Almagro o cómo crecer tras la Covid
Tras la edición pandémica de 2020, la cita manchega ha presentado 84 funciones para el mes de julio, con 11 estrenos, y con Navarra y Portugal como territorios invitados
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Después de pasar por varios planes («B, C, D, E, F...», explicaba hace un año Ignacio García), el Festival de Almagro de 2020 se sacó adelante contra todos los vientos y las mareas pandémicas. Una cita a modo de menú degustación que logró no desconectar a los escenarios en tiempos del Covid y, además, utilizarse como banco de pruebas para lo que vendría en septiembre con toda la temporada, que no es poco. Pero lo de este año es otra historia.
El optimismo, la mejora de las cifras y las vacunas han impulsado los ánimos y eso también se nota en un festival que este año duplica los datos respecto al austero verano pasado. Las 44 representaciones de hace diez meses se irán a las 84 de este julio, cuando el Premio Corral de Comedias dé el pistoletazo de salida a una muestra que, todavía sin llegar a los números de 2019, recupera buena parte de aquella esencia de la vieja normalidad, aunque advierte García, director del certamen: «Por petición del Patronato no queremos que todo el mundo coincida en la plaza o en los restaurantes a la misma hora». Motivo por lo que secciones como el Off y el infantil se han reducido a un formato híbrido en el que todo transcurrirá «on line» hasta conocer al ganador, que sí pisará las tablas manchegas.
Y bajo esta relativa normalidad, Julieta Serrano será la encargada de recoger el citado galardón el 1 de julio en el Palacio de los Oviedo por «representar lo mejor de nuestras tradiciones españolas teatrales», además de por haber heredado «esa magnífica escuela de decir el verso con claridad, con profundidad, con contundencia, pero también con una manera absolutamente orgánica y natural», defendía el acta del jurado. La actriz coge de esta forma el testigo de Ana Belén, homenajeada en 2020, y representa un nuevo gesto del festival en su «apuesta por la visibilidad de las mujeres en el Siglo de Oro».
Una declaración de intenciones que comienza desde el lema de esta 44 edición que se desarrollará hasta el día 25: «Y el tiempo breve pasarás en flores», un endecasílabo de Sor Ana de la Trinidad que, en palabras de García, «resume lo que queremos ser: un tiempo que se pasa muy rápido cuando estás en el festival y que se emplea en placeres, flores, cosas hermosas. Una fiesta de los placeres única en el mundo», desgrana sobre el verso de una autora recientemente descubierta y aprovechada para la ocasión gracias a la vertiente que abre la Comunidad invitada este año, Navarra.
El otro territorio que tendrá una importante presencia en la programación será Portugal, país junto al que se recuperarán viejas ideas de grandes personajes, como Saramago, sobre una única nación ibérica. Pero, sobre todo, la «unidad cultural», señala el director, entre hispanos y lusos: «Tenemos el importante mensaje de que no había ninguna barrera en ningún sentido. No había fronteras ni problemas lingüísticos, como se va a poder comprobar con los diferentes autores».
Como lleva haciendo desde que tomó las riendas del festival, Ignacio García intentará, a través de Navarra y Portugal, abrir la etapa áurea y demostrar que hay vida más allá de «los tres hombres blancos, castellanos y católicos»: así define a Lope, Tirso y Calderón, aunque sin renunciar a ellos. La misión es clara: «Defender el Siglo de Oro y que cada vez sea más amplio, variopinto, accesible, americanista...». Para ello, Almagro vuelve a contar con la habitual presencia de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, que en esta ocasión se mueve desde el dramatismo de «El príncipe constante» –en gira– al musical de «Castelvines y Monteses», actualmente en la Comedia madrileña, pero también acoge un estreno grande, «Antonio y Cleopatra» (de Shakespeare y en versión de Molina Foix), que del 1 al 4 de julio subirá al escenario del Adolfo Marsillach a Lluís Homar y Ana Belén bajo la dirección de Juan Carlos Plaza. «La comedia de las maravillas», de Ramón de la Cruz y Lluïsa Cunillé, y el espectáculo infantil «Lope sobre ruedas», dirigido por Mireia Fernández, también correrán a cargo de la CNTC.
Más allá de estos, la versión de «El perro del hortelano» de Paco Mir; «La vida es sueño», dirigida por Pablo Viar; «Lope y sus Doroteas», de Ignacio y Ainhoa Amestoy; «Las bizarrías de Belisa», de Lope y liderada por Antonio Alcalde; «Mío Cid», de José Luis Gómez; «El cantar de cantares», de Fray Luis de León que versiona y dirige el propio Ignacio García; y el recital místico de «Esta divina prisión», versión de Raúl Losánez y dirección de Ana Contreras, son otras de las citas importantes en el calendario almagreño.
Respecto al «Programa Portugal», los días 2 y 3 de julio se podrá ver en el Palacio de los Oviedo «A contenda dos labradores de Caldelas o Entremés Famoso sobre da pesca do Río Miño», de la Compañía de Teatro de Braga y el Centro Dramático Galego; en Aurea se representará «Castro», del Teatro Nacional Sâo Joâo de Oporto; el fin de semana del 16 de julio, a la Casa Palacio de los Villareal (Palacio de los Oviedo) llegará «Embarcaçâo do infierno», de A escola da noite y Centro Dramático de Évora; y en el Teatro Municipal, la compañía Nao D’amores representará «Nise, la tragedia de Inés de Castro». Además, en ese intento por «la descentralización del Siglo de Oro y por escuchar las voces de otros territorios de la nación cuyas miradas son diferentes», la programación navarra aportará música, danza, una mezcla entre lo tradicional y lo contemporáneo del 9 de julio al 24.
En resumen, un Festival de Almagro que ya va pareciéndose más a lo que fue antaño que a lo que se tuvo que montar como buenamente se pudo hace tan solo una edición. «Una manera luminosa de afrontar el nuevo tiempo. Después de muchas renuncias, parece que vislumbramos el final del cambio y queremos que Almagro sea un sitio en el que recargar las pilas y alimentar nuestro espíritu para luchar por un mundo mejor», sentencia García.