Sección patrocinada por sección patrocinada
Cine

Cannes

“Close” se acerca a la Palma de Oro

La cinta del belga Lukas Dhont sobre las íntimas complejidades de la identidad adolescente y su sensible crónica de un duelo se postula como favorita en una jornada en la que también se han podido ver los títulos de Kelly Reichardt y Kore-eda

Victor Polster, Lukas Dhont y Jelle Florizoone en Cannes (de izda. a dcha.)
Victor Polster, Lukas Dhont y Jelle Florizoone en Cannes (de izda. a dcha.)CLEMENS BILANAgencia EFE

De las cuatro películas que cerraron una de las secciones oficiales más discretas que se recuerdan en los últimos años en Cannes, fue la belga “Close” la más premiable. Historia de una amistad traicionada por la presión social, estudio de las íntimas complejidades de la identidad adolescente y sensible crónica de un duelo, la película de Lukas Dhont, que ganó la Cámara de Oro por “Girl” en 2018, suena a consenso. Con ejemplar delicadeza, el cineasta belga explica muy bien cómo las asignaciones de los roles de género e identidad sexual en el infierno escolar pueden afectar la vida de los jóvenes en proceso de formación, pero lo hace sin teorizar ni sermonear sino desde el corazón del problema. Partiendo de una ruptura sentimental, cruel a su pesar, descrita con un riguroso amor por el detalle -esas bicicletas que ya no se esperan en el camino, esa cabeza que no tiene otro cuerpo para reposar- Dhont lanzará a su protagonista al vacío de la culpa pegándose a él, aceptando con la cámara la lenta asunción del papel que tuvo en la catástrofe, en un viaje a la reconciliación que es tan emocionante como poco complaciente.

Un fotograma de "Close"
Un fotograma de "Close"ImdbImdb

De cerca, Kelly Reichardt competía (¡escándalo!) por primera vez en Cannes con “Showing Up”, su cuarta colaboración con la actriz Michelle Williams. La película bien podría ser el cuarto episodio de su gloriosa “Certain Women”, en la medida en que es otro retrato de una mujer en crisis, aunque ya sabemos que las crisis de Reichardt están contadas en un tono bajo, cotidiano, alérgico a estridencias. Aquí se trata de observar a una escultora en los días previos a una exposición. Antisocial, insegura y amargada, Lizzie parece tan incómoda en su propia piel como en el mundo del arte que rodea a la escuela que dirige su madre, que no se la toma nada en serio. Si Reichardt fuera escritora, lo suyo serían los relatos cortos estilo Raymond Carver. Aquí una paloma con el ala rota oficia de sujeto de los cuidados de una persona demasiado enfadada con el mundo para dejarse cuidar. ¿Será ella esa paloma? ¿Estará preparada para volar? Tal vez la metáfora sea un poco banal, pero Reichardt sabe hacer verosímil -el grano del 16 milímetros ayuda- el purgatorio de Lizzie.

Michelle Williams junto a la directora Kelly Reichardt
Michelle Williams junto a la directora Kelly ReichardtPetros GiannakourisAgencia AP

Por su parte, el japonés Hirokazu Kore-eda ha encontrado en el famoso “todos tienen sus razones” renoiriano una fórmula magistral que aplica un poco al tuntún. Rodada en Corea, “Broker” es capaz, en su buenismo democrático, de justificar el tráfico de bebés casi como un bien a la humanidad, mientras celebra una de esas familias disfuncionales, reticentes a los lazos de sangre, que tan buen rédito le dieron en películas como “Un asunto de familia” (Palma de Oro en 2018) o “De tal padre, tal hijo” (Mejor guion en 2016). Si bien es cierto que sus personajes tienen momentos de calidez auténtica (Song Kang-ho, el actor de “Parásitos”, es infalible), la película, una ‘road movie’ encubierta, multiplica varias subtramas alrededor de la venta de un bebé que, estructuralmente, quieren complicar una historia que se queda sin fuelle a mitad de camino.

Koreeda necesita su demasiado largo metraje, una constante en la mayoría de los filmes presentados a competición, para que nos pongamos de lado de sus canallas, y la sensiblería es una de las estrategias más útiles para manipular nuestro sentido de la ética. Menos sensible, pero igual de fallida, es la francesa “Un petit frère”, en la que Leonor Serraille examina la vida de una familia, madre y dos hijos, que se instala en Francia desde Costa de Marfil. Lo que parece empezar como una radiografía de las dificultades de los inmigrantes africanos para integrarse en la cultura francesa deriva muy pronto hacia un análisis de la maternidad tóxica contada a tres voces, en el que inexplicables elipsis y abruptos cambios en la descripción psicológica de los personajes conducen a la propuesta al desastre.

Y las favoritas son...

Las puntuaciones de la crítica internacional publicadas en la revista “Screen” son un buen barómetro para medir la modestísima calidad de la competición de este año. Solo una película supera los tres puntos (“Decision to Leave”, de Park Chan-wook), seguida de cerca por “Armageddon Time”, de James Gray. Podrían estar en el palmarés, pero la belga “Close” parece tener las características necesarias para poner de acuerdo a sensibilidades tan distintas como Vincent Lindon, presidente del jurado, y algunos de sus más ilustres colegas, como los directores Jeff Nichols, Joachim Trier y Asghar Farhadi y la actriz/cineasta Rebecca Hall. Nos gustaría que las películas más radicales de la sección oficial -“Eo”, de Jerzy Skolimowski, y “Pacifiction”, de Albert Serra- subieran al podio de la Croisette, pero sería mucho pedir.