Retiran libros envenenados de las bibliotecas alemanas (y no es censura)
Un producto tóxico y cancerígeno del siglo XIX, cuyos restos figuran en estanterías y ejemplares, puede ser perjudicial para las personas
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Esta vez existe una razón de peso para retirar ciertos libros del acceso del público, y por lo tanto nada tiene que ver con prohibiciones ni censuras. Todo tiene que ver con Verde de París o Verde de Schweinfurt: uno de los primeros insecticidas de los que se tiene constancia, y que figura en ciertas cubiertas al ser utilizado históricamente como un pigmento verde esmeralda. Comenzó a comercializarse en 1814 como un pigmento para tintas, pues presentaba un intenso y atractivo color verde. Sin embargo, resultaba nocivo para aquellas personas que utilizaban su color, así que a partir de 1867 se comenzó a emplear como pesticida. Pero finalmente, a principios del siglo XX, y debido a su extrema toxicidad en mamíferos, se prohibió definitivamente su uso. Esto no quiere decir, no obstante, que todos aquellos objetos que se colorearon con el Verde de París hayan desaparecido. Y ejemplo de ello es el caso de la Asociación Alemana de Bibliotecas: han puesto en cuarentena más de 15.000 libros sospechosos de contener este arsénico, sustancia además cancerígena, y serán analizados por especialistas.
Informa el diario alemán "Süddeutsche Zeitung" que la Universidad de la Ciudad de Düsseldorf se ha visto a cerrar su biblioteca a los estudiantes hasta el 22 de marzo, mientras que otras bibliotecas alemanas han tenido que poner en cuarentena muchos de sus ejemplares. Aseguran los expertos que la exposición prolongada o la manipulación repetida de estos libros (sobre todo si se hace ese gesto común de humedecer los dedos para pasar las páginas), puede provocar mareos, calambre estomacales o diarreas. El arsénico no se degrada con el paso del tiempo, por lo que el polvo presente en libros o estanterías podría perjudicar una y otra vez la salud de los visitantes.
"Cada institución tiene la misión de evaluar hasta qué punto los libros con páginas o cubiertas de colores son problemáticos para la salud de los usuarios y cómo abordarlos", explica la Asociación a la prensa alemana, precisando que no por ello todos los ejemplares de color verde son necesariamente tóxicos.