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Estreno

Crítica de "Confidencial": sexo, mentiras y USBS ★★★★

Dirección: Steven Soderbergh. Guion: David Koepp. Intérpretes: Michael Fassbender, Cate Blanchett, Marisa Abela, Pierce Brosnan. Estados Unidos, 2025. Duración: 93 minutos. Thriller de espionaje.

Un fotograma de "Confidencial"
Un fotograma de "Confidencial"Imdb

Es curioso que Soderbergh haya firmado, con “Confidencial”, la película más parecida a la que le lanzó a la fama, “Sexo, mentiras y cintas de vídeo”. Puede que su aspecto de modesto, sintético ejercicio de género, en clave de cine de espías, nos despiste, pero, en esencia, de lo que aquí se trata es de diseccionar el poder de la mentira como vínculo afectivo, y de los efectos secundarios que eso provoca en el mundo de la pareja, atravesado por una visión del sexo práctica o utilitarista. Claro, Soderbergh se ha hecho mayor, ha llovido mucho desde su célebre Palma de Oro.

Al cabo de la calle, la película parece defender una idea muy antigua, esto es, que un matrimonio solo puede sobrevivir a base de confianza mutua, siendo capaz de cualquier cosa por conservar su estabilidad -por proteger al otro- aunque las evidencias indiquen que tal vez sería mejor un divorcio a las bravas. Lo diferente, el sello del autor, es la frialdad con que los miembros de esta pareja de espías (Fassbender y Blanchett, maniáticamente virtuosos) analizan la situación y toman medidas. En pocas palabras: no es difícil detectar en la acerada inteligencia de Fassbender, este artista de la hipervigilancia, al James Spader que se excitaba viendo las confesiones grabadas en vídeo de sus amantes potenciales. La erótica de la imagen, para Soderbergh, está en lo que esconde, en su subtexto.

El director de “Che” es famoso por su capacidad de síntesis, por dejar en los huesos la narrativa de sus películas. Dicen las malas lenguas que Fincher le enviaba secuencias de “The Killer” para que se las remontara, y viendo “Confidencial”, comprimida en unos magníficos noventa minutos (ese metraje que ahora asociamos a la sabia economía del cine de serie B), es fácil reconocer el corte afilado, preciso, de su estilo, una concisión que deviene casi abstracción. Hay un ‘macguffin’ (¿un arma de destrucción masiva?) y un objetivo (encontrar un traidor, “una brecha en el sistema”), pero los pormenores de la trama -orquestada, eso sí, con escrupulosa exactitud, por David Koepp en el guion- no son tan importantes como el ritmo (elegante, deslumbrante, como la música de David Holmes, que repite con Soderbergh evocando el aspecto ‘cool’ de “Un romance muy peligroso”) con que se despliegan.

En esencia, este crítico probablemente recordará “Confidencial” por dos cenas -una sin menú que llevarse a la boca- celebradas en casa del matrimonio Fassbender/Blanchett, que son una lección de cine conversacional. Organizadas como un juego peligroso de confesiones verdaderas, y colocadas al principio y al final del filme como auténticos paréntesis narrativos, las dos secuencias despliegan y resuelven la red de mentiras que sustenta el resto de la película, tensando el diálogo entre los seis personajes que, más allá de estar implicados en una compleja trama geopolítica, intentan sobrevivir a las sospechas mutuas de traición y adulterio. En este tipo de proyectos, tan modestos como excéntricos, es donde podemos encontrar al Soderbergh más interesante, el que sigue con un pie en un cine que oscila entre lo radical (“The Girlfriend Experience”, “Bubble”) y el ‘mainstream’ tan musculoso como ‘low fi’ (“Haywire”).

Lo mejor:

No le sobra ni un plano, es puro músculo, puro nervio.

Lo peor:

Es tan precisa que parece, como le ocurría a “The Killer”, una obra menor.