Opinión
Joan, Candy e Iggy Pop
No todo vale. Cualquier hombre que no respete a una mujer debería mirarse a sí mismo, y luego, respirar. Con puntos violetas y sin ellos.
Hace dos años mi hijo y una servidora viajamos en avión de Alicante a Vitoria al Azkena Rock Festival y en el trayecto Joan, que entonces tenía 8 años, vivía sin vivir en él. Uno de los conciertos que íbamos a ver era el de Iggy Pop y, para conocer la canción, meses antes del viaje escuchábamos «Candy» en el coche. Él prefería ver el vídeo en YouTube y con subtítulos en castellano. En pleno vuelo a Vitoria le comía la inquietud de si vería a Iggy Pop llorando a moco tendido en el concierto por Candy y de si ella iba a aparecer en escena.
- Mamá, ¿Candy quiere a Iggy Pop?
No sabía qué contestar. Salí por la tangente
- Lo importante, mi amor, es que respetes a las mujeres
- Lo sé, mamá, en el cole me han enseñado qué es el machismo
En pleno verano, en toda España, hay festivales de música, como el Low que se celebra este fin de semana en Benidorm, y que coincide con las fiestas de Moros y Cristianos de La Vila Joiosa. En grandes aglomeraciones de personas es más necesario que nunca recordar que debe existir tolerancia cero hacia las faltas de respeto hacia la mujer. Se empieza por denigrar con la palabra y se puede acabar con una agresión física o sexual. Por eso, aplaudo que existan los puntos violetas. Esos espacios seguros a los que acudir -y que existen en el Low y en las fiestas de La Vila Joiosa- ante el menor atisbo de agresión hacia una mujer por el hecho de ser mujer.
En otra conversación con mi hijo, le conté un encontronazo que tuve con un hombre que me faltó al respeto y que se puso agresivo
- Mamá, ¿has vuelto a ver al hijo de p ese?
Pues eso, que no todo vale. Y que cualquier hombre que no respete a una mujer debería mirarse a sí mismo, y luego, respirar. Con puntos violetas y sin ellos.