Buscar Iniciar sesión
Sección patrocinada por
Patrocinio Repsol

Charles King: "Los fantasmas del pasado están más presentes que nunca"

El profesor narra en "Escuela de rebeldes" (Taurus) cómo Franz Boas (y los suyos) le dio la vuelta a las tesis racistas que imperaban a inicios del siglo XX
Franz Boas recrea una danza ceremonial kwakiutl
Franz Boas recrea una danza ceremonial kwakiutlArchivos de la Institución Smithsonian

Creada:

Última actualización:

El cuento de la vida de Franz Boas es la historia de un "loco", el de alguien que decidió romper con lo establecido y que se lanzó al mundo para demostrar que usted no difiere demasiado de los miembros de una aldea kwakiutl o de un campamento inuit. Levantó –principalmente apoyado en mujeres– una Escuela de rebeldes (Taurus) que revolucionaría las humanidades y desmontó los mecanismos del racismo, las tesis eugenésicas que trataban de demostrar la superioridad del hombre blanco.
La idea inicial no era demasiado compleja en la cabeza de este inmigrante judío alemán en Estados Unidos, "que las sociedades no se dividían en 'superiores' e 'inferiores', 'civilizadas' y 'primitivas'", apunta Charles King, autor del ensayo; y "de ahí surgió todo el campo de la antropología cultural, que influyó en las aulas universitarias, los museos, las investigaciones científicas y muchos otros campos hasta el presente".
Junto a su círculo, Boas hizo del trabajo de campo su fuerte. De hecho, puntualiza el profesor, podría decirse que lo inventaron como método científico: "Si te lanzas al mundo humildemente y con los ojos abiertos, si te adentras en una sociedad muy diferente a la tuya y te callas y escuchas un rato, descubrirás que tus propios valores, tu sentido común, tu visión del mundo, todo parece bastante extraño. Y es en ese momento en el que comienzas a ver las cosas que das por sentado como inusuales. Ese es el comienzo de la iluminación".
King retrocede, así, hasta principios del siglo XX a través de los viajes y estudios de estos "rebeldes" y, al mismo tiempo, lanza una señal de alerta sobre algunos de los problemas que vivimos hoy.
−¿Le da miedo la actualidad de la historia que cuenta en su libro?
−Cuando comencé a trabajarlo, en 2015, sabía que los temas tenían cierta resonancia en el presente, pero con el paso de los años sentía que estaba viviendo en una época que repetía, para bien y para mal, muchas de las cosas por las que vivieron Boas, Mead y los demás personajes. Ese hecho me convenció de que las batallas que estaban librando [por la igualdad, por la racionalidad, por ser críticos con nuestra propia cultura...] también son las nuestras.
Charles King, profesor de Relaciones Internacionales y Gobierno en la Universidad de Georgetown
Charles King, profesor de Relaciones Internacionales y Gobierno en la Universidad de GeorgetownMary Fecteau
−¿Vivimos tiempos peligrosos?
−No estoy seguro de que ningún periodo sea peor o más peligroso que otro. Aunque es cierto que vivimos una época en la que los fantasmas del pasado están más presentes que nunca. Crecí entre los 70 y los 80 y comencé mi carrera con el final de la Guerra Fría, un momento en el que dimos por sentado la globalización, el multiculturalismo, la idea de que la historia avanzaba hacia una integración cada vez mayor, los valores liberales... Y ahora, las fuerzas están empujando en la dirección opuesta, hacia el nacionalismo, el autoritarismo, la antiinmigración: un cierre de la sociedad en lugar de una apertura de nosotros mismos y de nuestras culturas a la diferencia. Además, la vuelta de la competencia real entre las grandes potencias (China, Rusia, EE UU). Supongo que estamos regresando a un mundo que habría sido familiar para la gente hace un siglo o más.
−En el libro se señala que el grupo Boas fue rebelde, vivió romances, también escándalos... ¿Fueron una especie de primeros hippies?
−Sin duda, fueron una versión temprana de los rebeldes culturales y sociales. Quería explorar la vida de mis personajes y la forma en que sus experiencias personales influyeron en su ciencia. La gente se fascina por la vida romántica de Mead, pero en el fondo era bastante correcta y conservadora. El hecho de que pudiera sentir las cosas tan intensamente, incluso cuando contradecían los valores profesados en su tiempo, terminó siendo una parte importante de su trabajo científico.
−¿Es la rebelión la base de la evolución?
−Debes tener gente dispuesta a desafiar las convenciones. Hay formas más discretas y abiertas de hacerlo, pero no se produce ninguna innovación sin cierto grado de insatisfacción con el "statu quo".
−¿Faltan rebeldes en el siglo XXI?
−Hemos vivido un periodo de cambio liderado por algunos valientes rebeldes. El Black Lives Matter, por ejemplo, cambió la conversación sobre el racismo. Y cambios similares, solo en los últimos cinco años, se han producido con respecto al sexo y el género.
−¿Estamos en un momento de retroceso en cuanto a derechos y libertades?
−No estoy seguro de que sea así, pero creo que estamos en un momento de desafío que se asemeja al mundo que conocieron Boas y sus alumnos. La gente siempre busca justificar sus prejuicios con referencia a algo fuera de ellos: Dios, la ciencia, la naturaleza. Boas y sus alumnos habrían entendido las luchas de hoy.
−¿Cómo se soluciona un problema como el racismo?
−Es una lucha constante para examinar los efectos a largo plazo de los prejuicios del pasado y las formas actuales en que los sistemas racistas se reproducen. Pero yo tiendo a ser un “optimista racial”, es decir, creo que el progreso es posible. La última década en particular ha sido testigo de un asombroso conjunto de conversaciones públicas, en Occidente, sobre temas como el racismo, el sexismo, el colonialismo, la inmigración... Esas conversaciones habrían sido tratadas como marginales hace unas décadas. Ahora son fundamentales para la vida pública.
−¿La sociedad menos tolerante es la occidental?
−No sé si podemos medir grados de intolerancia. Todas las sociedades son intolerantes a su manera. Lo que es diferente de la experiencia occidental es que las sociedades europeas y sus colonias de ultramar movilizaron la ciencia, el imperio y la religión universal para justificar sus visiones específicas de la diferencia humana.
"Todos estamos, en todo el mundo, viviendo a la sombra de Boas" (y los suyos), sentencia King.
  • Escuela de rebeldes (Taurus), de Charles King, 504 páginas, 23,90 euros.