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Internacional

Grecia

De la tragedia griega a la gestión audaz del coronavirus

El ejemplo europeo de Grecia. A pesar de tres rescates y recortes sanitarios del 8,7%, el Gobierno conservador de Mitsotakis cerró colegios y cesó la actividad no esencial con las primeras víctimas

Un voluntario, Dimitris Pantzartzidis, saluda a Antonis a quien lleva comida porque él no puede salir de casa en Tesalónica, Grecia DIMITRIS TOSIDISEFE

“Conócete a ti mismo”, es la repetidísima máxima del Oráculo de Delfos en el templo de Apolo. Grecia, haciendo honor a sus ancestros, ha hecho del conocimiento de sus debilidades su mejor forma de luchar contra el coronavirus. El avance imparable de la pandemia pilló al país Mediterráneo con la pérdida de una cuarta parte de su riqueza y el desplome de un 8,7% en su gasto sanitario según los datos de la OCDE, tras más de una década de recortes debido a la política de austeridad impulsada por Bruselas y Berlín frente al 1,4% de España y el 0,9% de Italia. Además, el país tan sólo tiene seis camas de UCI por cada 100.000 habitantes frente a las 10 de nuestro país.

Pero, consciente de sus talones de Aquiles, Atenas hizo de las medidas de prevención su mejor arma para evitar el colapso de su débil sistema sanitario. También ha ayudado que, pese al turismo, sea un país mucho menos conectado vía aérea que otros Estados como Italia o España. Grecia tiene una de las tasas de mortalidad por coronavirus en relación a su población más bajas de la UE. En la cifra de fallecidos por 100.000 habitantes, España tiene 35,4 frente a las 32,2 en Italia y 0,87 en Grecia. Un éxito incontestable.

Hace pocos días, la presidenta del Ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen, pidió disculpas a Italia “de corazón” por la tardanza del resto de los países europeos en responder a sus peticiones de auxilio. No es el primer mea culpa que entona un presidente de la Comisión Europea. “No fuimos solidarios con Grecia, la insultamos, la injuriamos y nunca me he alegrado de que Grecia, Portugal y otros países se encontraran así. Siempre he querido que remontaran su lugar entre las democracias de la UE", aseguró Jean Claude Juncker en 2019.

La tragedia griega comenzó en el año 2010. Primero se produjo la severa recesión mundial ocasionada por la quiebra de Lehman Brothers en 2008 que llevó a la inyección masiva de dinero público en la banca europea, tras la crisis de liquidez que se apoderó de los mercados internacionales de crédito. Lo que hasta entonces era una crisis financiera que había destapado problemas estructurales de algunas economías –como el estallido de la burbuja inmobiliaria en España- pasó a la siguiente fase: la crisis de deuda.

Entonces se descubrió que el país mediterráneo había estado manipulando durante años sus estadísticas y que su déficit real triplicaba el anunciado. Grecia había mentido para poder ingresar en el euro y aunque tanto las instituciones europeas como las cancillerías eran conscientes desde hace años de que los números no cuadraban, nadie pensaba que el boquete fuera tan grande. Y se desató el pánico. No sólo los mercados financieros masacraron a Grecia, el contagio se extendió a las primas de riesgo de los países periféricos europeos y esto también conllevaba ingentes pérdidas para los títulos de deuda en posesión de los bancos alemanes y franceses. Hasta ahí podíamos llegar. La prensa europea se llenó de artículos en los que se señalaban los peores defectos del país: corrupción, clientelismo y caos.

La zona euro tuvo que inventar sobre la marcha un sistema de rescates con diferentes mecanismos, por el que ofrecía financiación a los países en apuros a cambio de recortes y las visitas de los hombres de negro. Grecia es el único país que ha sufrido hasta tres rescates diferentes después de que la política de austeridad se llevase por delante al Gobierno socialista de Yorgos Papandreu y del conservador Andonis Samaras. La crisis económica devino en política. Los griegos castigaron a los dos principales partidos que, por otra parte, habían sido los partícipes del engaño sobre las cuentas públicas durante décadas y apareció un nuevo actor en escena: el partido de Syriza, que pretendía desafiar los dictados pro austeridad de la tan temida “troika” e iniciar un “tour de forze” con la mismísima canciller Angela Merkel.

Pero el ánimo levantisco duró poco. Tras el órdago de la celebración de un referéndum sobre los recortes por parte del Ejecutivo de Alexis Tsipras, los líderes europeos señalaron a Grecia la puerta de salida del euro y le impusieron un tercer rescate con draconianos ajustes que tuvo que ser aceptado con mansedumbre por parte de Tsipras, no sin grandes dosis de sufrimiento ya que incluso llegó a imponerse un corralito en el país. Ante la claudicación, el carismático ministro de Economía, Yanis Varoufakis acabó dimitiendo

En 2018, Grecia salió de su último rescate financiero después de que –Tsipras se convirtiera –ironías de la Historia- en uno de los mejores aliados de las instituciones europeas y Varoufakis ostentara el papel de “rock-star” de la izquierda mundial. La tragedia ha terminado, pero no el drama ya que el país se enfrenta a una deuda elefantiásica (176,6%) y altas dosis de paro y precariedad. Sigue habiendo vigilancia europea, pero más relajada.

Pero volvamos al presente. El nuevo Gobierno conservador presidido por Kiriakos Mitsotakis ha hecho de la necesidad virtud. Ante la situación italiana, en enero el Ejecutivo estableció controles de temperatura en los aeropuertos antes de que se produjese ningún contagio en el país, cerró colegios antes también de que hubiese muertos e impuso el cierre de la actividad no esencial tan sólo cuatro días después del primer fallecido. A finales del mes de febrero, el Gobierno ya había suspendido la celebración del carnaval tras la Pascua ortodoxa.Prevención, prevención y prevención frente a la arrogancia de otros países. El Ejecutivo también ha obligado a todos los centros privados a ceder sus camas en la UCI a la sanidad pública y ha contratado a 3.073 profesionales sanitarios.

Tras las humillaciones sufridas, pocos países como Grecia ha sufrido una cura de humildad tan profunda que, por otra parte, le ha permitido conocer sus debilidades e intentar solventarlas. A veces la Historia escribe recto con renglones torcidos.

Confinamiento hasta el 4 de mayo

El Gobierno heleno decretó el pasado 23 de marzo el confinamiento. Este viernes, las autoridades griegas anunciaron que prorrogarían una semana más, hasta el 4 de mayo el confinamiento. Asimismo, el Gobierno estudia hacer obligatorio el uso de mascarillas en el transporte público y está elaborando un plan para recuperar la frecuencia de autobuses y trenes de metro en Atenas. Una de las medidas griegas más aplaudidas ha sido el control de los movimientos de los griegos. Para poder salir a la calle mandan un sms avisando del motivo y queda registrada la hora a la que salieron por si les para la Policía.
En Grecia se han registrado 134 fallecidos por coronavirus y 2.517 contagiados.

Población envejecida y campos de refugiados

Grecia contaba con varios obstáculos más en su contra. Por un lado, un tercio de la población griega es mayor de 60 años, es decir, uno de cada tres griegos es población de riesgo en esta pandemia de coronavirus. Asimismo, cuenta con varios campamentos de refugiados masificados. Si el virus se expande en alguno de estos campos, la propagación del Covid sería rápida y letal y en una población muy vulnerable.

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