Opinión | A través del espejo
El tanque de Expojove y la princesa
Los niños de esta generación tienen claro que la guerra existe
Voy a empezar por el final. Estas fiestas he estado Expojove y no he visto los tanques. No es que evitara acercarme a verlos, simplemente no entraron en nuestro recorrido.
Era mi primera visita a esta feria después de demasiados años, pero recordé por qué era para mí una cita obligada. Hay tantas actividades que resulta complicado elegir si no se dispone de demasiado tiempo e incluso puedes pasar allí una mañana entera y no ir al expositor de las Fuerzas Armadas que tanta polémica causó.
Los que acusaron al Ayuntamiento de Valencia de «militarizar» Expojove o lo hicieron buscando hacer una oposición fácil o no han puesto nunca un pie en el recinto.
La imagen manchada de rosa por unos activistas dio una relevancia inusual a la inauguración de esta feria. Dicho sea de paso, opino que las Fuerzas Armadas podrían haber destacado, por ejemplo, en este certamen la labor de la UME, esencial en muchas catástrofes y dejar para otra ocasión la exhibición de tanques a una generación que, lamentablemente, sabe bien lo que es la guerra. Pocos niños habrá que no tengan por compañero de clase a un niño procedente de Ucrania.
En cualquier caso, lo que sí encontré en Expojove fue una maravillosa obra de teatro en la que Trencadís Produccions contaba la historia de "La Bella Durmiente".
En esta feria "militarizada", como algunos se empeñaron en destacar, cientos de personas siguieron con interés la historia de un joven que pide ayuda a unas amigas para vaciar la tienda de disfraces que ha heredado de su tío. Allí encuentran el libro de "La Bella Durmiente", que empiezan a representar con una cuidada puesta en escena. Al llegar al final, la narradora cuenta con mucha naturalidad que el príncipe piensa que no debe darle un beso a la princesa porque no sabe si a ella le gustaría, pero como ya ha demostrado su amor por ella, Aurora despierta. A partir de ahí empezará una historia cuyo final no está escrito.
Una buena lección para el público, pero también para aquellos que trataron de denostar un certamen que forma parte de la Navidad en Valencia.
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