La curiosa forma de enterrar a los soldados caídos en Roma
En la Antigua Roma el ejército era símbolo de honor, por lo que se profesaba un gran respeto hacia quienes lo componían


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A la Antigua Roma le debemos gran parte de nuestro presente. Aquel Imperio supuso una de las civilizaciones más fuertes que ha conocido la historia, así como sus costumbres sirvieron como semilla para la evolución y desarrollo del ser humano. Ejemplo de ello es el ámbito militar: los soldados romanos siguen siendo dignos de estudio e influencia para los expertos y estudiosos de hoy. Y existe un caso curioso que tiene que ver con esta figura romana, y con la muerte. En aquella época, el entierro de los soldados caídos no era un acto cualquiera: además de ser una despedida, debía simbolizar honor, respeto, sacrificio por el Imperio. Y por ello se sometían a un enterramiento peculiar.
Los rituales funerarios de la Antigua Roma eran actos de suma importancia, formaban parte de su férrea tradición. En las primeras etapas de la República, la práctica predominante era la cremación. Mientras que la inhumación comenzó a ganar popularidad en la medida en que las creencias cristianas comenzaban a destacar, relacionadas con la importancia de la resurrección del cuerpo.
En este sentido, los soldados tenían sus casos particulares: la forma en la que moría era determinante para la cantidad de honores que recibía a la hora de su entierro. Al igual que en una escultura de algun general, como vemos en distintos monumentos de diversas ciudades, se explica cómo murió la figura en cuestión según cuántas patas de su caballo hay levantadas, también los romanos especificaban los logros de un soldado, aunque esta vez en su tumba.
La muerte más honorable ocurría en combate, y por ello a los soldados caídos en batalla se les enterraba con grandes honores, así como sus recuerdos se mantenían vivos con grandes monumentos y ceremonias.
Nada que ver, por ejemplo, con los soldados que podrían morir por alguna enfermedad o por causas naturales, pues el Imperio romano no consideraba que este final de vida fuese igual de heroico, pese a lo que hubiesen o no batallado. Aunque sí es cierto que se aseguraba un entierro digno, lo que simbolizaba el gran respeto de aquella civilización por la labor del ejército.