Elecciones 28M

María José Catalá (PP): «Valencia tendrá una alcaldesa que pisará la calle y escuchará»

La candidata apura la campaña prometiendo devolver a la ciudad el esplendor perdido

La candidata del PP a la Alcaldía de Valencia, María José Catalá, compartió una paella con los vecinos de Pinedo
La candidata del PP a la Alcaldía de Valencia, María José Catalá, compartió una paella con los vecinos de PinedoKike Taberner

Última semana de campaña y 36 de embarazo. Son dos cuentas que la candidata del PP a la Alcaldía de Valencia, María José Catalá, lleva a la vez. Quedan cuatro días para las elecciones y entre los populares hay buenas perspectivas.

LA RAZÓN acompañó el martes a la popular en su agenda pública en un día poco habitual en la ciudad. Aemet había alertado de la llegada de una DANA a la Comunidad Valenciana y en una ciudad donde se cuentan con los dedos de la mano los días nublados, esta circunstancia obliga a cambiar muchos planes.

Las citas del día son las siguientes: comienza con una entrevista en los estudios de Onda Cero Valencia, continua con una visita al barrio de San Isidro donde también se reúne con la asociación de vecinos, sigue con una comida con agricultores en la pedanía de Pinedo y acaba con un acto los vecinos de Peñarroja.

10.00 horas. Arranca la jornada en la sede de Onda Cero en Valencia. «Normalmente empezamos a las 9, pero ayer tuvimos debate y por eso arrancamos un poco más tarde», explica antes de entrar.

La primera pregunta es inevitable. «¿Cómo llevas la campaña con el embarazo?» La respuesta es sincera. Lo mejor que puede, admite, porque además tiene una niña de dos años que, obviamente, no se está ni un minuto quieta.

Catalá cree firmemente en sus posibilidades de recuperar la Alcaldía para el PP- existen encuestas que así lo confirman- . «Será muy bonito contarle a mi hijo todo lo que pasó cuando él estaba a punto de nacer».

En la entrevista habla de su programa y también sobre los futuros pactos. En esto es tajante. Cree que podrá gobernar sin contar con Vox en su equipo de Gobierno.

Un barrio trabajador

11.00 horas. Visita a San Isidro. Empieza la jornada de calle. Al reconocerla, una pareja que va en coche se para «Vas a ganar. ¡No te pongas de parto!». Ella sonríe. Sabe que una de esas dos cosas no está en su mano.

Está claro que no es ninguna desconocida en la ciudad. Para ello, además de los cuatro años que lleva al frente de la oposición en el Ayuntamiento ha ayudado mucho la promoción desarrollada desde el partido. A finales de febrero desplegó una lona gigante en la que aparecía una foto y dos palabras: la alcaldesa. Con la campaña, esta imagen y este mensaje ha ido formando parte del paisaje de la ciudad.

La popular ha pateado Valencia, aunque en los últimos meses ha subido más el ritmo «Es la segunda ronda que hacemos a los barrios». Valencia tiene 87.

San Isidro es un barrio de gente trabajadora que pertenece al distrito de Patraix. Tiene casi 11.000 habitantes, el 17 por ciento es mayor de 64 años. Está lleno de comercios, bares. Tiene zonas verdes y buenas conexiones, pero se sale del circuito de visita obligada a los turistas, aunque tenga, por ejemplo, una gran tradición fallera. De hecho, puede presumir de tener una conocido artista fallero, José Luis Ceballos, presidente de la Asociación de Vecinos y que le recibe, junto a otros miembros de la asociación.

«Aquí ganó Compromís y no nos han hecho ni caso», comentan algunos. Las cifras que maneja el PP pone números a esta reivindicación. En la última legislatura se han invertido de manera directa 11.000 euros.

La primera parada es la ferretería Giner. El objetivo conocer peticiones de los comercios de barrio, una actividad que defiende como «esencial para la vida de la ciudad» y que se compromete a apoyar con un plan de acompañamiento de negocios.

Camina hasta el bar de la esquina, es la Taberna Aracena donde es recibida con buenos mensajes. «Vamos a ganar, no tengo ninguna duda», le dice una mujer que se está tomando un café con unas amigas. A su lado, otro le lanza entre una advertencia y una súplica. «No falléis a la gente. No les desilusionéis». «¡Qué guapa estás, claro porque estás embarazada. No me había dado cuenta».

Lo cierto es que la popular ha tratado que su embarazo no se convirtiese en el protagonista de su candidatura, «no es un ‘claim’ de campaña». Celosa de su vida privada ha encontrado otra perspectiva y piensa que quizás puede servir de ejemplo para que la maternidad no pare a ninguna mujer a alcanzar la meta que desee.

«La campaña es muy bonita. Te llega el cariño de la gente». Ella también lo busca. Se para, les pregunta, les escucha. Su equipo reparte papeletas del PP «¿Cómo puede ser que tu nombre salga dos veces? Eso está bien».

No es la primera vez que se lo dicen. Catalá encabeza la lista del Ayuntamiento y también la de Les Corts Valencianes. Explica que el candidato a la Generalitat del PP, Carlos Mazón, va por Alicante, y ella es la número uno por Valencia. También Rita Barberá era diputada, apuntan desde su equipo.

En su recorrido por el barrio se para a hablar con una barrendera. Le pide que poden los árboles, que en verano le entran bichos en casa. «Poda, limpieza y seguridad», es lo que más me reivindican los vecinos, asegura. «No es tan difícil», contesta a la pregunta de cómo va a cumplir las promesas que hace a los vecinos. «Solo hay que decirle la verdad a la gente».

La siguiente parada es la Universidad Popular. Un bajo donde la Asociación de Vecinos tiene cedida un espacio. En un aula unas ocho personas pintan acuarelas. «Necesitamos más espacio, hay mucha gente en lista de espera».

«Son sitios esenciales para los mayores, es un lugar de sociabilización», defiende. En una de las salas está la figuración de un proyecto del que se habla desde 2006. Un polideportivo que está en fase de contratación.

De ahí, pasa al Hogar del Jubilado. Lo visitó el pasado verano y no había aire acondicionado, una cuestión que ya se ha resuelto. Aún quedan temas que trata en una asamblea con vecinos en la horchatería El Carrero. Más de una hora de reunión, tomando notas y escuchando.

Por detrás pasa un coche con la cara de la candidata socialista que ha dejado propaganda en los parabrisas. De fondo, se ve el autobús con la cara de Ximo Puig.

«Seguiré teniendo reuniones así con vosotros cuando sea alcaldesa. Pisaré la calle. No lo voy a dejar de hacer cuando se acabe la campaña».

También le plantean cuestiones que se salen del ámbito local. Ella explica que puede hacerse cargo porque será diputada autonómica. Le hablan del valenciano y le preguntan si podrán elegir el idioma en el que estudian sus hijos. «Claro que sí, será posible», afirma tajante defendiendo que ella habla en valenciano a su hija, pero que eso es una elección y que es fundamental que tengan competencias en inglés. «Nos hemos olvidado de esto en este debate».

La pedanía olvidada

14.00 horas. Paella en Pinedo, una pedanía dentro del Parque Natural de La Albufera. Empieza a llover, pero está todo previsto. La DANA ha llegado a Valencia. La comida tiene DO Valencia. Un centenar de personas la esperan mientras se acaban de hacer tres paellas a leña junto a un granero de la Sociedad Arrocera del Tremolar (SAT). Hay ensalada de la huerta, «titaina», «all i pebre», paella de pollo y conejo y naranja. Un espectáculo culinario para reponer fuerzas.

La reciben con aplausos y con música de Nino Bravo. Han preparado un pie de micro para que hable. Primero lo hace el anfitrión, Paco Saéz, de la SAT. Critica al actual equipo de Gobierno. Les ha construido un carril bici que rechazan por su proximidad a las casas, dicen que es muy inseguro, pero no atienden sus quejas.

Catalá se compromete a dar una solución y a dar prioridad a los agricultores, a los pescadores y no a los «ecologistas de salón». A cambio, pide a los asistentes que le hablen siempre «claro».

Asegura que gestionará la ciudad con sentido común y haciendo caso a los mayores, pero también a «no agachar nunca la cabeza» para devolver a Valencia el esplendor que Valencia ha perdido estos años. Una sola petición «Id a votar».

Hay aplausos y sigue lloviendo. Tanto que el último acto del día se tiene que aplazar porque ha entrado agua en el local donde se había trasladado el encuentro. El equipo le acepta con resignación. La campaña toca a su fin.