Juan Mayorga: “La gran poesía, la honda, te exige estar más a la altura de la vida”
El dramaturgo, que estrena obra en La Abadía, recomienda “La Caída de Ícaro” de Olvido García Valdés
Madrid Creada:
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Juan Mayorga es, quizá, nuestro más importante dramaturgo contemporáneo, Académico de la RAE, Premio Princesa de Asturias, premio Nacional de Teatro (2007) y de Literatura Dramática (2013), profesor de Artes Escénicas de la Universidad Carlos III y actual director de La Abadía, se dispone a estrenar su nueva obra “María Luisa”, una comedia sobre la soledad, la vejez, y los difusos límites entre realidad e imaginación. Mayorga recomienda la lectura de “La Caída de Ícaro” de Olvido García Valdés, premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana.
-¿Por qué elige este libro?
-Porque me parece importante llamar la atención sobre nuestros/as poetas y creo que vivimos un momento muy alto en la poesía española, de hecho, en La Abadía estamos haciendo un acto de respeto y confianza en la poesía y hemos creado el ciclo “Poetas en La Abadía”, donde hemos tenido alguno muy importante como Chantal Maillard, Juan Carlos Mestre o la propia Olvido García Valdés, que cerrará el ciclo. Olvido lleva iluminándonos décadas y este libro que recibe en un momento de madurez, puede ser una puerta adecuada para entrar en la obra de una de nuestras más importantes voces poéticas, para que quienes no la conozcan todavía, accedan a su palabra.
-¿Qué destacaría de él?
-Un tema fundamental de ella ha sido siempre su propia vulnerabilidad, la fragilidad de su propio cuerpo y haciéndolo, expresa a su vez la nuestra, la de sus lectores. En este sentido, en su poesía hay siempre una paradójica belleza, porque hablando de la vulnerabilidad de nuestros cuerpos, consigue construir una experiencia perdurable, es decir, hay algo paradójico y extrañamente bello en que de la conciencia de la herida del tiempo sobre nuestros cuerpos, ella consiga construir una palabra que, de algún modo, atraviesa los tiempos.
-¿Lee a García Valdés habitualmente?
-Desde hace tiempo y, además, es alguien a quien sin duda, los lectores de poesía y los poetas atienden siempre con enorme expectativa porque es una poeta honda.
-En España se escribe mucha poesía, pero ¿la leemos?
-Es verdad que en lo que podríamos llamar el espacio de la escritura, hay una hegemonía de la narrativa, las novelas y los novelistas son permanentemente noticia y hay una atención especial a ellos. Sin embargo, siendo yo también un amante y lector de novelas, intento atender a esos otros ámbitos de escritura, como la poesía o la literatura dramática donde hay personas que están haciendo cosas valiosísimas y no reciben la atención que se han ganado los narradores.
-¿Qué le aporta la poesía en lo personal?
-Para mí es fundamental, yo intento leer poesía cada día, el acto de hacerlo tensa mi obra y mi vida, es decir, uno lee a García Lorca, a Cernuda o a Chantal Maillard un rato o un poema al día, y ese día ya va ser distinto, te va a obligar a ver las cosas de otro modo, a caminar y a hacer las cosas de otra manera, con una mirada menos pequeña. Creo que la gran poesía, la poesía honda, te exige estar más a la altura de la vida.
-¿Y como creador?
-Como escritor, no sintiéndome poeta en absoluto, debo mucho a la palabra poética y también quiero que esa palabra tense mis textos, incluso en aquellos en los que pudiera parecer que lo que ofrezco es la lengua cotidiana, que por ejemplo aparece en una obra como “María Luisa”, ese lenguaje también es perfilado y educado de un modo distinto si uno ha atendido a la poesía, es decir, también la palabra poética nos enseña a escuchar y a reconocer esa otra poesía que aparece en la vida cotidiana de las gentes.
-Los escritores suelen valorar la capacidad de síntesis de los poetas.
-De saber expresar un pensamiento con la palabra precisa, justa, exacta, para atrapar un sentimiento e incluso crearlo. En una de mis obras titulada “El Golem”, hay un personaje que dice, que “somos cuerpos ocupados por palabras”, y yo estoy seguro de que esto es así. Se dice que vivimos en un tiempo entregado a las imágenes, pero lo cierto es que las palabras son importantes como lo han sido siempre y no es insignificante qué palabras decimos y cuáles recibimos, por eso tenemos que ser muy cuidadosos con las que recogemos y a las que damos hospitalidad. En este sentido, no es lo mismo atender a la literatura banal o más insignificante, que a la gran poesía.
-¿A quién recomienda leerlo?
-A cualquiera, porque siendo una poesía culta, es al mismo tiempo accesible que y creo que da cuenta de experiencias que todos compartimos.