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Música

Baiuca, vuelve la muñeira máquina

El músico y productor publica «Barullo», un álbum que sigue jugando con el folclore gallego y a electrónica de baile

Alex Guillán, Baiuca
Alex Guillán, BaiucaBryan Novak

En algunas actuaciones de Baiuca, nacido como Alex Guillán en Catoira (1990), él está lanzando sus temas a todo volumen con bombos y subgraves dignos de una rave en algún lugar del inframundo y, a pocos metros de él, el público está bailando una muñeira. Por razones obvias, esto solamente sucede en Galicia, pero fuera de ese mágico territorio el público de cualquier latitud percibe algo popular, más aún, algo tribal, en las actuaciones del músico pontevedrés. Baiuca es uno de los productores y artistas más interesantes de los últimos años gracias a su manera de mezclar folclore tradicional de su tierra con música electrónica. Ahora publica «Barullo», un trabajo con el que se lanza con descaro a la pista de baile y que reserva el centro de su sonido a la tradición, pero que explota en varias direcciones, hacia el «breakbeat», el «trance» o el «deep house».

«Tenía ganas de hacer algo que dejase lo gallego en el ADN de las canciones, sin necesidad de mostrarlo en primer plano, porque ya se pudiese percibir de una escuchada», dice Baiuca en una cafetería del centro de Madrid. «Con el tiempo, he comprobado que la muñeira y la pista de baile son dos mundos que se entremezclan y que pueden coexistir, algo que, cuando yo empecé a hacerlo, nadie se atrevía. Hubo algunos intentos, pero parecía que hacía falta de alguien que abriese la puerta. Ahora hay proyectos en Galicia que lo hacen de manera increíble», dice el catoirés, que, de niño, aprendió a tocar la gaita e incluso formó parte de una formación tradicional que abandonó: «No estaba muy metido en ello, aunque formaba parte de mi vida. Posteriormente, los círculos en los que me moví tenían esa tradición un poco denostada. La verdad es que la salud de la música tradicional en Galicia es increíble, está muy cuidada, pero yo me movía en entornos que vivían de espaldas a ella. Sin embargo, tampoco asumí esas posiciones de rechazo, en absoluto. Lo que sucedió después es que me marché fuera de Galicia, estuve viendo y escuchando música de muchos lugares y, después de eso, me di cuenta de que lo que me representaba era lo de mi tierra. Ahora soy consciente de que no estaba preparado para comprenderlo hasta que no abrí mis horizontes, exploré y miré fuera y lejos», explica.

Guillán, que vive en Barcelona («pero no hay distancias con Galicia, voy cada dos por tres, y estoy además en contacto con todo el mundo», asegura), desarrolla una especie de arqueología sonora, rescata cantes tradicionales y les da nueva vida. «Más bien es una continuación de la verdadera investigación de los que saben –corrige–. Durante décadas ha habido estudiosos que fueron por las aldeas, por los pueblos, conociendo a las señoras, ganándose su confianza para que les contaran sus vidas, y que les cantaran esas canciones, y las registraron. Hay archivos sonoros de los que yo bebo. No soy el investigador que ha ido por los pueblos, aunque me habría encantado hacerlo. Sin embargo, me gusta continuar con ese legado, ir más allá, aprovechar dichas grabaciones, jugar con las melodías y darles una vuelta. Siento que, de esa manera, puedo aprovechar y reivindicar el trabajo que hizo una gente que es medio invisible», explica el músico y productor, que convierte esas muñeiras y esas coplas en verdaderos rompepistas. «En este disco sí que hay esa intención del baile desde el principio, pero yo me considero el típico productor que está en casa todo el día. No soy muy fiestero y el mundo del club lo perdí, aunque tampoco es que estuviera muy dentro nunca. Lo que sí soy es muy oyente de electrónica y por eso siempre trato de hacer temas que no solo sean disfrutables a las cuatro de la mañana», dice el músico, que tiene todo el aspecto de ratón de ciberbiblioteca.

El purismo

De lo que probablemente se librará Baiuca por no jugar con otro tipo de folclore como el flamenco es de los ataques del purismo, ¿no? «(Risas) Puede que los haya, aunque cada vez menos, no son relevantes. Lo que pasa es que un purista me podría criticar si yo dijera que hago música tradicional, pero nunca lo afirmé. Mi música se inspira en las melodías y los ritmos de mi tierra, en vez de hacerlo en estructuras anglosajonas o latinoamericanas, como hace hoy todo el mundo. Y yo creo que eso se ha entendido muy bien en Galicia desde el principio». Precisamente en Latinoamérica la música de Baiuca es bien recibida: «Sí, es algo muy curioso, pero creo que sucede porque, cuando usas elementos de percusión, hay ritmos ternarios de Galicia que están presentes en muchos lugares de América. Pero en realidad también aparecen en las tradiciones de África, en Italia... Me sucede a menudo: a cada sitio al que voy con mi raíz aparece una conexión con algo, ya sea con las voces o la instrumentación. Así es la música», remata Baiuca.