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Contracultura

La Iglesia católica es más moderna que usted

Desde TikTok a la inteligencia artificial, pasando por el pop, el Vaticano sigue en la vanguardia cultural; y así lo demostró León XIV en un primer discurso comprometido con los debates actuales

El cardenal Robert Prevost, Papa León XIV, el Papa número 267 de la historia, comparece ante sus fieles, en el balcón de la Basílica de San Pedro, a 8 de mayo de 2025, en La Ciudad del Vaticano (El Vaticano). El humo de la cuarta fumata del Cónclave para elegir al sucesor de Francisco ha salido blanco a las 18.08 horas, lo que indica que ya ha sido elegido el nuevo Papa, por mayoría de al menos 89 votos, en el segundo día del Cónclave. Será el 267 Pontífice de la Iglesia. El elegido ha sido e...
Robert Prevost se convierte en el Papa 267 de la historia con el nombre de León XIVEuropa Press

El pasado 10 de mayo, en su primer discurso ante el colegio cardenalicio, el Papa León XIV demostró estar en el centro de los conflictos de la modernidad al expresar su preocupación por el desarrollo de la inteligencia artificial. De hecho, escogió su nombre en honor a León XIII, que a finales del siglo XIX escribió la influyente encíclica «Rerum Novarum» (1891) para guiar a la Iglesia ante las mutaciones vertiginosas de la sociedad de la época: «Hoy la Iglesia ofrece a todos el tesoro de su Doctrina Social en respuesta a otra revolución industrial y a los desarrollos de la inteligencia artificial, los cuales posan nuevos desafíos en la defensa de la dignidad humana, de la justicia y el trabajo», explicó el Pontífice.

León XIII fue el primer Papa filmado por una cámara de cine y también el primero en intuir conflictos que son rabiosamente actuales. «Todo lo legítimo puede transformarse en amor. Pero hay dos realidades que, si se realizan al margen del amor, se desnaturalizan, se prostituyen: la sexualidad y el trabajo», destacó en «Rerum Novarum». No le habría sorprendido la visión alienante de las fábricas chinas donde se ensamblan nuestros teléfonos móviles ni el vertedero de afectos y carencias que son Instagram, Tinder y Only Fans, que adulteran los procesos humanos de emparejamiento hasta hacerlos artificiales y patológicos, convirtiendo a los participantes en objetos de consumo.

Francisco ya reunió en 2020 a líderes religiosos y políticos, junto con empresas tecnológicas como IBM y Cisco, para firmar el «Llamamiento de Roma para la Ética de la IA». En enero se publicó una declaración formal advirtiendo que la inteligencia artificial podría llevar a la humanidad a ser “esclavizada a su propio trabajo”. De manera sorprendente, coincidía con la oscura intuición expresada por el magnate tecnológico Elon Musk de que Silicon Valley «está invocando al demonio» con el desarrollo de esta tecnología, con la que aspiran a crear «un Dios digital». Tanto la Casa Blanca de Donald Trump como la Unión Europea de Úrsula Von der Leyen están favoreciendo desarrollos desregulados de la IA para ganar la carrera de la innovación mientras los neurólogos nos advierten de que el cerebro humano está cableado para confiar en la tecnología y obedecerla sin verificación, debido al aura de autoridad que le otorgamos de manera inconsciente.

Hace meses que se hizo viral esta imagen del Papa Francisco con plumas generada por la inteligencia artificial
Hace meses que se hizo viral esta imagen del Papa Francisco con plumas generada por la inteligencia artificial .

Aunque algunos lo hagan de manera automática, no es sensato atribuir a la Iglesia católica una posición tecnófoba. Al contrario: se espera que muchos de estos avances aporten ventajas relevantes, si no las han traído ya. La web conservadora Infovaticana publicaba hace unos días un artículo que mostraba como la red social TikTok, favorita de los adolescentes occidentales, estaba enganchándose a contenidos católicos: «Cada vez más jóvenes descubren la riqueza de la liturgia –especialmente su dimensión estética, simbólica, trascendente– no por tradición familiar, catequesis parroquial o clases de religión, sino porque el algoritmo se lo muestra», celebran.

No es que la Iglesia, como opinan sus detractores, quiera planificar una estrategia para mantenerse viva en el siglo XXI, sino que su potente estética se abre paso sin esfuerzo en un ecosistema dominado por estímulos más inmediatos, como la pornografía, los videojuegos absorbentes y las criptomonedas. «Es un fenómeno cultural espontáneo. Y es profundamente revelador. Las redes muestran de todo, sí, pero también detectan lo que funciona. Y si la liturgia tradicional –con su lenguaje simbólico, su solemnidad, su estética del misterio– impacta a los jóvenes, es porque contiene algo que habla al alma. Algo que ningún filtro de Instagram puede fabricar”, destaca el texto, titulado de manera provocadora «El algoritmo de Facebook puede salvar la Iglesia».

¿Cómo ha conseguido la estética católica sobrevivir veinte siglos sin que nada la supere?

El diario católico «El Debate» publicaba esta semana un artículo sobre arquitectura explicando que las iglesias de Estados Unidos han dejado de intentar ser innovadoras. Los fieles prefieren templos que no parezcan garajes, polideportivos o naves industriales. Además, son los jóvenes quienes han liderado la demanda para regresar a las formas tradicionales. «Los estudiantes de la universidad de Wisconsin-Madison dicen que desean encontrarse con la fe y evangelizar a través de la belleza y de acuerdo con la tradición de la Iglesia católica», se lee en un titular del «National Catholic Register» este mismo mes.

En abril de 2023, se inauguró la espléndida Iglesia de Cristo Rey en el Christendom College de Front Royal (Virginia). El templo incorpora algo muy relacionado con España: el primer botafumeiro de Estados Unidos, encargado a una empresa de Sevilla y que los veinteañeros tuvieron que aprender a manejar. El artículo contiene docenas de ejemplos de estudiantes que colaboran para construir estatuas a la virgen de Lourdes en el campus o embellecer templos y capillas con detalles inspirados la basílica de San Pedro en Roma.

La belleza de la iglesia habla por sí sola

El reportaje cita también el centro de Estudiantes Católicos de Santa María en la Universidad de Texas, que combina ladrillo del románico bizantino y la época colonial española. «Fusiona los estilos arquitectónicos oriental y occidental para reflejar la universalidad de la Iglesia», explican sus promotores. Muchos medios progresistas relacionan catolicismo con una cultura atrasada y excluyente, pero nada más lejos de la realidad. El padre Kaup, de la iglesia de Santo Tomas de Aquino en Lincoln (Nebraska) se muestra orgulloso de cómo su templo clásico ha tenido que aumentar sus plazas de 325 a 640 para atender a una creciente comunidad. «La belleza de la iglesia habla por sí sola. La gente entra, incluso si no es católica, y queda impactada. Esa belleza les ayuda a sentir la importancia de lo que está sucediendo aquí, y algo en su interior lo anhela», comparte.

¿Cómo ha conseguido la estética católica sobrevivir veinte siglos sin que nadie la supere? Madonna se convirtió en la reina del pop saqueándola a conciencia y ninguna de las aspirantes al trono que vinieron detrás han logrado romper ese molde. El mejor rapero actual, Kanye West, comenzó su carrera con el himno «Jesus Walks» y hace dos meses subía a su cuenta de X imágenes de una procesión de la Semana Santa española proclamando que quería zambullirse en ella para el diseño de su próxima gira. El festival de Monegros, en el desierto de Huesca, tiene un escenario techno que imita una catedral por donde pasan los DJ que intentan elevar al público por encima de sus percepciones cotidianas.

Paolo Sorrentino, uno de los cineastas más afilados de nuestra época, ha dedicado dos series al Vaticano: «El joven Papa» (2016) y «El nuevo Papa» (2020). Envuelta en pop hipermoderno, la primera se inspira en el polémico Pío XIII para crear un personaje narcisista, irritable y carismático –interpretado de manera brillante por Jude Law– que considera que la Iglesia ganará interés cerrándose sobre sí misma y cultivando su inaccesibilidad, al estilo de J.D. Salinger, Stanley Kubrick y Banksy, pero ofreciendo las puertas del cielo en vez de novelas y películas. La serie causó polémica en todos sitios menos en la Santa Sede y Sorrentino aclaró que «el Vaticano es demasiado inteligente para criticarme y perder el tiempo conmigo. Tienen cosas más importantes que hacer que pensar en mi serie».

Hay una escena ya mítica de «El nuevo Papa» donde un pontífice encarnado por John Malkovich recibe a Sharon Stone, que le pide que modernice la Iglesia católica admitiendo en su seno a la comunidad gay. La respuesta no puede ser más iluminadora: «Todo lo que puede ser actualizado, como un iPhone, termina desechado en la basura y reemplazado por una versión más cara. La Biblia ha durado mucho tiempo y su valor ha cambiado muy poco, quizá nada», resume. En estas dos frases reside el secreto de una Iglesia eterna.