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Literatura

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Machado: la primera carta de un mal estudiante

La Fundación Unicaja inaugura en Sevilla una muestra conmemorativa del poeta de «Campos de Castilla», con el original manuscrito de una misiva a su progenitor.

Machado: la primera carta de un mal estudiante
Machado: la primera carta de un mal estudiantelarazon

La Fundación Unicaja inaugura en Sevilla una muestra conmemorativa del poeta de «Campos de Castilla», con el original manuscrito de una misiva a su progenitor.

«Estos días azules y este sol de la infancia». Frente al mar de Colliure, definitivamente exiliado, un hombre no anciano pero sí cansado, rememoraba días mejores. Fue hace 80 años cuando Antonio Machado garabateó en sus notas este verso, simple y tremendamente evocativo. Falleció al poco después y lo encontraron en su gabán. Un rayo de sol de Sevilla, un azul del Guadarrama, se había colado entre la jauría de la Guerra Civil y el caos de los refugiados.

¿Es posible afirmar que esa infancia burguesa y despreocupada que arrancó en 1875 en un «patio de Sevilla y un huerto claro donde madura el limonero» tocó a su fin, o al menos empezó a declinar, en el año 1892? Una carta hasta ahora inédita de Antonio Machado, escrita a los 17 años, a su padre, arroja pistas del que podría haber sido el último verano de inconsciencia, de infancia propiamente dicha, de un joven y una familia que pronto dejaría de existir como tal.

De Madrid a Puerto Rico

La misiva es el plato fuerte de una exposición en conmemoración de los hermanos Machado que ha organizado la Fundación Unicaja en Sevilla y que reúne una selección amplia de los fondos adquiridos por esta Fundación. En la carta vemos a un Machado que escribe a su padre, recién embarcado y ya acomodado en San Juan de Puerto Rico, donde había aceptado un puesto de abogado. «Supongo que habrás pasado un viage (sic) muy cómodo», comienza.

El grueso de la carta, tan sencilla que la podría haber escrito cualquier mal estudiante en la misma situación que este completo mal estudiante que siempre fue Antonio Machado, se centra en explicar lo mucho que se aplica en estudiar las asignaturas cateadas. En aquel entonces, el futuro poeta, que había rodado por varios colegios hasta el Instituto Cardenal Cisneros (en Noviciado, Madrid), tenía pendiente «las dos matemáticas» más «el Francés y la Historia Universal». En otros cursos de bachiller también suspendió Lengua Española, ¡él, el futuro maestro de poetas! Arteramente, o quizás engañándose a sí mismo, augura que «en el mes de Enero próximo habré ya terminado y podre comenzar la carrera».

Machado tardaría otros ¡8 años! en acabar el bachiller. Tenía entonces 27 y carecía de dinero y de posición. Aquel mismo 1892 en que está fechada la carta, su padre cae enfermo de tuberculosis en Puerto Rico. Viene a morir al año siguiente a Sevilla. La familia cae en una situación económica muy delicada y, perdido el timón paterno, los hermanos Machado se convierten en un par de bohemios de Madrid. No tardarían mucho en revelarse como lo que acabron siendo, literatos de tomo y lomo.

«Los Machado vuelven a Sevilla», que se inaugura el jueves, se nutre de la mayor colección de documentos entorno a los hermanos. Entre 2003 y 2018, la Fundación ha adquirido un fondo ingente con 4.570 páginas, más fotografías y documentos civiles. Todo este legado se ha ido publicando en diferentes ediciones en estos últimos años. La misiva de la que hemos hablado, una de las joyas de la exposición, destaca además por ser el primer manuscrito original conocido del poeta.

La muestra integra, asimismo, borradores de prosas y poemas de los hermanos, piezas teatrales inéditas y hasta un guión cinematográfico, que dan cuenta de la versatilidad de ambos autores, crecido en una familia de eruditos y consolidados con el tiempo como referentes culturales de España. En el caso de Antonio, además, acabó siendo un emblema nacional e internacional de los desastres de la guerra y el exilio republicano.

Los «tesoros» de Unicaja comprenden borradores inéditos de «Proverbios y cantares» y de poemas a Guiomar, Calderón y Rabindranath Tagore, prosas sueltas (con inéditos de «Juan de Mairena») y una nota desconocida sobre el asesinato de García Lorca; además, un epistolario con cartas a Gregorio Martínez Sierra, José Ortega y Gasset, Alejandro Guichot, Manuel García Morente y Ernesto Giménez Caballero. Sin olvidar los apuntes de aritmética y otras materias de un mal estudiante y gran poeta.

«Ya no sufrimos calores tan estupendos»

(Trascribimos a continuación el original de la carta de Machado a su padre fechada en verano de 1892)

«Queridísimo papa: supongo que habras pasado un viage muy cómodo, pues segun abuelo nos decía estabas muy bien instalado, y creo tambien que el mar estaría en calma y que no habras sufrido mareo alguno. No sabemos si recibirías el certificado en que iba mi artículo por no saber bien las señas de Meneses; si fuera así dímelo y te enviaré otra copia. Tanto Manuel como yo desde el día que tu te fuiste nos dedicamos á estudiar con doble interés para aprobar en Septiembre Manuel las dos matemáticas y yo estas asignaturas mas el Frances y la Historia Universal. A esto me dedico tan solo dejando aparte toda otra clase de estudios pues no me servirían de nada me impedirían terminar pronto el grado de bachiller. Si puedo hacer lo que quiero en el mes de Enero próximo habré ya terminado y podre comenzar la carrera. La distribucion que hago del día es la siguiente: á las 7 1/2 de la mañana, hora que me levanto, me pongo á estudiar hasta las 9 que viene el profesor á darnos clase hasta las 10 ó 10 y 1/2. Despues de comer estudio hasta las cuatro las lecciones de Historia Universal y Matemáticas. [frase tachada] Desde mañana tengo que asistir á la biblioteca para estudiar el frances. Pepe sigue haciendo sus dibujos y progresa paulatinamente. Ayer estuvieron en el museo de pinturas. El tiempo ha mejorado afortunadamente y ya no sufrimos calores tan estupendos. Y sin mas por hoy y esperando noticias tuyas para escribirte mas largo y enviarte algun trabajillo que escribire solamente para ti se despide tu amantísimo hijo

Antonio. Hoy he visto á Mendez y á Vicente que me han dado para ti muchos recuerdos».