Elisa Lam, una revisión del misterioso crimen de “la chica del ascensor”

En la mañana del 31 de enero de 2013, la joven canadiense Elisa Lam, tenía programado hacer el «check-out» del Hotel Cecil, en pleno centro turístico de la ciudad de Los Ángeles y apenas a unas calles de donde se entregan los Oscar. Ante su aparente dejación de funciones y la imposibilidad de localizarla, el personal subió a la habitación en su búsqueda y no encontraron más que sus pertenencias desordenadas. De inmediato, se pusieron en contacto con la familia, que viajó desde su país de origen para colaborar en la investigación y arrojar luz sobre su desaparición.

Durante más de dos semanas, tanto el Departamento de Policía de Los Ángeles como la unidad de desparecidos del FBI buscaron sin éxito algún rastro de Lam en el hotel, otrora famoso por haber albergado durante años a la malograda Dalia Negra o ser escenario de numerosos programas de televisión centrados en lo paranormal. No sería hasta el 15 de febrero cuando se encontró una nueva pista: la cinta de videovigilancia del ascensor del hotel mostraba a Lam, durante la noche del 30 de enero, en una especie de juego del escondite con un sujeto desconodido, ya que el ángulo no permitía ver más allá del pasillo.

Es aquí donde el misterio se vuelve lúgubre y carne de elucubraciones, porque durante cuatro agónicos minutos, Lam bailará, se llevará las manos a la cara aterrorizada y sonreirá, todo ello en frenéticos intervalos que terminan con ella saliendo del ascensor con actitud tranquila y, aquí viene lo más extraño, cediendo ostensiblemente el paso a la nada y activando el sensor de movimiento del ascensor. La grabación corrió como la pólvora y el «fantasma» de Lam fue objeto de todo tipo de teorías sin fundamento. La triste realidad volvió a volcar el caso cuando el 19 de febrero, más de dos semanas después de que se denunciara su desaparición y se rastreara todo el perímetro con perros y especialistas, el cadáver de la joven de 21 años era descubierto en los depósitos de agua del mismo hotel, en la azotea, y en una zona con dos mecanismos de seguridad que solo permitía su acceso por parte de empleados.

Coincidiendo con el séptimo aniversario de tan macabros hechos, Netflix promete arrojar luz sobre el caso en «Escena del crimen: desaparición en el Hotel Cecil», una mini-serie documental de cuatro episodios que estrena el miércoles y para la que se ha contado con el testimonio de los policías encargados del caso. Más allá del morbo por una de esas leyendas que Internet se encargó de llevar hasta límites ridículos e irrespetuosos, la serie quiere servir también como homenaje a Lam y a su familia.