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Rosalía, de amarillo por los presos: la última ida de olla independentista

La cantante sale vestida de dicho color en el videoclip de “Juro que” y habla con su amante entre rejas

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Con Rosalía sucede lo que con esos manchurrones (perdonen el tecnicismo) de los psicólogos en los que cada paciente ve una cosa completamente distinta: un murciélago o unos amantes, por ejemplo. Desde que explotó ese «hype» continuo en que vivimos a costa de la artista, cada palabra, cada gesto viene interpretándose hasta rozar la paranoia o la conspiranoia. La cantante, además, ha sabido jugar al despiste, mostrándose ambigua cuando la cosa lo requería.
Hay quien está a la que salta para darle en los morros y quien aplaude cada paso que da en las redes, aunque sea (y esto es verídico) un simple «qué hacéis» lanzado en Twitter y transformado instantáneamente en una catarata de reacciones. Hasta Íñigo Errejón sucumbió a la llamada de Rosalía: «Desbloquear el país», respondió en los buenos tiempos de Más País, es decir, antes de las elecciones y su crujir de dientes. Al igual que el aleteo de una mariposa en Alcorcón provoca un huracán en Indochina, si Rosalía se coloca unos pelillos entre las cejas, Frida Kahlo sonríe desde su tumba. No así los odontólogos cuando la artista aparece con la dentadura tachonada de metal, algo que, alertan, «puede provocar fracturas».
Un apartado especial merece el binomio Rosalía-política. Durante mucho tiempo se le reprochó su alergia a opinar sobre este asunto, más aún siendo catalana. La cantante solo ha hecho una excepción a la regla, con su punto de bochorno. Al día siguiente de las elecciones del pasado 10 de noviembre, con todo el pescado vendido, la diva se pronunció: «Fuck Vox». Aplauso general de la parroquia y algún «a buenas horas mangas verdes». En estas, un nuevo videoclip de Rosalía ha venido a animar el cotarro.
En «Juro que», junto al actor Omar Ayuso, la diva aparece durante unos segundos vestida de amarillo de arriba abajo, uñas incluidas. Y, claro, no ha faltado quien en las redes sociales se ha aventurado a lanzar la húmeda fantasía independentista de que se trata de un guiño a la causa nacional, más como socarrón globo sonda que verdad incontrovertible. Pero el diario secesionista «elNacional.cat» se ha apresurado a darle carta de naturaleza, esparciendo la duda bajo el titular «El vídeo de Rosalía: ¿indirecta por los presos políticos?», y alimentando las esperanzas entre sus filas. Si Transnistria, Osetia y Rosalía nos apoyan, ¿qué más da que la UE nos ignore?
Pero no acaba aquí el armazón de la conspiranoia. En el videoclip, la artista mantiene una conversación telefónica en la cárcel con su amado: «Que ya lleva mi niño preso más de 400 días», comienza, para asegurarle después que «El tiempo que tú estés adentro yo te esperaré». Hay quien sostiene que quitando la cara de Omar Ayuso y colocando la de Oriol Junqueras, la cosa está clara. Pero hay que echarle imaginación, claro. Como con el murciélago del Test de Rorschach, que así se llaman por cierto los «manchurrones».

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