Día de los Beatles: la «beatlemanía» que les causaba horror
Son leyenda de la música, sin embargo, los egos del grupo dinamitó una banda que no supo llevar la fama
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Los “días internacionales de...” suelen ser cara o cruz: o una causa que necesita mejorar o un hecho que ha pasado al lato de la mitología/frikismo, mucho más agradable y/o simpático. A estos últimos pertenece el 16 de enero, hoy, de todos los años. El Día de los Beatles. Y es que no hay que dudar que el grupo inglés es mito puro del pasado, pero también de nuestros tiempos. Sería raro que existiera un solo instante del día en el que, en alguna parte del mundo no sonara una canción suya. Let it be o Here comes the sun, por ejemplo, de entre las decenas que se pueden nombrar.
También valdría Love me do, que cumple 60 años en este 2022, el 5 de octubre. Se publicaba entonces un trabajo que se materializaba en junio en los estudios de EMI en Abbey Road: el clásico con el que los Beatles comenzaron a convertirse en leyenda. En aquellas salas de grabación era frecuente escuchar música clásica, quizá algún artista pop, pero la llegada de Paul McCartney, John Lennon, George Harrison y Ringo Starr rompió cualquier tipo de paradigma.
Por aquella fecha, los Beatles no eran más que unos jóvenes conocidos de Liverpool que aún no habían dado el vertiginoso salto internacional. Su productor, George Martin, había escogido una canción para que comenzaran a grabar, titulada How do you do it. “Mira, George, perdona que te lo diga, pero esta canción nos parece una mierda”, dijo Lennon tras varias tomas, una charla con sus compañeros y la propuesta de presentarle un tema propio. Y ahí, el 6 de junio de 1962, entre las 6 y las 8 de la tarde, presentaron Love me do.
Nacía la leyenda, que, sin embargo, no era infinita. Así lo recogieron recientemente un libro y un documental de los ensayos de Let it be, donde George Harrison dio la espantada y cuando el grupo pensó en Eric Clapton para sustituirle. Llego a pasarles por la cabeza actuar ante sillas vacías, luego ante 20.000 personas. Plantearon que fuera al aire libre, en el campo, a bordo de un barco, en Manila, en Memphis... incluso en Gibraltar. Los Beatles llevaban tiempo sin actuar e iban a ofrecer un concierto para televisión, una noche especial para todos, pero apenas encontraban la energía para hacerlo. Lo intentaban, pero no eran capaces de hacer que sonase como la sombra de ellos mismos. De esas fuerzas que languidecen y de la falta de magia fueron testigos un grupo de cámaras que recogían los ensayos de lo que iba a ser un concierto histórico y que se convirtió en una película documental que incluso ganó un Oscar.
Let It Be (1970) también fue un disco y la crónica de la implosión de la mayor banda de la historia. Cincuenta años después, se revela todo (o casi todo) lo que sucedió en esos días turbios para el cuarteto en un libro The Beatles. Get Back (Libros Cúpula) y el documental dirigido por Peter Jackson. Aquel concierto nunca se celebró. Al final, ni tocaron en una catedral, ni en un estadio, ni siquiera tuvieron que alquilar nada: John, Paul, George y Ringo terminaron sus días como banda en la azotea de su propio edificio.
«Todo era agradable en las películas, pero en la vida real nunca hubo ninguna duda. Los Beatles estaban condenados. Tu propio espacio, amigo. Es algo muy importante. Por eso estábamos condenados, porque no lo teníamos. Es como pasa con los monos en el zoológico. Se mueren. Sabes, todos necesitan que los dejen en paz», confesaba George Harrison en sus memorias, I Me Mine. Si alguien pensó que en aquel tiempo –aún vivía John Lennon– había posibilidad de volver a juntar al grupo, Harrison se encargaba de deshacer esa ilusión. La «beatlemanía» le causaba horror.
La banda estaba rota antes de que en 1980 John Lennon fuera disparado por Mark David Chapman enfrente del edificio Dakota de Nueva York arrebatándole la vida. Cinco disparos que redujeron a los de Liverpool a tres miembros. Más tarde, Ringo aludiría a este fallecimiento y aseguraría que mientras él estuviera muerto, la reunión de los Beatles sería imposible. Evocaba así la realidad irremediable de que la muerte había disuelto al grupo para siempre. La última vez que hubo una oportunidad de que tocaran juntos de nuevo fue durante la boda de Eric Clapton y Pattie Boyd. Una oportunidad que junto a muchos músicos, entre ellos Mick Jagger y David Bowie. Acudieron también Paul McCartney, Ringo Starr y George Harrison. Pero no acudió John Lennon. No fue invitado. Después hubo ciertas lamentaciones por no haber dejado de lado las rencillas, los malentendidos o el despiste que evitaron ese reencuentro, que hoy sería recordado por todos.
A partir de entonces solo quedaron tres Beatles. Hubo varias ocasiones que brindaron la ocasión de que se vieran, pero la última sucedió hace justo un par de décadas, el 12 de noviembre de 2001. La ocasión estuvo marcada por el empeoramiento de la salud de George Harrison. Hacía tiempo que lidiaba con un cáncer y, aunque había evitado lo peor en varias ocasiones, ahora el pronóstico parecía haber empeorado de manera grave. Había sido atendido en Suiza, pero, después había acudido a Nueva York. Fui allí donde los tres Beatles restantes tuvieron la ocasión de echar una mirada atrás y despedirse de una manera adecuada.