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Cosas sobre placer, sexo y deseo que nunca dijimos a nuestras madres y abuelas

Elena López Riera aborda intergeneracionalmente las diferentes caras del deseo femenino a través del testimonio de varias mujeres en su último y extraordinario trabajo "Las novias del sur", con el que aspira al Goya
Cosas sobre placer, sexo y deseo que nunca dijimos a nuestras madres y abuelas
"Las novias del sur" competirá el próximo 8 de febrero en los Goya como mejor cortometraje documentalMarta Moleón
Marta Moleón
  • Periodista. Amante de muchas cosas. Experta oficial de ninguna. Admiradora tardía de Kiarostami y Rohmer. Hablo alto, llego tarde y escribo en La Razón

Madrid Creada:

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Hay preguntas que viajan por las arterias imaginadas de un tiempo agotado que solo existe en la memoria y en el registro misterioso de las cosas que un día nos contaron ellas. Hay ecos susurrados de generaciones pretéritas que vencen el temblor de los miedos futuros, de esa anticipación recurrente hacia todo lo que aún no ha sucedido en el cuerpo, hay mujeres hablando y relatos viejos, hay reconocimiento inevitable en algunos dolores transparentados, hay fotografías de bodas, vídeos de bodas, imágenes de caras de novias jovencísimas -"miro la foto de mi madre el día de su boda, hago los cálculos y compruebo que soy más vieja que ella el día que la desvirgaron"- que se encomendaban al inexplorado mundo de la felicidad conyugal en la España franquista, hay conversación y dudas y pudores enterrados y confesiones de placer y deseo y descripciones tiernísimas, torpes y frustrantes de la primera vez que las tocó un hombre. En el último trabajo de la cineasta Elena López Riera hay un muestrario secreto compartido de cosas que nunca les dijimos a nuestras madres y ni siquiera nos atrevimos sugerirles a nuestras abuelas. 
"Nosotras ahora podemos elegir con quién queremos estar, en el caso de nuestras abuelas no creo ni que se lo plantearan"Elena López Riera

Escalón generacional

¿Quiénes son esas novias con las que sueño cada noche? ¿Cómo han conseguido sus fantasmas instalarse en mi cabeza? ¿Cómo son las madres sin hijos? ¿Cómo son las novias sin novio? Riera, en un sensible ejercicio de coordinación visual con los recuerdos de un deseo silenciado se sirve en "Las novias del sur" de los testimonios empastados de mujeres anónimas pertenecientes a distintas generaciones y de las imágenes caseras del día de sus respectivos enlaces matrimoniales para construir un recorrido oral a través de la exposición de su propia voz en off –en ocasiones lindante con lo fantasmagórico, lo oscuro, con ese espacio extrañamente liminal de los sueños inacabados– en el que dirige preguntas a su madre (a quien está dedicado el mediometraje) sobre su papel como mujer, esposa y madre para en realidad interrogarse a sí misma por el que le ha sido otorgado a ella como mujer sin marido ni hijos. 
La también directora de la celebrada "El agua", debut cinematográfico donde el deseo y la complicidad femenina teñida de realismo mágico y transmisiones arcanas orilladas cobra bastante importancia, busca incesante a su progenitora en todos los cuerpos, en todas las voces, en todas las madres y les hace preguntas, con la complicidad de los saltos generacionales favorables, a todas estas mujeres singulares y poderosamente naturales que no hablaban con nadie del placer, pero lo experimentaban y lo intuían en una época en la que se proyectaba socialmente como un patrimonio exclusivo de los hombres.
"La verdad es que mi exploración por el deseo sigue siendo algo que no termino de ubicar muy bien. Es como yo digo un poco en broma y un poco enserio, algo para ser visto en terapia. Al final todos mis proyectos vienen de una pulsión que no obedece casi nunca a la lógica cerebral digamos y luego, el camino de hacer esta película es también el camino de descubrimiento para tratar de averiguar qué es lo que me ha llevado hasta allí. Intento entender la construcción de las pelis como si fuera la búsqueda de un detective, voy dejándome pistas que me ayuden a descubrir algo que al principio no sé muy bien lo que es. Pero es verdad que en casi todo mi trabajo hay un interés por el deseo, por la sexualidad en algunos casos, por la sensualidad y por cómo cada uno de los géneros se supone que lo tiene que formular y gestionar, sobre todo en el espacio público", reconoce la cineasta en entrevista con LA RAZÓN sobre el eje narrativo que vuelve a explorar en este mediometraje documental que después de pasar por la Semana de la Crítica de la última edición de Cannes y ser galardonado con la Queer Palm, compite ahora en la categoría de mejor cortometraje documental para los Goya del próximo 8 de febrero que se celebrarán en Granada.
"No soy socióloga, ni antropóloga, ni pretendo que esto sea un estudio sobre toda la verdad histórica de la mujer en España, solo soy una cineasta con muchas preguntas"Elena López Riera
Impresiona comprobar que la mayoría de las historias narradas, sin ánimo explícito de que cada una de ellas sirva como muestra generalizada de la frustración de todo un país, contiene un poso de amargura silente triste y descorazonador relacionado de forma directa con el conformismo al que estaban abocadas en aquella época y la asunción rotunda de que estar 30 años casadas con una persona a la que ni siquiera amaban y con la que nunca fueron capaces de experimentar un solo orgasmo era lo normal, lo que ocurría muchas veces, lo común. 
Tal y como matiza la propia directora cuando le preguntamos por el proceso de elección de las protagonistas, "no soy socióloga, ni antropóloga, ni pretendo que esto sea un estudio sobre toda la verdad histórica de la mujer en España ni mucho menos, solo soy una cineasta con muchas preguntas, sobre todo en su vida personal –añade riendo–. Las mujeres que aparecen aquí fueron ni más ni menos que las que acudieron a nuestra llamada, que en el fondo era muy sencilla y consistía en compartir una intimidad y algunas cuestiones sobre el deseo con nosotras (mi directora de casting, Cristina Pérez y yo). Las que aparecen son las que acudieron. Podrían haber sido más o menos pero son las que vinieron y cuando estuvimos montando nos pareció que era un muestrario suficiente como para plantear las preguntas que queríamos plantear". 
"En los pueblos arreglos. No se estilaba todo esto de la pedida y el anillo. Arreglos era lo que se hacían", recalca una de las mujeres más entrañables y sabias de toda la cinta –también la más mayor y espontánea– sobre la inexistencia de elección afectiva con la que muchas veces se encontraban las personas que contraían matrimonio. La noche de bodas, cuenta que su marido, sargento de profesión, le reprochó sorprendido su "impureza" al comprobar que no era virgen porque no sangraba. "Chico, he pasado una guerra y eso quiere decir que han ocurrido muchas cosas. ¿Qué esperabas? Se pasa hambre, pasan cosas y tu no me lo has preguntado tampoco", narra con absoluta claridad. Cuando Riera le pregunta si le gustó el sexo aquella noche, nuestra vetusta heroína reconoce abiertamente "pues no, porque tampoco valía la pena ni para eso. En 30 años nunca me gustó hacer el amor con él. No tuve amantes porque no tenía necesidad de hacer ninguna tontería que no debiera, era una mujer casada y punto pero había otras maneras. La mujer si quiere, se arregla ella sola". 
Otra, en tono confesional, admite que "no podía esclavizarme toda la vida con una persona no quería. La realidad es que no lo he querido nunca, mi mayor error fue casarme. Era un buen hombre, un buen padre, nunca me fue infiel, pero nos llevamos ahora mejor como amigos que como pareja. Meterme en la cama con él para mí era un sufrimiento y estando embarazada de mi hijo yo ya quería separarme".
Contagiadas por un espíritu casi de transmisión heredada, de contagio trovadoresco, los relatos -trágicos, resignados, asumidos y también luminosos porque no todos son decepcionantes- se suceden a lo largo de "Las novias del sur" con la inminencia de un río y encapsulan la temperatura sexoafectiva de unas mujeres que llegaron tarde al conocimiento de su propia sexualidad. "Me interesa mucho compartir cómo hacemos las preguntas: desde dónde, hacia dónde, quién nos escucha, cómo se forma ese relato. En ese sentido quería contrastar mi situación personal con la de unas mujeres que han vivido 40 o 50 años antes que yo dentro de un contexto totalmente diferente. La gran pregunta que quería compartir con esta indagación es precisamente ¿qué es lo que hemos cambiado, lo que hemos podido avanzar y qué es lo que nos une a esas historias?", señala Riera sobre la indagación interrogativa sobre la proliferación de voces que se atreven desde hace tiempo a bucear en cuestiones tan ejemplificantes de los logros conseguidos en materia de feminismo, sexualidad, maternidad, pareja y progreso. 
Y prosigue: "el hecho de que me estés haciendo esta entrevista o de que esta película exista para mí es una muestra enorme de que la comunicación entre nosotras como sujetos que desean ha evolucionado muchísimo y desde luego para bien. En nuestras conversaciones personales –vamos, yo al menos no hablo de otra cosa con mis amigas–, en la literatura contemporánea de mujeres y hombres de mi generación, en el cine, en el arte, creo que hemos empezado a hablar de estas cosas desde nuestro tiempo y nuestras miradas porque nos importan, porque son importantes, porque nos hemos dado cuenta de que al final tiene que ver con la vida, con la política, con la sociedad. En eso sí hemos avanzado: en liberar un poco la palabra. Luego en otras muchísimas cosas por desgracia no y queda mucho trabajo por hacer y también es importante que lo digamos o recordemos a través de la cultura".
"En 30 años nunca me gustó hacer 
el amor con él"
Mujer de "Las novias del sur"

Leyes sin voluntad

Atravesada por las voces de todas las mujeres que nos habitan sin que nosotras lo sepamos, por las miradas infantiles de la especulación amorosa inexperta, por esas manos nerviosas que se colocan minuciosamente los guantes de encaje, se retocan las tiaras y agarran un ramo de flores antes de condenarse, "Las novias de sur" plantea la cuestión fundamental de que ahora "nosotras ahora podemos elegir con quién queremos estar, en el caso de nuestras abuelas no creo ni que se lo plantearan y en ese sentido creo que no tiene que ver tanto con la cuestión legislativa sino con la libertad conquistada. Ahora también hay leyes y sin embargo a veces ves que también es difícil abordar según qué temas. Me gusta mucho en este sentido lo que ha hecho Alauda con "Querer" porque en el fondo lo que está diciendo es: el hecho de que existan leyes no nos protege siempre de nuestra intimidad ¿no? porque luego hay leyes internas que son mucho más pesadas que la propia ley. Creo que vale la pena que reflexionemos sobre esto porque pensamos que ya está todo hecho porque hay leyes que castigan la violencia machista o las violaciones, nos equivocamos. Esa violencia a veces es invisible y es compleja y creo que cuanto más compartamos, identifiquemos y señalemos, más ganaremos", defiende la directora. 
Cuando Elena López Riera fue a ver a estas mujeres por primera vez, todas le preguntaron si su palabra le iba a importar a alguien. "Yo no tenía respuesta entonces, pero ahora ya puedo dársela". Sobra decir que igual que la voluntad del deseo o que la obligación de relatarse sin vergüenza ni secreto, la contestación era entonces y es ahora, por supuesto, afirmativa.