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Festival de San Sebastián

Jafar Panahi: "No tengo miedo de no poder volver a Irán: siempre será mi casa"

El consagrado cineasta aterriza en el certamen con "Un simple accidente", cinta que ganó la Palma de Oro en Cannes

Jafar Panahi ha presentado en el marco de San Sebastián, "Un simple accidente"
Jafar Panahi ha presentado en el marco de San Sebastián, "Un simple accidente"JEAN-CHRISTOPHE BOTTAgencia EFE

Detrás de los cristales tintados de unas gafas de sol graduadas se esconde la mirada de un hombre que ha experimentado la privación de libertad hasta en dos ocasiones simplemente por el hecho de hacer películas. La última de ellas, "Un simple accidente", relato involuntariamente tragicómico con pinceladas estructuralmente surrealistas que se sirve de un grupo de damnificados por las torturas del régimen para trazar un rocambolesco viaje lleno de improvisación y oportunidad inicial de venganza con el que consiguió alzarse con la Palma en Cannes, se presentó en Donosti con el empático respaldo de una unanimidad palpable por parte tanto del público como de la crítica.

Aplicando la referencia históricamente feminista acuñada por Carol Hanisch de que lo personal es político, cuando extrapolamos esta afirmación al campo de creación de un cineasta como Jafar Panahi, el subrayado de la literalidad que encierra esta idea, se vuelve más urgente que nunca. "Un gobierno como este, tan estricto, tan religioso, en el siglo XXI, es el mejor ejemplo de surrealismo que se me ocurre. Si fuera la edad media, podríamos decir que es natural, pero en el siglo XXI, tener un régimen así es absurdo", clama antes de sentarse para hablar sobre todo lo que dice a través de su cine, sobre todo lo que aún necesita ser dicho.

¿Cómo se relaciona con la venganza y con el perdón alguien que ha sido dos veces encarcelado simplemente por ejercer la libertad creación a través de sus películas?

Con humanidad. En esta película por ejemplo me parecía importante utilizar estos dos sentimientos que mencionas para hablar del futuro, de lo que va a pasar en mi país en los próximos años, del rumbo que tendremos que elegir. ¿Ese futuro va a seguir inundado de violencia? Eso es lo que nos toca decidir. Te voy a plantear un un ejemplo sencillo para que veas ese latigazo de humanidad que comentaba al principio. Durante el ataque aéreo que ocurrió en junio de este año por parte de Israel, uno de los misiles lanzados cayó en la cárcel principal de Teherán, Evín. Como consecuencia del impacto, se rompieron las puertas, las paredes, todas las estructuras de contención y los presos salieron. Al salir de las celdas vieron que parte de los carceleros, de los torturadores, estaban malheridos y lo que hicieron muchos de los condenados fue ayudar a los heridos que eran, como digo, carceleros y torturadores, sacando a estas personas de los escombros a estas personas. ¿Esto quiere decir que les han perdonado? ¿O simplemente estamos hablando de un ejercicio de humanidad?

Teniendo en cuenta que «Un simple accidente» surge justo después de la segunda vez que entró en prisión, ¿hasta qué punto puede leerse la configuración de los personajes que forman esta «troupe» protagonista como un homenaje a sus compañeros de celda?

Desde que salí he pensado en ellos, siempre los tengo en mi recuerdo y pensé que se merecían que hiciera algo por ellos. En cierto modo esta película lo es, sí, sin duda. Es como cuando haces un viaje con amigos y disfrutas o no de la experiencia, pero pasa el tiempo y un día te das cuenta de que llevas años hablando de aquel viaje con aquellos amigos. Yo he convivido siete meses en celdas con estas personas, es imposible olvidarlas.

¿Tiene miedo de que en algún momento deje de percibir Irán como un hogar?

No, yo siempre he considerado Irán mi hogar y nunca he pensado en quedarme en un lugar alejado. No tengo miedo de no poder volver a Irán porque siempre será mi casa. No lo digo desde una perspectiva nacionalista ni patriótica porque nunca lo he sido, sino desde el sentimiento de los orígenes: conozco la cultura, conozco los olores, conozco los ruidos, las calles, conozco la gente, es donde yo me he formado y siempre seré de ahí. Aquí me siento extraño.

¿Sigue teniendo sentido hoy en día pensar en el cine como espacio garantizado de resistencia?

Sí. Una manifestación, una prenda de vestir, una obra, un libro, una película: todo sigue siendo un elemento contestatario de protesta.