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Historia

De la muerte de José I de Austria al 11 de septiembre de 1714

La muerte de Carlos II supuso que en España se decidiera quién lo iba a suceder. Al no dejar sucesión directa, el elegido podía desequilibrar la paz de Westfalia

José I de Austria
José I de AustriaLa Razón

La muerte de Carlos II supuso que en España se decidiera quién lo iba a suceder. Al no dejar sucesión directa, el elegido podía desequilibrar la paz de Westfalia. Dos eran los pretendientes. Por una parte Felipe de Borbón, nieto del Rey Sol. Si conseguía el trono de España, también lo podía ser de Francia, con lo cual se formaría un nuevo imperio en Europa que no gustaba a ciertas potencias europeas. Por eso Leopoldo I de Austria creó la Gran Alianza de La Haya, con Austria, Inglaterra, los príncipes del Sacro Imperio Romano Germánico, Portugal y Saboya. Al empezar la llamada guerra de Sucesión, Cataluña se puso al lado de Felipe de Borbón. No fue hasta el 1705 cuando decidieron cambiar de pretendiente y se aliaron con el archiduque Carlos. Aquel año falleció Leopoldo I de Austria. En 1709 el Papa Clemente XI reconoció como rey de España al archiduque Carlos. Esto supuso que Felipe de Borbón rompiera relaciones con el Vaticano.

El punto de inflexión llegó el 17 de abril de 1711. Ese día fallecía José I de Austria. Con su muerte el archiduque Carlos pasó a ser el jefe del Sacro Imperio Romano Germánico y emperador. Una parte de Europa quería impedir la unión de las coronas francesa y española, tampoco veían con buenos ojo que el Sacro Imperio tuviera la corona de España. Inglaterra, ante el panorama que se presentaba, decidido iniciar las negociaciones de paz. Estas culminaron en 1712 con la renuncia de Felipe de Borbón al trono de Francia. Con ello se impedía la creación de un nuevo imperio que no le gustaba a nadie. Aunque esta parte estaba solucionada, Holanda, Portugal y el Sacro Imperio no aceptaron el cese de hostilidades. Con lo cual siguió la guerra en Flandes.

El final del conflicto llegó con la firma de los tratados de Rastatt y Utrecht (1713). Las potencias europeas reconocían como rey de España a Felipe V. Este renunció a formar parte de la línea sucesoria al trono de Francia y, por su parte, los Borbones franceses a la de España. Inglaterra recibió, en compensación, Gibraltar y Menorca. El Sacro Imperio los Países Bajos, Cerdeña, el Milanesado, Mantua, Mirandola y Comachio. Los Saboya se quedaron con Sicilia y Portugal la colonia Sacramento.

Los mitos del 11 de septiembre catalán

El tratado de Utrecht se firmó en dos tiempos: el 11 de abril de 1713 entre Inglaterra, Francia y los Países Bajos; el 13 de julio de 1713 entre Inglaterra y España. El de Rastatt se firmó el 6 de marzo de 1714. Con el de Utrecht Felipe V se comprometió a que Cataluña mantuviera “Todos aquellos privilegios que poseen los habitantes de las dos castillas”. Mientras todo esto sucedía -Europa se había repartido territorios y Felipe V ya era rey de España- en Cataluña nadie se enteró. Seguían luchando a favor del archiduque Carlos y pretendían que un Borbón nunca fuera proclamado rey de España.

Es más, empezó a hablarse del “conflicto catalán” en todas las cancillerías europeas. El conflicto era el comentado: no querían a Felipe V. Nadie de Europa les hizo caso. ¿Les suena todo esto? El tratado de Utrecht dejaba muy claro quién era el rey de España. Pues bien, como consecuencia de esta cabezonería, mientras Europa estaba en paz, Cataluña se mantuvo en pie de guerra. ¿Qué pasó de 1713 a 1714? Los Tres Comunes de Cataluña mandaron a un emisario -Ignacio de Dalmases- para que Ana Estuardo tomara partido a favor de ellos. Estos no ocurrió. Inglaterra estaba satisfecha con lo conseguido. El archiduque Carlos movió algún hilo. Pretendió que la Corona de Aragón quedara bajo el dominio de los Austrias. No solo Europa, sino también Felipe V se negaron a aceptar esta división territorial por el capricho de unos pocos que no aceptaban lo que las grandes potencias habían decidido. También, durante el tratado de Rastatt se volvió a hablar del conflicto catalán. Y, como la vez anterior, todas las pretensiones quedaron en nada.

Y llegamos a la mítica fecha del 11 de septiembre de 1714. Un día en el cual no se disparó un solo tiro. Hubo una tregua, por parte del duque de Berwich para que se entregaran, pues todo lo tenían perdido. La ciudad de Barcelona se rindió el 12 de septiembre de 1714 a las 12 horas. Pusieron condiciones para entregar la plaza. Deseaban negociar el futuro. Berwich los debió mirar con indulgencia. No había condiciones. La paz se había sellado un años antes. Se debían entregar para poner fin a un acto de rebeldía inútil. Sin embargo, Berwich fue indulgente. Accedió, si se rendían, a respetar sus vidas y propiedades. Como así ocurrió. Todo lo que se ha contado posteriormente. Esto es, sobre Rafael de Casanovas, sobre que Cataluña luchó para defenderse de la invasión española, sobre que era un país independiente, sobre el sometimiento imperialista sobre España, sobre la restricción de libertades con el Decreto de Nueva Planta… todo eso es falso.