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¿Por qué Biden dijo a Felipe VI que Estados Unidos no sería un país independiente “sin vosotros”?

El presidente norteamericano agradeció al Rey bromeando el papel jugado por nuestro país en la Guerra de la Independencia contra Gran Bretaña

El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden (i), y el Rey Felipe VI (d) a su llegada a la cena de Gala en el Palacio Real
El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden (i), y el Rey Felipe VI (d) a su llegada a la cena de Gala en el Palacio RealAlberto OrtegaEuropa Press

Mientras en España ciertos sectores de la izquierda siguen a vueltas con el revisionismo histórico y el papel de nuestro país durante la colonización del continente americano, el presidente de Estados Unidos se mostró ayer mucho claro durante su encuentro con Felipe VI en el Palacio Real: Biden no dudó en alabar el papel de España no solo en América sino en el propio devenir de Estados Unidos cuando dijo: «Dicen que no hubiéramos sido un país independiente sin vosotros», refiriéndose a la fundamental ayuda que prestaron las tropas españolas y la propia Corona a las 13 colonias para separarse de Gran Bretaña y constituirse como un país soberano.

Cuando se tiene a menudo una imagen un poco ruda de los estadounidenses y de la escasa cultura que tienen de lo que ocurre más allá de sus fronteras, no deja de llamar la atención que el presidente del país más poderoso del mundo haga referencia a ese papel clave que jugo España en la Guerra de la Independencia.

Y es que no hay que olvidar que la presencia española en la historia de aquel país está por todas partes: banderas, escudos, sellos... e incluso en su moneda, el dólar. La Cruz de Borgoña, el escudo de Castilla y León, o los colores rojo y amarillo se encuentran presentes en Alabama, Arizona, Arkansas, Nueva México, Texas... El motivo es, en algunos casos, la presencia española y, en otros, el reconocimiento a su labor para la independencia del país. Todo comenzó con la Guerra de los Siete Años (1756-1763) entre los aliados España y Francia contra Reino Unido.

Con el Tratado de París que puso fin al conflicto, de momento, España perdió Florida, entregada a cambio de La Habana y Manila, y recibió la Luisiana. Francia perdió sus posesiones en Norteamérica. Sin embargo, los británicos, supuestos vencedores, acumularon una gran deuda. El rey Jorge III y su Parlamento decidieron establecer unos impuestos en las colonias norteamericanas para compensar el gasto: las nuevas tasas se pusieron sin el consentimiento de las asambleas coloniales, lo que provocó un conflicto político y social que desembocó en la revolución norteamericana.

En España reinaba Carlos III desde 1759. Los reinos de Francia y España tenían un «Pacto de familia» por el que actuaban conjuntamente en política exterior. Cuando el conflicto en Norteamérica tomó el rumbo de una guerra, en 1775, Jerónimo Grimaldi, secretario español de Estado, y el ministerio francés, iniciaron conversaciones secretas para participar en el conflicto contra Inglaterra. En agosto de aquel año, los gobiernos español y francés acordaron abrir los puertos a los barcos rebeldes.

En el Congreso continental norteamericano, que reunía a delegados de las trece colonias, conocían el resentimiento del gobierno de Carlos III hacia Reino Unido y estimaron que España podía ser un aliado conveniente. El 29 de noviembre de 1775, el Congreso creó el Comité Secreto de Correspondencia para establecer contacto con España y Francia. Lee llegó a España en diciembre de 1776 para entregar la memoria del tratado de amistad. Sin embargo, fue interceptado en Burgos y devuelto a Francia con sus compañeros. No se quería tomar una decisión sin el acuerdo con el país vecino.

De esta manera, el 4 de febrero de 1777 se tomó la decisión: no se reconocía públicamente la independencia, pero se ayudaría de forma secreta a la rebelión. El conde de Floridablanca sustituyó a Grimaldi en febrero de 1779 pero siguió su política de ayuda a los colonos independentistas, pero intentando que España tuviera una política exterior propia. Por eso, solo Francia firmó un Tratado de Amistad y Comercio con Estados Unidos y entró públicamente en la guerra, lo que suponía el reconocimiento de la nación norteamericana.

El interés español estaba, según escribió el propio Floridablanca, en aumentar la seguridad en el Golfo de México y en expulsar a los ingleses de Florida, Honduras y Campeche. El plan de Floridablanca era no convertirse en contendiente, sino aprovechar la situación. Por eso encomendó al embajador español en Londres que ofreciera al gobierno de Jorge III mediar con las colonias para una paz que contuviera la retirada de las tropas británicas. La propuesta fue rechazada y, en mayo, España declaró la guerra a Inglaterra.

Cuando la noticia llegó al otro lado del Atlántico, ya Bernardo de Gálvez tenía preparado su plan de ataque a los británicos. Siendo consciente de su debilidad numérica, remontó la cuenca del Misisipi el 27 de agosto de 1779 con 1.427 hombres, pero contaba con el factor sorpresa. Atacó a la guarnición británica de Manchac, que capituló, y luego Baton Rouge y Panmure de Natchez.

El paso siguiente fue La Florida, en manos británicas. Rindió Charlotte, y entró en Mobila, con lo que abrió otro frente a los británicos. Pero la gran victoria fue en Pensacola, defendida por dos mil soldados, milicianos leales a Jorge III, y medio millar de nativos. El 9 de marzo de 1781 comenzó un sitio que concluyó el 10 de mayo, cuando Fort George se rindió a los granaderos al mando de Gálvez. La Florida quedó así bajo control español, lo que supuso un duro golpe para las aspiraciones británicas de ganar la guerra.

Decidido a apoyar la victoria norteamericana, tuvo que ser capital español el que financió la batalla de Yorktown en la que Washington y Rochambau derrotaron a los británicos en Virginia en septiembre y octubre de 1781. Tras esta batalla, los contendientes iniciaron conversaciones de paz al margen de España, que no salió muy beneficiada con el Tratado de París de 1783. Quizá se cumplieron aquellas palabras del conde de Aranda: «Siempre he considerado a los ingleses nuestros mayores enemigos (...) y a los franceses nuestros peores amigos».

Las bromas de Biden

En cualquier caso, Biden no solo se refirió al papel de España en la independencia de Estados Unidos, sino que también habló del rol de nuestro país en política exterior y agradeció el apoyo del pueblo español “no solo en lo relacionado con lo que pasa en Europa”, sino también en el norte de África y Latinoamérica. “La ayuda y el apoyo han sido extremadamente valiosos”, apuntó Biden.

El presidente de EE.UU. recordó que su país siempre ha tenido “grandes flujos migratorios”: “Somos un nación de América. Una estadística interesante, creo, es que 24 de cada 100 estudiantes entre el grado 1 y el 12 (entre los 6 y los 17 años) hablan español”.

En ese sentido recordó que en el pasado ya estuvo en Madrid cuando era vicepresidente de Barack Obama (2009-2017) y señaló que “es maravilloso” estar de vuelta para hablar de las consecuencias de lo que ocurre hoy día en el mundo, en referencia a la invasión rusa de Ucrania.

Al inicio de su alocución, Biden bromeó con el rey español sobre la fama que tienen en Delaware, estado donde tiene su residencia privada, donde la gente aparece y se queda más tiempo del que debería.

“Aparecemos, nos invitan y estamos más tiempo del que deberíamos, por lo que tenga cuidado, a lo mejor nunca se regresa”, apuntó, en alusión a su visita a España, la primera que realiza al país como presidente.