetros los 28 y 29 grados; de esta forma se puede considerar que el verano empieza cada vez antes y que “se prolongará durante todo el mes de septiembre”, agrega Olcina.

“Va a ser muy raro en los próximos años que volvamos a vivir un verano considerado como fresco”, indica.

Un clima tan benévolo, lógicamente, tiene el efecto positivo de que se puede disfrutar del mar y de la playa durante cinco o seis meses al año, algo que en una comunidad como la valenciana, que tienen en el turismo uno de sus motores económicos, es una gran ventaja. Pero toda cara tiene su cruz, y el calor excesivo y durante tantos días al año, unido a la falta de lluvias, causan la sequía, y de hecho la escasez de agua, incluso para el consumo humano, se ha hecho patente en zonas de la provincia de Alicante como la Marina Alta.

El excesivo calor a destiempo, matiza Olcina, tiene un efecto nocivo para la agricultura de la Comunidad Valenciana, puesto que altera el ciclo de los cultivos y las cosechas. Y por supuesto cuanto más calor, mayor riesgo de incendio.

El mar y la DANA

Con el inevitable recuerdo en la memoria de la devastadora DANA -depresión aislada en niveles altos- del mes de septiembre de 2019, que asoló la comarca de la Vega Baja, al sur de la provincia de Alicante, la amenaza de lluvias torrenciales estará presente en septiembre y octubre. Esto es así por la elevada temperatura del mar. “El hecho de que el agua de mar sea elevada es preocupante en la medida en que es el motor de las lluvias torrenciales; por eso, hay riesgo de fuertes precipitaciones o incluso de DANA hasta mitad de octubre”, indica.

“Algo para lo que el territorio debe estar preparado”, explica para añadir que, como consecuencia del cambio climático, llueve menos días al año pero de forma más intensa. Y la preparación del territorio pasa sí o sí por la construcción de infraestructuras hidráulicas como, por ejemplo, parques inundables o depósitos de acumulación de agua. La DANA se caracteriza porque en un corto periodo de tiempo se recogen entre 50 y 100 litros por metro cuadrado.

El hecho de que el agua del mar Mediterráneo esté tan caliente, llegando a los 27 o 28 grados, incide también en que las noches sean calurosas, creando un sensación térmica de hasta 30 grados. A orillas del mar, la temperatura no baja de 20 grados, algo que hace años era impensable.

Embalses, bajo mínimos

En un escenario de calor continuado en el verano de 2024 y de escasas precipitaciones en lo que va de año, los embalses en las cuencas de la Comunidad Valenciana estaban bajo mínimos la última semana de agosto. De manera que los del Segura están al 17,6% de su capacidad, medio punto menos que la tercera semana de agosto, y los del Júcar al 42,8%, un 1,1% menos que la anterior semana.

Los embalses del Segura están 33,1 puntos por debajo de la media española -es la cuenca con menos agua embalsada de toda España-, con 201 hectómetros cúbicos embalsados, que son 106 menos que el año pasado y 192 menos que la media para esta semana en los últimos diez años. En el caso de los del Júcar están 8,9 puntos por debajo de la media española, que es del 50,9%, y acumulan 1.219 hectómetros cúbicos, que son 151 menos que el año pasado y 19 menos que la media de la última década, según datos del Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico.