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Estreno

Crítica de "Divertimento": música sin fronteras ★1/2

Dirección: Marie-Castille Mention-Schaar. Guion: Clara Bourreau y Marie-Castille Mention-Schaar. Intérpretes: Oulaya Amamra, Lina El Arabi, Niels Arestrup, Zinedine Soualem. Francia, 2022, 110 min. Género: Drama.

Crítica de "Divertimento": música sin fronteras ★1/2
Crítica de "Divertimento": música sin fronteras ★1/2LA RAZÓN

Dirección: Marie-Castille Mention-Schaar. Guion: Clara Bourreau y Marie-Castille Mention-Schaar. Intérpretes: Oulaya Amamra, Lina El Arabi, Niels Arestrup, Zinedine Soualem. Francia, 2022, 110 min. Género: Drama.

Si hiciéramos una lista de las películas francesas que elogian el esfuerzo de los inmigrantes árabes de segunda generación que, desde las ‘banlieus’, dan lecciones de vida a los votantes parisinos de Macron y sucedáneos, no habría suficiente texto en las páginas de este periódico. Por ejemplo, en “Divertimento” el cine francés acalla su mala conciencia convirtiendo a Zahia Ziouani, una de las pocas directoras de orquesta de la escena musical gala, en superheroína ejemplarizante. Si a los diecisiete años fue capaz de abrirse camino en un mundo reservado exclusivamente a los hombres de buena familia, superando los prejuicios de clase, de raza y de género que levantaban la barbilla o escupían sobre su precoz talento, cualquier cosa es posible, sobre todo cuando la bondad de espíritu -esa que concibe una orquesta como el capital simbólico que nos lega un arte que no conoce ni racismos ni sexismos ni fronteras culturales- demuestra su resiliencia. Es curioso que una película tan preocupada por retratar la música clásica como depósito del tiempo de la experiencia -los mejores momentos del filme tienen que ver con la capacidad de Zioauni para escuchar la música de lo cotidiano, en el metro o en la cocina- sea tan torpe a la hora de dar una dimensión temporal realista a la apretadísima agenda de los meses de formación de la artista. El problema es que “Divertimento” hace oídos sordos a todo lo que no suene a cliché buenista.

Lo mejor: La interpretación de Oulaya Amamra y los momentos en que detecta la música en un batir de huevos, en el traqueteo de un tren que pasa.

Lo peor: Su programa ideológico, cargado de tópicos.