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La ópera “Aida” cumplirá 150 años: esta es su historia

Una de las óperas por excelencia celebra su cumpleaños el 24 de diciembre: na escena y una música espectacular para una ópera ciertamente intimista
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«Aida», una de las óperas más populares de los historia, cumplirá 150 años el 24 de diciembre. Curiosamente no ha sido con esta partitura con la que la Scala abrió su temporada el día de San Ambrosio (07/12), sino con otra del mismo autor: «Macbeth». Quizá sea porque no se estrenó en Milán, sino en Egipto y, quizá también, porque apenas hace un año que Riccardo Chailly ofreció allí una versión, luego descartada por Verdi, con cien compases diferentes al comienzo del tercer acto, que empleó posteriormente en su «Misa de Requiem». Arturo Toscanini, con su Orquesta Sinfónica de la NBC, dio también a conocer en 1940 la obertura que Verdi compuso para sustituir el conocido breve preludio con un popurrí de los temas posteriores y que más tarde descartó por considerarlo una «insipidez pretenciosa».
La génesis de «Aida» es curiosa. Ismael Pachá, virrey de Egipto, encargó al arquitecto italiano Pietro Avoscani la construcción de un teatro de ópera en El Cairo para celebrar la apertura del Canal de Suez, que presidiría la emperatriz francesa Eugenia de Montijo. El virrey quería que para dicha apertura Verdi escribiese una especie de himno, y le ofreció ciento cincuenta mil francos, una cantidad que era una fortuna en la época, pero Verdi no tenía ganas de someterse a encargos de circunstancias y contaba ya con un buen patrimonio, por lo que no aceptó. No obstante, el teatro se abrió con una obra suya, «Rigoletto», en 1869. Pachá perseveró y convenció al egiptólogo francés Auguste Mariette para que escribiera un libreto y éste se puso en contacto con Camille du Locle, director de la Ópera Cómica de París y amigo de Verdi. Al final, entre los tres y la ayuda de Antonio Ghislanzoni redactaron el texto. Incluso algún musicólogo también ha añadido en la «conspiración» a Temístocle Solera. Todos los elementos escénicos fueron diseñados por el egiptólogo y no se reparó en gastos, hasta el punto que las crónicas cuentan que la corona de Amneris era de oro y de plata las armas de Radamés.
Verdi no asistió al estreno de su nueva obra y tampoco encarnó a Aida su posterior compañera sentimental Teresa Stolz, pero el éxito fue grande aunque al compositor, que recibió el título de Caballero de la Orden Otomana, le disgustó que no hubiese podido acudir el público en general, sino sólo autoridades por invitación. Por eso, para él, el verdadero estreno acaeció en la Scala el 8 de febrero de 1872 y esta vez sí con Stolz. Llegaría a Nueva York en 1873 y un año después a Berlín y el Teatro Real de Madrid, no en vano Solera tuvo mucha relación con él. Verdi se quedaría en silencio operístico durante una década, hasta «Otello» y «Falstaff».
«Aida» es una de esas óperas por excelencia, con una «Marcha Triunfal» que Terenci Moix calificaba como «música clásica para los que no aman la música clásica». Una escena y una música espectacular para una ópera ciertamente intimista en sus mejores logros, que fue llevada al cine con Sofía Loren como protagonista. Entre las grabaciones discográficas de estudio sobresalen, aparte de la mítica de Toscanini, las de Serafin con Callas y Tucker, la de Karajan con Tebaldi y Bergonzi o la de Muti con Caballé y Domingo.