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Pitágoras: un ídolo de Silicon Valley: pacifista, vegetariano y precursor del algoritmo

Considerado el primer matemático puro, el filósofo griego fue un auténtico precursor de lo que hoy se conoce como una vida alternativa
La Razón

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Los llamados presocráticos no han dejado de estar de moda desde que Nietzsche, y luego Heidegger los reivindicaran con renovadas lecturas. Y unos más que otros: recordemos la pasión del primero por Heráclito, el oscuro autor de aforismos fascinantes, y del segundo por Parménides, el inamovible ontólogo de «el ser es y el no ser no es». En el principio fueron los milesios, primeros filósofos de la naturaleza que intentaron formular una explicación científica del origen de la realidad sobre la base de un primer principio o «arché» y que desarrollaron su actividad filosófica en el Asia Menor griega, a la vez extremo occidental del sofisticado mundo persa.
¿Pueden interesarnos hoy Tales, Anaxímenes o Anaximandro? El agua, el aire o lo indeterminado hoy a la ciencia le dicen poco, pero tal vez pueda recuperarse la conjunción de la naturaleza con el hombre, en la idea del mundo como una especie de ser pensante, rodeado de agua y que emana un soplo vital. En otra dimensión actual, estos filósofos, como también los eléatas, entendieron que la naturaleza y la convivencia en comunidad humana no podían separarse: por ello se implicaron hondamente en la política e intentaron afrontar su mundo en transformación interviniendo a veces en las leyes.
Una política cohesionada
Pero, ya en la Magna Grecia, el actual sur de Italia y Sicilia, aparece el movimiento más interesante para nuestro tiempo. Es el encabezado por Pitágoras, el sabio de los números, el que concibió la proporción numérica como principio que ordena todo el cosmos. Su ontología, basada en el misterio de la proporcionalidad aritmética, matemática y geométrica, me recuerda sobremanera a nuestra actualidad regida por algoritmos en la gran red de redes que controla el mundo. Su visión, quizá cercana al pensamiento mágico y a la numerología, puede que fuera el primer intento de armonizar nuestro cosmos euclidiano con el macrocosmos de las estrellas y el microcosmos del alma individual, pues el de la física cuántica aún le estaba vedado a sus intuiciones.
Los pitagóricos fueron capaces de explicar no solo la armonía de las esferas y la música celestial, sino también la comunidad política y su funcionamiento idóneo sobre el trasfondo numérico de su escuela sapiencial. Pitágoras es un filósofo que representa diversas vertientes muy en boga: no solo porque encarna un modelo de vida alternativo –basado en el vegetarianismo y el pacifismo, la renuncia a la carne y a la violencia–, sino también porque preconiza la meditación, la música y el autoconocimiento como vías para la mejora del individuo. La armonía del alma individual era clave para obtener una comunidad política maravillosamente cohesionada. Y esto es otro aspecto que lo configura casi como un gurú «avant la lettre»: fundó las primeras comunidades filosóficas de vida separada, modelo utópico y comunidad de bienes de la historia.
Él creó además una escuela de vida en común y buen gobierno que llegó a expandirse y legislar en varias ciudades, regida por el principio de la amistad y con el destierro del comercio. También teorizó sobre la manera de purificarse en este mundo y preparase para el más allá de la muerte con una pionera teoría del alma, pues seguramente es uno de los primeros filósofos occidentales que habla de la reencarnación y de los ciclos del alma lejos del cuerpo.
Con la escuela pitagórica surge el anhelo por una vida mejor en armonía con el cosmos y la naturaleza, en hermandad con las plantas y los animales, en una especie de ecologismo primordial, que comparte con otros de los llamados «presocráticos». Pitágoras es, sin duda, el más moderno de estos filósofos de los principios. Con la idea de reducir el universo cognoscible al número, el pitagorismo es la raíz del árbol de permutaciones, algoritmos y procesos informáticos que nos domina hoy día, desde internet y los GPS, que nos localizan en el cosmos sublunar. En suma, Pitágoras es uno de los filósofos antiguos que mejor pueden simbolizar los desafíos del hombre de hoy. Por eso y mucho más pervive. Matemático, músico y místico, este representante de los presocráticos ha de ser el que abra esta serie de contribuciones sobre la actualidad de la filosofía antigua.