Crítica de “Sin señas particulares”: Almas en pena ★★★★✩

Dirección: Fernanda Valadez. Guión: Astrid Rondero y Fernanda Valadez. Intérpretes: Mercedes Hernández, David Illescas, Juan Jesús Varela. México-España, 2020. Duración: 95 minutos. Drama.

Para Magdalena, el mundo es una espalda. La mayoría de gente a la que se encuentra en su camino, y a la que le pregunta cómo puede encontrar a su hijo desaparecido, está de espaldas a la cámara, o fuera de campo. Son voces que quieren, y necesitan, permanecer en el anonimato, cerca de la frontera de sangre entre México y Estados Unidos, y la puesta en escena de Fernanda Valadez los oculta, como si la ayuda que prestan rechazara cualquier empatía con el espectador. Aquí, por supuesto, quien manda es el rostro de Magdalena, siempre en primer plano. “Podrías ser mi hijo”, le dice a Miguel, el único que parece echarle una mano de todo corazón, tal vez porque, como deportado, se siente tan huérfano como ella. “De espaldas, todos nos parecemos”, le responde él. Magdalena busca a su hijo en México, temiendo que haya muerto antes de salir del país. Miguel vuelve a la fuerza de Estados Unidos después de cinco años de ausencia, y lo que se encuentra es una sinfonía de bocinas y luces rojas, apabullante en su violenta desmesura, y un vacío: nadie le espera, su madre también ha desaparecido.

Valadez filma, con triste serenidad y sin caer en las trampas del cine social, a estas dos almas en pena que sintonizan en el duelo y el desarraigo. Poco hay más que decir sobre las mafias mexicanas, que matan o reclutan a inocentes para su avariciosa y sangrienta guerrilla: el tema es lo suficientemente manido -la violencia en la frontera, el fracaso del sueño americano, las casas quemadas y los cadáveres sin identificar en un México sin esperanza- para no pontificar sobre él. Lo importante es que el drama íntimo se despliegue sin subrayados, gracias también a la excelente, contenidísima interpretación de Mercedes Hernández. Quizás en el clímax final se nota demasiado la mano de las guionistas, muy pendientes de impactar con un giro inesperado en la trama, pero la película funciona más allá de su resolución, que encierra, en el fondo, una hermosa gesta de justicia poética.