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Javier Cercas: «El escritor que no arriesga es un escribano»

El autor presenta «No callar», donde reflexiona sobre Cataluña, la memoria y la literatura
Javier Cercas
Javier CercasShooting
  • Víctor Fernández está en LA RAZÓN desde que publicó su primer artículo en diciembre de 1999. Periodista cultural y otras cosas en forma de libro, como comisario de exposiciones o editor de Lorca, Dalí, Pla, Machado o Hernández.

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Javier Cercas no se considera periodista, pero hay algo de este oficio en «No callar» (Tusquets Editores), donde recoge crónicas, ensayos y artículos publicados entre 2000 y 2022, algunos de ellos inéditos en nuestro país. El autor habló ayer con este diario sobre su nuevo trabajo.
¿Hay algo que le haría callar?
Claro que sí. Montaigne decía que nunca se debe mentir, pero tampoco siempre decir la verdad. Por ejemplo, si mi madre está a punto de morirse no tengo porque decírselo. Este es un tema que me interesa mucho. El único filósofo que apoyaba que se debe decir siempre la verdad fue Kant. Ponía un ejemplo enloquecido que no era suyo. Imagine que llega a mi casa y me dice: «Javier, hay un tío que quiere matarme». Le dejaría entrar. Al rato llama alguien de nuevo a mi puerta y me pregunta: «¿Víctor está en esta casa?» (Risas) Creo que no estaría obligado a decir la verdad, aunque Kant discreparía.
En uno de los textos de «No callar» explica que García Márquez le comentaba que los libros tienen que salir de las tripas.
Eso es esencial. Tiene que ser necesario para el lector porque si no es así, mejor ahorrárselo. Es fundamental correr todos los riesgos, pero de verdad. El que no lo hace no es escritor, sino un escribano. Eso es algo que hay que hacer en cada libro, palabra, párrafo, no de boquilla y no como esos escritores que se presentan como vanguardia y hacen el mismo libro. Eso no es correr riesgos. Lo contrario es perderse el respeto a uno mismo.
En alguna entrevista me dijo que no volvería a hablar del tema catalán.
Y no lo he cumplido.
Nunca había dedicado tantas páginas a la cuestión en uno de sus libros.
Implícitamente está en toda la trilogía de «Terra Alta», pero aquí es explícito. Esto es un libro de crónicas, artículos, conferencias, aunque sobre todo es un libro. Es decir, debe estar organizado, con un sentido y temas que se desdoblan... Siempre que he hecho estas cosas ha sido así, no como un almacén. También este es un libro de libros, y uno podría ser sobre Cataluña, uno de los más largos. Por motivos obvios es así porque se trata de un asunto fundamental para todos, lo es personal y políticamente hablando, he escrito sobre él, es una manifestación de lo que ocurre en el mundo. Hace tiempo dije que era la primera manifestación en España del nacional populismo. Como catalán, me ha afectado mucho. Ese librito es distinto a los demás de esta obra porque es cronológico y cuento mi historia como la he vivido. Me gustaría que el lector asistiera a la experiencia de un catalán a lo largo de estos años, desde 2012, cuando empieza el «procés», y observe cómo evolucionó. Me gusta que se vea la perplejidad que tenía porque jamás imaginé que íbamos a llegar hasta donde llegamos.
Trabajó en un libro sobre Pujol.
Eso se cortó. Lo aborté en 2017. Como escritor jugueteas con muchos temas. Es cierto que pensé en escribir ese libro, que hablé con él, pero poco antes del otoño de 2017 lo dejé. Todo había cambiado. Ese otoño de 2017 es como el final de las novelas policíacas que te obliga a revisarlo todo, no solo en el “procés” sino en mi propia vida porque fue un momento extremo. Cito a Josep Fontana, filoindependentista en su vejez, patriarca de los historiadores catalanes que habló de clima prebélico, una frase que a veces me han atribuido a mí, pero que es de Fontana. Nunca pensé que iba a ocurrir algo así en uno de los lugares más privilegiados del mundo. Eso se abortó ahí. El personaje, sobre todo su caída, es cuando me ha interesado, igual que Juan Carlos I, también Adolfo Suárez, cuando ya no son estatuas sino personas.
¿Por qué considera el 23-F como nuestro asesinato de Kennedy?
Porque es el punto exacto donde convergen todos los demonios del pasado español. Es el mito fundacional de la democracia española. La prueba de que eso es así es que un español es aquel que tiene una teoría sobre el 23-F que, naturalmente, es la verdadera. Resulta una neurosis nacional y mucha gente aún cree que se emitió en directo. Hace años escribí 400 páginas para acabar con las trolas. No lo conseguí. Siempre habrá una industria. No se conoce más de un tema del que lo sabemos todo. Bueno, no conocemos la marca de los calzoncillos de Armada. Es lo único.
Su texto sobre Roberto Bolaño es especialmente emocionante.
Éramos casi novios. (Risas) Pero lo que cuento es cierto porque fue una amistad breve e intensa.

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