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Michael Burleigh: «La violencia de Kiev refleja el intento de Putin por construir su imperio»

El autor examina en un ensayo la Guerra Fría y repasa los conflictos internacionales que aún perviven y que hemos heredado de ese periodo

Michael Burleigh: «La violencia de Kiev refleja el intento de Putin por construir su imperio»
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Michael Burleigh es un historiador que no deja indiferente. Su vasto conocimiento del mundo asusta. La manera tan directa que tiene de afrontar los temas engancha. Autor de títulos tan importantes como «El Tercer Reich» o «Combate moral», presenta ahora «Pequeñas guerras, lugares remotos» (Taurus), un soberbio análisis de las batallas que marcaron la Guerra Fría (1945-1965), que proporcionan las claves para analizar los conflictos actuales. Encantador como anfitrión, Burleigh nos recibe en su casa de Londres para abordar las crisis que dominan ahora el mundo.

-¿Por qué plantear ahora el análisis de estos conflictos, que han sucedido hace medio siglo?

-Yo nací en1955 por lo que durante la primera década de este periodo yo ni siquiera existía y de la segunda década sólo recordaba el asesinato de Kennedy y el funeral de Churchill. Así que veía interesante escribir sobre una época que había vivido, pero no era consciente de lo que ocurría. No tenía secuelas interesadas. Venía de ese mundo, pero podía abordarlo de una manera muy neutral.

-¿Lo que está pasando ahora en Ucrania es un legado de la Guerra Fría?

-La violencia en Kiev refleja la realidad brutal del intento de Putin de construir su nuevo imperio al obligar efectivamente a Ucrania a unirse a él en contra de los deseos de millones de sus habitantes. No nos olvidemos de que fue el hombre que describió el fin de la Unión Soviética como «la mayor catástrofe geopolítica del siglo XX». Ucrania es históricamente un país profundamente dividido: la parte prorrusa en el este y la proeuropea en el oeste. Todo lo que está ocurriendo podría derivar en una sangrienta guerra civil. Más que batalla entre Occidente y Rusia, es una cuestión de identidad. Pero al mismo tiempo Rusia y Estados Unidos están claramente implicados. Y luego está la Unión Europea, que juega su patético papel como siempre en todo esto, cuando sabe de sobra que no puede poner en la mesa todo el dinero que pone Putin.

- ¿Patético papel? ¿No tiene especial aprecio por la UE?

-No soy el típico británico euroescéptico, simplemente tengo mis sospechas. La idea de tener un gran actor a nivel mundial me parece un tanto ridícula. ¿Escuchó los comentarios de la adjunta de Estados Unidos para Asuntos Europeos, Victoria Nuland, sobre la crisis de Ucrania con el embajador? Dijo: «Que se joda la UE». Angela Merkel exigió disculpas.

-Ésa es la opinión de Nuland, pero me interesa saber la suya.

-Yo creo que es muy improbable que veintiocho estados miembros se pongan de acuerdo y mantengan una política común. Sinceramente, creo que muchas de las cosas que hace la UE sólo son mera pose.

- En su libro dice que la cuestión imperialista dividía al Partido Conservador durante la Guerra Fría de la misma manera que lo divide ahora la cuestión europea.

-Así es. Creo que David Cameron no va a ser capaz de repatriar a Londres los poderes que quiere. Alemania no va a darle ni siquiera una migaja. Los alemanes y franceses creen que si se empieza a deshilachar el jersey en este momento y cada uno empieza a tirar de un lado, al final el jersey desaparece. Si en 2015 ganan los conservadores, algo que no está nada claro, tendremos referéndum y los británicos votarán para dejar la UE en 2017.

-¿Usted votaría para quedarse o irse?

-Votaría para quedarme. Creo que la UE necesita reformas y no me gusta ser gobernado por jueces o guardianes de tratados a los que no he votado. Pero creo que estamos mejor dentro. Reino Unido no tiene otra alternativa. Aunque como le he dicho, creo que el hecho de salir de la UE es tan fantasía romántica como la idea de que Escocia abandone Reino Unido.

- ¿Alex Salmond conseguirá su sueño independentista?

-Sinceramente no me interesa en absoluto. De hecho, si se separan creo que podría ser algo muy positivo para este país. Creo que Reino Unido tiene un Estado muy grande, muy pesado. Cameron dijo que iba a reducir la Cámara de los Comunes un 10 por ciento, algo que nunca pasó. Si pasamos a ser un país más pequeño, todo tendría que volver a ser rediseñado de nuevo. Se revalorizaría también lo de ser una gran fuerza militar en el mundo y creo que esto sería realmente positivo. Pero repito que me parece una fantasía romántica. Aunque imagínese que me equivoco y se materializan los dos escenarios. Sería un gran legado para Cameron. ¿No cree? El primer ministro que permitió la ruptura del Acta de Unión con los escoceses y la salida de Reino Unido de la UE. Sin duda, algo interesante para contar en los libros de historia.

-¿Ve algunas semejanzas con el escenario catalán en España?

-Son escenarios distintos. Una de las grandes diferencias es que en Cataluña está implicada la cuestión lingüística. Con todo, si fuera español estaría muy preocupado por el referéndum en Escocia porque podría marcar un precedente terrible. Y si perteneciera al Gobierno español, pondría toda serie de obstáculos para que los escoceses no formaran parte de la UE. De hecho, ya lo han dicho. Salmond cree que están exagerando, pero no es el caso.

-I Guerra Mundial, II Guerra Mundial, Guerra Fría... ¿Qué clase de guerra vivimos ahora?

-Es muy pronto para decir algo. Estamos viviendo un tiempo interesante. Creo que en lo que me queda de vida va a haber más énfasis en la diplomacia que en el conflicto. O puedo estar equivocado y que de repente estalle una guerra entre Japón y China. Lo que me parece muy similar a 1949 es que en 1940 cada país tenía organizaciones chovinistas y ahora tenemos «bloggers». Hace dos años, cuando existían tensiones entre China y Japón, los chinos tenían casas enteras con «bloggers» de 20 años que pedían el boicot de Panasonic. Y éste es mi verdadero miedo, que los gobiernos puedan ser empujados por estos «lobbies». Esto es lo que realmente me preocupa.

-Este énfasis en la diplomacia se debe a las desastrosas guerras de Irak y Afganistán. ¿Es por eso por lo que ni el Reino Unido ni EE UU se han implicado militarmente en Siria?

-EE UU nunca va a bombardear Siria. Y el Reino Unido tampoco. Cuando se votó en la Cámara de los Comunes se rechazó porque la sociedad ha dejado claro a los políticos que no quería involucrarse militarme. Que creo que es lo sensato. La decisión de Westminster también influyó en el Congreso americano. Creo que ha habido un cambio radical en la población que hace imposible a cualquier gobierno justificar ahora cualquier guerra. Nunca digas nunca pero, creo que para los próximos diez años el Reino Unido se mantendrá al margen. En EE UU, el 70 por ciento de la gente no quiere tampoco implicaciones militares. Es como si hubiéramos conducido un coche durante mucho tiempo. Ahora necesitamos un descanso.

-¿Pero entonces qué solución ve en el futuro para Siria?

-Podría haber una guerra civil para los próximos 10 años y a nadie le importaría. No hay bases para hacer políticas. No podemos armar a yihadistas que cortan gargantas. No hay una oposición moderada, como no la había en Irak. ¿Quiénes son los que supuestamente deben ser apoyados? ¿Por qué Asad va a dejar el poder teniendo el apoyo de Rusia y China? Si fuera americano pensaría que en los últimos 40 años no he tenido nada más que lamento de Oriente Medio y ahora que soy independiente enérgicamente me olvidaría de todo y haría realmente dinero en Asia.