El «amor gay» que no se vendió en el 83 excita a ARCO 2024
Una escultura sobre una relación platónica figura como la más llamativa de una feria sin polémica y muy femenina
Madrid Creada:
Última actualización:
Se conocieron nadando. Era agosto de 1977, época de la Movida y en Madrid: hacía calor, mucho calor. En una piscina de Casa de Campo, Rodrigo Muñoz se quedó prendado de Manuel. «Cuando le vi me quedé estupefacto. Era la imagen de lo que para mí era el deseo, la masculinidad: una persona joven, con un desarrollo físico extraordinario, muy adulto», explica el artista, aguantándose las lágrimas. Aún se sigue emocionando, recordando al hombre con quien «quise tener un vínculo. No amoroso, porque él es heterosexual. Su mujer falleció hace un mes. Pero hubo un año que íbamos a teatros, a cines, o a discotecas heterosexuales. Un día, después de bailar juntos, Marisa Paredes me dijo qué bonita escena hacíamos. Pero Manuel desapareció», lamenta el también dibujante e historietista. Y encontró su desahogo en el arte. Primero, creó un cómic, y más tarde una escultura pasional y visceral: «Manuel» muestra al artista, vestido de negro, en el interior del cuerpo de su amado platónico y apoyado a su corazón, quien a la vez aparece desnudo, y con las manos de Rodrigo rodeándole.
Esta obra se expuso en ARCO Madrid 1983, convirtiéndose en un símbolo gay en plena Transición, y causando rechazo. La entonces directora de ARCO, Juana de Aizpuru, dijo que «no le dejaba dormir», aunque sí confiesa el galerista José de la Mano, en cuyo stand se exhibe la obra, que «en los 80 había más normalidad que ahora, que hemos intentado subir la foto en Instagram y nos han baneado». Ahora, 41 años después y bajo el precio de 80.000 euros, vuelve a la feria de arte «provocando una reacción muy parecida a entonces», explicaba este martes el artista en Ifema, mientras las 205 galerías de esta 43ª edición ultimaban los detalles del montaje. La obra, que no se vendió en 1983, ha estado este tiempo a los pies de la cama del artista y, ahora, ¿quiere venderla?: «Hasta ayer tenía 45 euros. Me daba para venir a la feria y comprar la comida de los gatos. No creo en Dios, pero ojalá la vida te oiga». «Es una obra fundamental para la historia de arte gay en España», añade José de la Mano, en cuyo stand también se incluyen otras obras «queer»,como la de los Costus, icónicos creadores de la Movida.
ARCO Madrid 2024 se presenta, por tanto, calmado. La edición anterior fue el cadáver de Picasso de Eugenio Merino el que concentró la polémica y la atención mediática. Algo que Miguel Ángel Sánchez, director y propietario de la galería ADN –donde se expuso–, continúa sin entender, porque «no tocaba ninguna herida. Eso solo pasa en España. Era un icono del arte que se traía a la feria, no había más que rascar».Se estén o no calmando los humos reivindicativos e incómodos, la feria de este año sí aterriza repleta de novedades y platos fuertes. Destaca «Peinture» (1936), obra de Joan Miró que luce en la galería de Leandro Navarro –stand que se mantiene en su perspectiva clásica, con obras de Matisse, Carmen Laffón o Juan Gris–, y que se alza como posiblemente la obra más cara de la presente edición, que arranca el miércoles hasta el domingo. La pintura es de 3’3 millones de euros, seguida de un Picasso –en la galería Guillermo de Osma– por 2,5 millones, así como en la Cayón la obra más cara es la de una escultura de Chillida, premio Bienal de Venecia de 1958: «Hierro en el temblor», con un precio de 1,2 millones de euros.
Esta edición, además, se presume clave femenina. La participación de obras de mujeres ha crecido en un 43% –respecto al 37,3% de 2023–, dándose una gran labor de recuperación de creadoras olvidadas o desaparecidas por parte de las galerías. Es el caso de la galería valenciana Luis Adelantado, que, además de lucir obras de Darío Villalba, ofrece creaciones de la reivindicativa Carmen Calvo. ADN, por su parte, ofrece obras de Marinella Senatore, una artista italiana «muy caliente actualmente, con un trabajo político y reivindicativo muy fuerte, pero también festivo», define el director de la galería, subrayando también a Margaret Harrison, creadora «perteneciente a la segunda ola del feminismo».
La tecnología va introduciéndose en ARCO a paso lento, pues aún son pocas las obras audiovisuales que se muestran en las distintas galerías, pese a la constante presencia tecnológica en la vida cotidiana. El artista Daniel Canogar, ofrece en la galería Max Estrella: «Efulgence» y «Scroll». Ambas se venden a 40.000 euros, y surgen «de algoritmos generativos», explica el galerista Alberto de Juan. Para la primera, el artista se inspira en Rothko, y para la segunda «en Twitter, son mensajes que van surgiendo a tiempo real», añade.
El pabellón 7 y 9 de Ifema vuelve, por tanto, a acoger ARCO Madrid, que este año da la bienvenida a 135 galerías extranjeras y 73 españolas. De las forasteras, el 30% son latinoamericanas, habiendo fuerte presencia de galerías argentinas, mexicanas y brasileñas. Asimismo, el tema de este año es «La orilla, la marea, la corriente: un Caribe oceánico», sobre el cual han participado 23 artistas.