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Freddie Mercury
El delirio de Freddie Mercury que rompió todas las reglas y dio forma al himno más enigmático del siglo XX
La canción nació como un rompecabezas en la mente de un joven estudiante llamado Farrokh Bulsara. Cincuenta años después, sigue siendo un fenómeno cultural, técnico y emocional sin precedentes

En 1968, cuando aún se llamaba Farrokh Bulsara, un joven estudiante de arte en el Earling Art College comenzó a obsesionarse con una melodía dispersa que tituló The Cowboy’s Song. Nadie podía imaginar que esa idea inconexa sería el germen de una de las canciones más emblemáticas del siglo XX: Bohemian Rhapsody.
Ya convertido en Freddie Mercury y miembro de Queen, compartió con Brian May su visión de una pieza que describía como “un rompecabezas cuyas piezas no encajaban del todo”. Tras el éxito de Sheer Heart Attack, Mercury tuvo libertad creativa para perseguir ese proyecto.
Llegó a los ensayos con papeles de notas telefónicas del trabajo de su padre, los pegó sobre el piano y comenzó a golpear las teclas con una energía que, según May, “parecía más propia de un baterista que de un pianista”.
Así nació Bohemian Rhapsody, una canción de 5:55 minutos que rompía todos los estándares de la industria musical. Fue lanzada el 31 de octubre de 1975 como adelanto del álbum A Night at the Opera. El lado B del sencillo era I’m in Love with My Car, escrita por el baterista Roger Taylor.
El tema se convirtió en el primer número uno de Queen en Estados Unidos y permaneció nueve semanas en la cima del ranking británico.
La estructura de la canción, una fusión de balada, rock, ópera y glam, exigió una producción técnica sin precedentes. Queen grabó 180 pistas que fueron reducidas y mezcladas en dos cintas de 24 canales, usando métodos artesanales como el corte físico y adhesivo de segmentos. La parte operística demandó 70 horas de grabación, con jornadas de hasta 12 horas diarias durante tres semanas.
La discográfica EMI se opuso al lanzamiento por su duración, pero Mercury y su banda se negaron a recortarla. El DJ Kenny Everett la emitió 14 veces en un fin de semana, y el público la convirtió en un fenómeno inmediato. El videoclip, rodado en tres horas por Bruce Gowers con un presupuesto de 3.500 libras, se convirtió en uno de los más icónicos de la historia.
El significado de la letra sigue siendo un misterio. Mercury nunca lo explicó, aunque se han propuesto teorías que van desde referencias a Albert Camus hasta una metáfora de su transformación personal. Roger Taylor la definió como “autoexposición con algunas partes sin sentido”, mientras que May afirmó: “Si supiera de qué trata, no lo diría. Eso destruye la magia”.
Tras la muerte de Mercury en 1991, la canción fue reeditada y volvió a liderar los charts. En 2002, fue elegida por Guinness como la canción favorita de todos los tiempos en Reino Unido, superando a Imagine y Hey Jude. En 2018, la película Bohemian Rhapsody recaudó más de 900 millones de dólares y reavivó el interés global por la obra, que hoy acumula más de 1.600 millones de reproducciones digitales.
Cincuenta años después de su lanzamiento, Bohemian Rhapsody sigue siendo una obra maestra sin igual, nacida del delirio creativo de un genio que se atrevió a romper todas las reglas.
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