Crítica de “Mira por mí”: sobrevivir a ciegas ★★☆☆☆

Director: Randall Okita. Guion: Adam Yorke, Tommy Gushue. Intérpretes: Skyler Davenport, Kim Coates, Jessica Parker. Canadá, 2021. Duración: 90 min. Thriller.

La verdad es que cuesta, cuesta horrores entrar al principio en la película de Randall Okita, cuando descubrimos a Sophie, una esquiadora que se ha quedado ciega y mantiene una complicada relación con su madre, que acaba de contratar una señora muy pija porque debe partir corriendo de viaje para que le cuide el gato durante unos días en una recóndita, pero literal mansión, y cuesta porque la mujer, en apenas unos minutos, le explica a Sophie lo que come el felino y cómo se maneja la alarma, para después huir como alma que lleva el diablo y sin guiarla ni una sola vez por la casa, lo que, para una persona invidente, nos parece un hándicap importante, mucho.

Una vez haya olvidado el detalle, nos toparemos con un thriller entretenido aunque poco original de base (recuerden, por ejemplo, la estupenda «Sola en la oscuridad», 1967, de Terence Young y protagonizada por Audrey Hepburn, así como varios telefilmes de domingo de calidad más cuestionables) cuando unos ladrones, creyendo que la casa está vacía, entran en busca de la caja fuerte. Sophie, asustada aunque corajuda y también un poco amante de lo ajeno (lo que resulta un punto a favor), recurre entonces a Kelly, una veterana del Ejército amante de las videoconsolas y de ayudar al prójimo, que la va guiando vía móvil por las habitaciones para que pueda sobrevivir. Los fulanos, que tampoco andan muy espabilados por el mundo, no saben todavía la que les ha caído encima mientras el respetable se pregunta por dónde quedó la credibilidad de la historia e intuye con bastante rapidez de qué manera acabará. Por cierto, el pobre e inocente minino causante de tanto embrollo no volvió a probar bocado, menos mal que son animales muy inteligentes y tienen siete vidas.

Lo mejor: el que la chica invidente sea un poco amante de lo ajeno es un original punto a su favor

Lo peor: aunque entretenida, no se trata de una historia muy original ni creíble que digamos