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Alejandro Sanz: «A ver cómo explicamos a las generaciones que vienen el legado que estamos dejando»

Lanza «Sanz», nuevo álbum donde, a través de 10 canciones, vuelve a sus orígenes, a aquel Alejandro cuyo talento arrancó en Cádiz, se forjó en Moratalaz y que hoy sigue llegando lejos

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Es el hijo de María y Jesús. El que fue introvertido pero insistió. Es a quien no le gustaba el fútbol porque prefería guitarra y son. Es el artista que lleva 30 años entre canciones y escenarios, y quien no intenta engañar a nadie, sino tan solo escribir sus canciones. Estas frases contienen pinceladas de «Bio», el tema que arranca «Sanz», el nuevo álbum de Alejandro Sanz, disponible a partir del viernes. A modo de poesía recitada, el artista relata en esta pieza sus recuerdos desde que tiene razón, ahondando en sus raíces y en lo que le permitió llegar a donde está hoy: con una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood, habiendo arrasado con decenas de discos y recibiendo ayer a la Prensa para presentar estas 10 nuevas canciones. Y lo hizo en Moratalaz, donde exprimió su juventud, con el gusto de imaginar, flotar, recuperar y homenajear sus raíces.
Viene con una estrella en Hollywood y un álbum nuevo, no debe ser fácil.
Estos últimos meses han sido como las botellas de champán, ha explotado todo. Hemos estado contenidos durante tanto tiempo que ahora llega todo de golpe. Lo de Hollywood fue algo muy bello y realmente no me lo esperaba. De hecho, he comprado la lotería del 2703, que es el número de mi estrella. Y después hicimos la gira de EE UU. Por fin me subí a un escenario después de tanto tiempo y con muchos nervios. Imagínese, después de tantos años, juro que creí que se me había olvidado cómo hacerlo. Ahora, un disco. Se me agolpan las celebraciones.
¿Es más inspirador tener una estrella en Hollywood o ser hijo adoptivo de Cádiz?
Eso no se pregunta. Cádiz es mi inspiración pura. Lo de Los Ángeles por supuesto lo agradezco muchísimo, y es una cosa mundial, pero la inspiración que me ha dado Cádiz… No solo por el lugar, sino por su idiosincrasia, la cultura, mi familia. Todo viene de ahí, son mis inicios absolutos.
Nos recibe en Moratalaz, ¿quería poner algo en valor?
Este sitio es una escuela de música, y me parece una coincidencia poética y maravillosa. Antes era un descampado y se hacía un triangular, pues varios barrios, Vallecas, Moratalaz, Vicálvaro, se juntaban para hacer pop rock. El Ayuntamiento ponía un escenario y salíamos a tocar todos los grupos que nos inscribíamos. Aquí es donde me subí por primera vez a un escenario, donde empecé a escribir mis canciones. Este es el origen.
¿Es «Sanz» una vuelta al pasado?
Más que volver musicalmente a nada, porque la evolución tiene que existir y este disco es resultado de todo lo que he ido haciendo durante todos estos años, sí quería regresar a la sensación que tenía cuando empecé a hacer discos. Invocar a aquellos duendes. No es que haya perdido la inspiración ni mucho menos, pero sí me parecía interesante hacer el ejercicio de recuperar aquellas sensaciones.
¿Cuáles eran?
Una celebración de la música sin ningún tipo de condicionantes, liberándote absolutamente de todo lo conocido, de todo lo sabido. El problema después de 30 años haciendo música es que tienes la experiencia, pero también un montón de mochilas que se van quedando encima de tus hombros. Entonces se trata de liberarte de eso, de la información que tienes, de lo que sabes de la industria, de cómo se mueve la música, y escribir como si solo se la fueras a cantar a tus amigos en el barrio.
¿Lo echa de menos?
Sí, un poco ese sentimiento de libertad absoluta.
¿Era más difícil soñar a lo grande?
Para mí soñar a lo grande era poder dedicarme a la música y escribir canciones. Yo no quería ser famoso ni tener un éxito descomunal, y eso me daba mucha libertad.
Cantas en «Bio» que «en medio de tanta mentira no sabes cómo agradezco el soplo de verdad», ¿vivimos en una farsa?
Vivimos rodeados de apariencias, todo el mundo quiere mostrar su mejor lado, las mismas mentiras que se cuenta uno a sí mismo las cuenta públicamente y espera la aprobación a través de likes. Entonces yo lo que reconozco y admiro es la autenticidad de mis padres, por ejemplo, o de los de muchos de mi generación, que lucharon, que no estaban pendientes de aparentar nada, sino de conseguir realmente cosas. Y pasaba también en la música y en absolutamente todo, era más importante la autenticidad que la apariencia.
¿Ahora es arriesgado ser auténtico?
No, hay muchos artistas que apuestan por la autenticidad. Lo creo sinceramente, tanto en España como internacionalmente. Gente que está apostando para hacer buena música incluso aunque no sea lo que se lleva. Y siempre hay un hueco grande para esa música. Al final, quien va a un concierto quiere escuchar las canciones que han formado parte de su banda sonora, eso es lo interesante.
Pero a quien más destaca se le pone más el foco.
Es importante ser honesto con uno mismo, y no hay mejor forma de rendirle homenaje a la gente que te ha puesto ahí y que te sigue que intentando ser lo más tú posible. Eso es lo que intento, hacer buena música al máximo de lo que puedo dar, sin pensar en si esto es comercialmente correcto o no. Este es un término nuevo, no solo existe lo políticamente correcto.
¿Qué opina sobre la generación de cristal?
Hay que verlo con la perspectiva del tiempo. Dentro de algunos años, cuando veamos el legado que hemos dejado de bailecitos y Tik Tok nos vamos a llevar las manos a la cabeza (ríe). A ver cómo se lo explicamos a las generaciones que vienen. Todo es cíclico en la vida, y todo tiene un fin. Pero hay cosas que en algún momento nos van a pesar.
¿Estamos perdiendo algo de vista?
La parte divertida la veo bien, pero se crea una especie de vicio y de necesidad de estar ahí. Hay quienes tienen verdaderos problemas con si le aceptan en las redes sociales o no, y eso es complicado.
En la canción «Yo no quiero suerte» dice creer más en el valor que en la fortuna, ¿por qué?
Eso está dentro de un contexto, que yo no quiero suerte porque te tengo a ti, entonces renuncias. La suerte es importante en la vida. Para conseguir lo que sea tú necesitas esfuerzo, capacidad de superación, de arriesgarte, pasión… y un poquito de suerte. Pero es algo poético. Todas las canciones tienen su historia particular. No me gusta mucho hablar sobre qué dicen las canciones, porque las segundas interpretaciones son muchas veces mejores que la intención del que escribe.
¿No le gustaría dejar claro su mensaje?
El arte debe tener un punto de interpretación, a no ser que sean canciones costumbristas en las que cuentas una historia de arriba abajo, que también tengo algunas. Siempre me ha gustado tirar de la metáfora, porque es más atractivo jugar con tu imaginación y darle un sentido u otro. Se abren tantas posibilidades…
Propone diferentes registros en estas 10 canciones, y en «La Rosa» incluye incluso a Paco de Lucía, ¿cómo fue?
Paco tiene cosas grabadas en discos duros en su estudio en Cancún, y su amigo con el que trabajaba, Juan D’Anyelica, me dijo que tenía ese estribillo y que si quería hacer algo con él. Y por supuesto. Me lo mandó y le hice las estrofas, conservando la voz y guitarra de Paco, y terminé la canción. Era una forma de tenerle en el disco, que es algo maravilloso. Hay diferentes estilos, pero el álbum tiene una sola sónica, una voz, un discurso musicalmente hablando. Escuchas una canción más cubana, flamenca y otra más pop, pero no desentonan dentro del disco. Eso es lo más difícil de conseguir.
¿Se siente más cómodo con este respaldo?
Es importante que tenga ese discurso. Pasa con la pintura, vas a una exposición y quieres que un pintor te muestre una serie, que tenga un sentido. Es muy difícil poner canciones en un disco que no tengan un color parecido, porque sino parecen esos casetes de remix «Verano 2021» que compras en las gasolineras (ríe).
¿Ahora qué?
Lo que más nos gusta, subirnos a un escenario. Nos vamos a Latinoamérica a hacer conciertos y luego a España en verano. La tenemos aplazada de hace dos años, y este ya tiene que ir sí o sí.
¿Por ser más tarde será más especial?
Sí, quiero preparar una gira de conciertos donde incluya canciones que no he cantado nunca, que son clásicos míos desde los primeros discos, como «Se le apagó la luz» o «Si tú me miras», que han sido muy importantes en mi carrera, pero que no he cantado tanto. Y, por supuesto, alguna de este disco.