
Valencia
El origen de las Fallas: estos fueron los primeros 'ninots' que ardieron en Valencia
A pesar de que hay diversas teorías, no está clara cuál es la procedencia real de esta festividad

La palabra valenciana "falla" proviene del latín facula, que significa "antorcha". Originalmente, este término se utilizaba para designar las antorchas que se colocaban en lo alto de las torres de vigilancia romanas.
Con el paso de los siglos, el significado evolucionó hasta convertirse en el nombre de las famosas fiestas en honor a San José, especialmente reconocidas en la ciudad de Valencia.
Los orígenes de la tradición fallera
Existen diversas teorías sobre el origen de las Fallas. Una de las más aceptadas es la que vincula la fiesta con los carpinteros valencianos, quienes, en la víspera de la festividad de su patrón, San José (19 de marzo), quemaban trastos viejos en la puerta de sus talleres para simbolizar el fin del invierno.
Entre los restos de madera, solían colocar un palo con un candil llamado estayo parot, lo que, con el tiempo, evolucionó hacia la incorporación de figuras humanas, dando lugar a los primeros ninots y a la creación de las Fallas.

Otra teoría sugiere que las Fallas tienen su raíz en una antigua tradición europea en la que se confeccionaban peleles satíricos que eran quemados en hogueras.
En Valencia, se tiene constancia de que en el siglo XVIII era común colgar monigotes grotescos en ventanas y balcones durante la Cuaresma, aunque en 1740 un bando prohibió encender hogueras en las calles por motivos de seguridad.
Las Fallas como celebración solar
Algunos estudios sugieren que el origen de las Fallas podría estar relacionado con las festividades solares. En diversas culturas, se encendían hogueras en los equinoccios y solsticios.
Si bien la festividad de San José coincide con el equinoccio de primavera, las Fallas podrían tener una conexión simbólica con la celebración del solsticio de verano en la festividad de San Juan.
Primeras referencias históricas
El ciudadano José Calasanz Biñe relató en sus escritos entre 1817 y 1819 cómo la noche del 18 de marzo se colocaban en las plazas figuras de paja o trapos vestidas con ropajes elegantes para ser quemadas ante el júbilo de la población.

Por su parte, el marqués y arqueólogo francés Alexandre Laborde, tras su estancia en Valencia en 1806, describió la costumbre de los carpinteros de realizar representaciones teatrales en las calles, conocidas como falles de Sant Josep.
La transformación de las Fallas en Valencia
Durante el siglo XIX, las Fallas evolucionaron de simples hogueras a espectáculos elaborados con estructuras de madera y figuras satíricas. En 1851, las autoridades empezaron a controlar el contenido de las Fallas debido a su carga crítica y satírica, imponiendo censura entre 1868 y 1870. Además, surgieron las fallas eróticas, que ridiculizaban el matrimonio y las relaciones amorosas.
En 1901, el Ayuntamiento de Valencia otorgó el primer premio a un monumento fallero, lo que incentivó la creación de fallas artísticas. Para ello, los talleres empezaron a contratar a escultores, pintores y carpinteros especializados, lo que dio lugar al nacimiento de la profesión de "artista fallero".
El auge de esta celebración en el Siglo XX
Las Fallas se convirtieron en un evento de gran interés turístico a principios del siglo XX. En 1927, llegó a Valencia el primer "tren fallero", un ferrocarril repleto de turistas provenientes de Madrid. En 1931, se nombró a la primera Fallera Mayor, y en 1934 se eligió al primer ninot indultat, es decir, la figura exenta de la quema por su valor artístico.
Durante la Guerra Civil, las Fallas fueron utilizadas con fines propagandísticos por ambos bandos. Tras la contienda, el Ayuntamiento de Valencia creó la Junta Central Fallera en 1944, organismo encargado de regular la fiesta. En 1945, se oficializó la tradicional Ofrenda de Flores a la Virgen de los Desamparados.
Las Fallas en la actualidad
Hoy en día, las Fallas son una de las festividades más importantes de España y han sido declaradas Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO en 2016. Cada año, miles de turistas acuden a Valencia para disfrutar de la plantà (colocación de las fallas), la Nit del Foc (espectáculo pirotécnico) y la cremà (quema de las fallas en la noche del 19 de marzo).
Con el paso de los años, la fiesta ha sabido combinar la tradición con la innovación, apostando por la sostenibilidad y la inclusión de nuevas tecnologías en el diseño de los monumentos falleros, sin perder su esencia de crítica social y celebración popular.
✕
Accede a tu cuenta para comentar