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Las pistas ocultas de Paul McCartney

El beatle protagoniza un documental de seis episodios para Disney + junto a Rick Rubin en el que habla de John Lennon: “Nunca me dijo que yo fuera un gran bajista. Pero es bonito saber que lo pensaba”
Courtesy of Hulu HULU

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No tiene ninguna necesidad de conceder entrevistas y además terminó harto de hablar del traumático pasado de los Beatles en cualquier ocasión que se presentase con otra excusa. Por eso, Paul McCartney renegó de los cuestionarios, pero, a sus 79 años, asegura que él mismo ha dejado de ser un miembro de ese grupo para ser solo “un fan de los Beatles”. Así se identifica en una larga entrevista junto al productor Rick Rubin para el documental “McCartney, 3, 2, 1” que Disney estrena el 25 de agosto. En él, el zurdo de Liverpool revela, con prudencia y morosidad, algunos recuerdos y desentierra junto al productor algunos trucos de la infinita chistera de las canciones de la banda. Y revelan el enorme peso del azar en la prodigiosa historia de los cuatro de Liverpool.
La mecánica del documental resulta muy interesante. Ambos interlocutores se sientan en torno a una mesa de mezclas y seleccionan solo un canal de alguna de las canciones emblemáticas del grupo. Aíslan un instrumento, que parece que toca su propia canción, desentierran los mensajes ocultos, retiran las capas de la cebolla de, por ejemplo de “Dear Prudence”, “While My Guitar Gently Weeps” y otras. Así, Rubin demuestra habilidad como entrevistador. Coloca el capote a distancia prudencial y espera. No hace preguntas directas sobre las cuestiones más polémicas, pero así McCartney siente que quiere hablar de John Lennon, por ejemplo: “Llevó un tiempo superar la ruptura. No quería tocar canciones de los Beatles en mis conciertos. Hasta que un día me atreví a tocar una mía. Claro, jamás habría interpretado una de John. Pero luego, poco a poco, me fui reconciliando con todo lo que hicimos como grupo”, dice el bajista. Rubin lee un texto: “Paul es uno de los bajistas más innovadores que ha habido nunca. La mitad de la música que se hace hoy es un plagio de lo que él aportó a los Beatles. Siempre ha sido modesto con respecto a sus propias habilidades, pero para mí es un gran, gran músico”. Lo dijo John Lennon, aclara el entrevistador. “Vaya, Johnnie, es bonito. Nunca me lo dijo a mí, pero me encanta saber se lo dijo a otra persona”, apunta “Macca”, conmovido. “Es increíble pensar que hicimos juntos como 300 canciones y jamás dejamos una sin acabar. Ahora miro atrás y ya no siento que fuera mi colega John, con el que tenía un grupo. Es que yo puedo decir que trabajé con John Lennon”, devuelve McCartney el halago.
El inmenso azar
En torno a las canciones y sus pistas ocultas van surgiendo los temas. George Harrison iba a ser el guitarrista, eso seguro, así que el puesto de bajista tendría que ser para Lennon o para él. Ambos se negaron, por supuesto, porque el bajista “solía ser el gordo de los grupos”, ríe McCartney, que revela que fue él quien dejó de tocar la guitarra en directo después de un ataque de pánico que sufrió en Liverpool durante un solo. El azar está muy presente en la historia del cuarteto. Por ejemplo: “El título de ‘’Sgt. Peppers’' se debe a una broma. Estábamos de gira y el ‘’roadie’' dijo: ‘’¿Me pasas la sal y la pimienta? (salt & pepper)’’. Y John contestó: ‘’¡Te había entendido Sargent Pepper!’’. Y así fue como se quedó la broma y salió el título”. O, según explica, la verdadera historia de “Lucy in the Sky With Diamonds”, que tiene su origen cuando Julian, el hijo de Lennon, llegó a casa con un dibujo de su compañera Lucy rodeada de diamantes. “Como estaba flotando, era en el cielo. Y bueno, nos encantaba Lewis Carrol y el mundo de Alicia”, dice el músico, que concede también el acrónimo LSD. “Estábamos en medio de esa cultura de las drogas y terminamos bastante destrozados por ello. Así fue como surgió el viaje a la India con el Maharishi Mahesh Yogi”. También reconoce el “robo” que cometieron en “Come Togehter”, que surge de simplemente frenar de revoluciones “You Can’t Catch Me”, de Chuck Berry, su ídolo.
Desde que se llamaban mutuamente “cuatro ojos” y “pecho palomo”, Lennon y McCartney se impulsaron el uno al otro bajo la consigna de no aburrirse y de la absoluta libertad. Combinaron en el mismo disco un Moog (un adelanto tecnológico alucinante en la época) con un martillo chocando contra un yunque. No querían meter un cuarteto de cuerdas porque eran rockeros, pero probaron a ver qué pasaba y acabaron con orquestas completas. Así pasó en la introducción de “Yesterday”, la obra cumbre de McCartney, una canción que soñó y que registró en su cabeza tocando en el piano de la casa de su novia en 1965. “No hubo un esfuerzo consciente. ¿Cómo pasó? No lo sé”. “Lo más normal es que hubiésemos terminado trabajando en una fábrica. Hoy, me he convertido en un fan de los Beatles. Antes, solo era uno de ellos. Pero ahora empiezo a entender y apreciar las canciones que hicimos”.