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Amor Towles narra el nacimiento moral de los Estados Unidos de los años 50

En «La autopista Lincoln» cuenta las transformaciones de su país en este periodo a través de la historia de un grupo de jóvenes que sueñan con viajar a San Francisco

El escritor norteamericano Amor Towles
El escritor norteamericano Amor TowlesAlberto R. RoldánLa Razón

Estos personajes de Amor Towles están hechos de las orfandades familiares, sociales y morales de su época. que, bien examinadas, se asemejan a las nuestras, lo que les da cierto aire de contemporaneidad. Estas almas astilladas, con las heridas de las infancias y juventudes tristes, que nos presenta el novelista aspiran a encontrar la mejor brújula para comportarse en un mundo que está inmerso en un proceso de cambio y donde sus padres, por ausencia, muerte o envejecimiento, han quedado obsoletos y ya no sirven como guías para orientarse y desenvolverse con acierto. Son los años cincuenta en América. Ese año en que los soldados de la guerra dejan de ser contemplados como héroes por la ciudadanía y Elvis Presley está a punto de desplazar a Frank Sinatra en la radio. El automóvil empieza a delinearse como un símbolo de la libertad y una chavalería muy James Dean está a punto de sacudir los cimientos de los biempensantes con sus rebeldías de nuevo cuño.

Es el nacimiento de un Estados Unidos distinto, el que hemos oído cantar en las canciones de Bruce Springsteen, Chuck Berry o Lou Reed. Por eso, estos modernos Oliver Twist o Tom Sawyer que asoman en las páginas de «La autopista Lincoln» (Salamandra) son muy fáciles de comprender por nosotros. Ellos se desenvuelven en un tiempo de transformaciones, en un periodo de valores que evolucionan y en el que apenas quedan referencias para su andadura vital. «Si pensamos en nuestras vidas a los dieciocho años, nos damos cuenta de que es justo la edad en que empezamos a tener conciencia de nuestras responsabilidades como adultos, de nuestras acciones y de lo que está bien y está mal. Pero, ¿cómo saber lo que está bien o mal? Depende de lo que hemos aprendido de los padres, la iglesia, las vivencias o nuestro instinto. Con eso, afrontamos el mundo y comenzamos a asumir las consecuencias de nuestras decisiones. El peso del bien y el mal en el mundo tiene en ellos una enorme importancia, porque la tiene para todos nosotros».

Amor Towles es un escritor que sabe emparejar en sus tramas el entretenimiento con la reflexión. Un maestro que radiografía con enorme precisión los problemas de conciencia: los arrepentimientos, las equivocaciones y las cuentas pendientes sin saldar. «Es muy atractivo para los escritores que sus protagonistas no tengan antecedentes para encarar la vida, que toman sus decisiones sin la confusión que genera la influencia de los padres. Porque aquí lo crucial es que, con padres o sin ellos, todos tenemos que moldear nuestro sentido del bien y del mal».

El mito del Western

Los adolescentes de esta novela deben cargar desde muy pronto con un pesado bagaje hecho de traspiés y yerros. «Los chavales son activos a esa edad y hacen cosas, cometen equivocaciones y, esto es importante, porque en ocasiones deben cargar con la culpa de sus errores durante el resto de la vida adulta. Las acciones que adoptarán en su vida serán distintas por eso, porque siempre intentarán en el futuro compensar el error que cometieron de niños».

Por eso, comenta, es fundamental la presencia de héroes, mitológicos o reales, que ayuden a los individuos a orientarse en medio del caos de la ciudad, la avaricia del capitalismo y los impulsos naturales. «Necesitamos héroes. Una prueba es que los hemos creamos a lo largo de los siglos. Algunos son inventados y otros levantamos a partir de personas reales. Cada país tiene sus héroes deportivos o políticos. La humanidad los necesita. Pero es crucial que un héroe tenga defectos. Los héroes no pueden ser perfectos. No nos podemos identificar con una persona perfecta, porque no nos enseña nada. Es una condición que tenga grandes virtudes y defectos, debe combinar fortalezas y debilidades. Es lo que pasa en nuestra vida: todos intentamos sacar esfuerzos heroicos aprovechando al máximo las virtudes y los obstáculos que entrañan nuestros defectos».

Amor Towles narra el nacimiento de un Estados Unidos diferente; una nación que se dispone a dejar atrás todos sus mitologías anteriores y se adentra en otras nuevas que reflejan las paradojas de su época. Este nuevo Estados Unidos se aparta de los paisajes fordianos de las películas del Oeste y se acerca ahora a los rascacielos urbanos. «El Western describía un héroe muy puro, que lucha para conseguir el bien. Pero la década de los cincuenta supone el punto final de eso. Acaba de terminar la Segunda Guerra Mundial y el Western desaparece. Aquí asoman los fracasos de la sociedad: étnicos, sociales... Se mira alrededor y se aprecia que la vida está llena de fallos, que no es lo que nos han contado. Estados Unidos se reinventa en este momento. Se construye una nueva versión donde los jóvenes se niegan a llevar el tipo de vida que han tenido sus padres».