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Poesía

Ángel Guinda o la conciencia de la vida y de la muerte

La editorial Olifante ha presentado “Vida ávida. Poesía reunida 1970-2022” del enorme poeta aragonés fallecido en 2022, llamado a ser un referente de la poesía contemporánea

Ángel Guinda o la conciencia de la vida y de la muerte
Ángel Guinda o la conciencia de la vida y de la muerteDavid Francisco

Contaba el poeta Ángel Guinda (Zaragoza, 1948–Madrid, 2022), que sentado una tarde, con dieciséis años, en un banco del Paseo de la Constitución de su ciudad natal, meditando frente a una escultura de los amantes “emparaguados”, la poesía se le apareció, poseyéndolo. A partir de entonces inició una obra poética construida con un lenguaje renovador dentro de la mejor tradición de la poesía española y abiertamente comprometida con la estética. Coautor del Himno de Aragón, Premio de las Letras Aragonesas en 2010 y finalista en diversas convocatorias del Premio Nacional de Crítica y del Nacional de Poesía, Guinda compaginó la escritura con su trabajo como profesor de Lengua y Literatura en Aragón y Madrid. Su extensa obra abarca ensayos, crítica literaria, aforismos y artículos de opinión en prensa, además de ser traductor y editor, pero por encima de todo, Ángel Guinda fue un poeta –y así se consideró- que escribió siempre desde los márgenes y la independencia, desde el compromiso con la palabra poética, alejado de los focos mediáticos por decisión propia, con poemarios tan significativos como “Vida ávida”, “Claustro”, “Conocimiento del medio”, “Espectral” “Rigor vitae” o su monumental “Catedral de la noche”, y manifiestos como “Poesía y subversión” o “Poesía útil”, toda una declaración de principios por donde camina toda su obra.

Casi todos los textos de Ángel Guinda están publicados en la editorial Olifante de Zaragoza, a la que siempre estuvo muy vinculado y ésta ha querido homenajear al poeta con la publicación del volumen “Vida ávida. Poesía reunida 1970-2022”. “Guinda pasó toda su vida reescribiéndose, buscándose, intentando encontrar la voz donde estuviera más cómodo o se reconociera mejor a sí mismo, haciendo purgas, resúmenes y reediciones, incluso descartando textos ya publicados si dejaba de reconocerse en ellos, en un ejercicio de extrema autocrítica y de afán de pureza con su poesía. Y todo este trabajo de reescritura constante lo mantuvo hasta su muerte”, explica David Francisco, editor literario y subdirector de Olifante en la presentación del libro en Madrid. “Ángel dejó este volumen cerrado y organizado en vida, es la poesía que él asumió en esas reescrituras o retractaciones, como decía, “escribir es cribar, en cada retractación, yo me retrato”, y este es un retrato de lo que quería que quedara para la posteridad de su obra poética, una edición bastante desnuda, sin prólogo laudatorio, sin acompañamiento crítico y con las mínimas notas al pie. Él decía que si la poesía, o al menos la suya, valía algo, se tenía que defender por ella misma, no necesitaba que nadie le pusiera flores, incluso las últimas presentaciones de sus libros ya las hacía solo. Así pues –prosigue el editor-, nuestro trabajo ha consistido simplemente en seguir sus deseos e indicaciones, salvo el libro póstumo, “Aparición y otras desapariciones”, que estaba trabajando en el momento de la muerte.

El profesor y crítico Luis García Gaspar, estudioso del poeta, quiso incidir “en el peso de esta edición, ya no para los lectores, sino también para los estudios, sobre todo en la universidad. Yo estoy en Alcalá tratando de que Ángel Guinda siga presente y la mejor forma es esta edición”, subrayó. “Hay un aforismo suyo que dice: “escribir como se vive y vivir como se es”, y es que realmente hay una indisolubilidad entre el poeta y la vida, cuando uno lo lee, nota que está viviendo la vida de alguien, no una vida creada o recreada, sino directamente la del autor. Esto habla de su autenticidad radical, de la coherencia en su obra, la poesía total de la que él hablaba muchas veces, y esa coherencia se ve en esta antología cerrada de su obra, donde uno puede hilar temas constantes muy concretos, como la muerte, el amor, el dolor por la pérdida de la madre en el parto –por eso siempre decía “yo nací matando”-, temas universales pergeñados entre lo popular y lo culto y abogando siempre por la poesía útil, “si un poema solo te sirve a ti y no para el mundo, no tiene sentido –decía-, puede ser profundo y existencial, pero quien lo lea debe entenderlo”.

“A pesar de esto, Ángel Guinda ha sufrido cierta marginación generacional, quizá porque el carácter ecléctico de su poesía es muy difícil de encajar en etiquetas y porque iba un poco por libre alejado voluntariamente de los cenáculos literarios -matiza García Gaspar-, su capacidad para satirizar y conmover al mismo tiempo, hace su poesía casi inclasificable, una obra que abarca todos los espectros de las emociones humanas y, sobre todo, es un testimonio vital entre la vida y la muerte. Podría decirse que esa dicotomía entre culto y popular es lo que cala de él, por eso es muy difícil no identificarse con su poesía. Creo que este volumen va a ser un tomo de referencia. Es el libro de la vida de un hombre y una invitación a conocerlo o a reencontrarse gozosamente con él quien ya lo conozca”, concluye.