Continuidad

San Fermín 2026 ya tiene toros: La Casa de Misericordia repite las mismas ganaderías

La MECA confirma una edición sin sorpresas, confiando de nuevo en los hierros que marcaron la pasada feria y premiando su rendimiento en el ruedo

Los toros de Miura en los Corrales del Gas de Pamplona / N.R.
Los toros de Miura en los Corrales del Gas de Pamplona / N.R.larazon

En Pamplona no habrá sorpresas para 2026. La Casa de Misericordia ha optado por repetir exactamente las mismas ganaderías que pisaron el ruedo este año, en una decisión que puede leerse como continuidad, pero también como una declaración de principios: en la Feria del Toro, lo que funciona, se mantiene. Sin gestos de cara a la galería ni giros innecesarios, la comisión taurina ha blindado su apuesta ganadera para el próximo ciclo sanferminero.

Los toros de José Escolar volverán a San Fermín con el aval del premio Feria del Toro 2025. Su corrida, seria, encastada y con emoción, dejó una huella que no necesita revisión. Junto a ellos, también repiten los de Cebada Gago, con el recordado "Lioso", y los de Jandilla, con "Histórico", ambos toros galardonados ex aequo con el Carriquiri. Tres nombres, tres éxitos y una premisa clara: si los animales respondieron, ¿por qué cambiar?

Completan el elenco los hierros habituales de Fuente Ymbro, Miura, La Palmosilla, Victoriano del Río y Álvaro Núñez, este último consolidando su posición tras su reciente debut. Pamplona no improvisa ni experimenta a ciegas: selecciona a partir del rendimiento demostrado. Aquí, el toro sigue siendo el centro del espectáculo, y la exigencia no se negocia.

Para el festejo de rejones, también hay continuidad: regresan las reses de El Capea - Carmen Lorenzo, mientras que la novillada volverá a contar con los ejemplares navarros de Ganadería de Pincha, una ganadería que conoce el terreno y al público. Con esta configuración, la feria pamplonica de 2026 se presenta como un calco ganadero del año anterior, pero con el añadido de la presión de revalidar lo logrado.

En un momento donde muchos ruedos optan por la rotación o el riesgo mediático, Pamplona marca distancia. No hay espacio para caprichos ni vaivenes: la expresión cultural del toro en la calle y en la plaza exige rigor, no marketing. Y ese rigor es el que, año tras año, mantiene a la Feria del Toro como un referente dentro y fuera de nuestras fronteras.

La repetición, lejos de sonar a desgana, parece tener en Pamplona una lectura más ambiciosa: la fidelidad a un modelo que responde, que emociona y que conecta con un público que no quiere sorpresas gratuitas, sino verdad en la arena. En tiempos de cambios impostados, la verdadera ruptura es ser coherente.